La urgencia de una catarsis política

Debate de Presupuestos en el Congreso.
Debate de Presupuestos en el Congreso.

Asumamos que somos meros espectadores de una representación teatral sobre los atriles diseñados para emular sofocones dialécticos, admitamos que estamos en un lugar desprotegido, desamparados ante las formaciones políticas que emergen disfrazadas de una falsa identidad y repletas de ideologías extrañas en una odisea parlamentaria absurda y sin sentido.

Es así, la derecha que se dice conservadora se establece en una posición desacorde con sus no hace muchas expectativas de diálogo razonable con partidos “afines” a sus intereses. Y es que hay cosas difíciles de comprender en el sistema político que nos ha tocado en suerte, como el partido que se dice liberal y centrista, el que se marcha a Bélgica simulando realizar a su favor una oleada de aceptación ciudadana; encaje de posturas difícil de entender, lo de ponerse delante de una ventana y estar a la vista de un cobarde sin ética ni honradez para los que le votaron en su día presumibles, hostigador de una revuelta que dejo revuelta y se marchó ligero. Con el consentimiento de la jerarquía de su partido, la que se presenta a representar a los que ha dejado boquiabiertos exhibiéndose internacionalmente al colocarse frente a una ventana al ridículo en Waterloo. Mal comienzo en pre campaña de un partido que se está ganando el papel de veleta del chalé de Moncloa.

Ahí al acecho, entrando de manera sibilina por la zona sur y dando serias muestras de estar asentado en Cataluña en alguna de sus antesalas a la irrupción en campaña electoral, se encuentra la ultraderecha venida de las catacumbas ideológicas, exhumada de arcones polvorientos y confiada en ser quienes den o quiten posibles normas, leyes o cuestiones que se salgan de su vertiente real.

Mal asunto eso de que la formación de izquierdas que hizo tambalear a los que tras ganar las elecciones en la autonomía catalana no supieron al menos hacer ruido para hacerse notar, ahora estén en líos internos, narcisismos banales y hedonismos deformados carentes de valor a la masa social que les dio su confianza cuando la crisis nos asestó un duro golpe al bolsillo, a los servicios públicos, al empleo con la Reforma Laboral, la sanidad, la educación o la Ley de Dependencia.

Lo razonable no triunfa, la lógica desaparece y los jeroglíficos de la economía se muestran impotentes a la vista de los hechos; incapaces de postergar ideologías para salir de la deuda exterior contraída, son opuestos por sistema, incapaces de colaborar por el bien de la mayoría social del país y exigentes en cuánto a todo lo que consideren pueda servir de contrapunto a su inmediato perseguidor. Es decir, que seguimos luchando en favor de nuestros derechos y, por el contrario, los partidos políticos y sus maximos representantes lidian en los de su propio beneficio.

La única esperanza que nos queda espero este lejos del nepotismo, (tráfico de influencias) y alejada de cualquier síntoma de ilegalidad consentida o carente de fundamentos que se salgan del provecho de la sociedad; en definitiva, conseguir que desaparezcan algunas de las corrupciones de la política, un riesgo al que hemos estado expuestos desde hace décadas, por no decir siglos y que sin embargo, son ahora cuando nos damos cuenta de la escasa honradez y falta de limpieza institucional de nuestros representantes políticos una vez terminada su agradable etapa desempeñando un cargo ostentoso y lucrativo para después pasar a ser un retirado de lujo en los Consejos de Administración de la empresa privada, cobrando por todos los lados a costa de la escasez de recursos que dejaron atrás en sus “operaciones políticas”.

 

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