Uribe y el Centro Democrático: los molinos de viento

En el capítulo VIII de “El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”, éste y su escudero, Sancho Pansa, se topan en otra de sus aventuras con los molinos de viento. Para Don Quijote, estos molinos son desaforados gigantes con los cuales debe luchar para extirpar la mala semilla de la tierra; para su fiel escudero, estos son solamente molinos de viento. A pesar de las advertencias que le hizo su fiel escudero, con relación a que no existía duda de que eran molinos de viento, la realidad que percibía Don Quijote se impuso y acometió contra esos gigantes. Éste, terminó rodando y maltrecho tirado en el campo. Su fiel escudero que, acudió a su socorro, le recuerda que ya le había advertido que no existían gigantes y que sólo eran molinos; a lo que Don Quijote, después de callarlo, respondió:

“(…) las cosas de la guerra más que otras están sujetas a continua mudanza; cuanto más, que yo pienso, y es así verdad, que aquel sabio Frestón que me robó el aposento y los libros ha vuelto estos gigantes en molinos, por quitarme la gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene; más al cabo al cabo han de poder poco sus malas artes contra la bondad de mi espada.”

Esta lucha contra los molinos de viento, es una metáfora que hoy le sirve a Colombia para sintetizar el conflicto que viven los miserables, los pobres, los marginados, los que no pertenecen a una buena clase social, los que no son gente de bien, los vándalos, los nadies2 , las víctimas del conflicto, muchos exiliados como yo, los que sobran y en general muchos Colombianos; contra un adversario como lo es el Centro Democrático y especialmente el presidente de ese partido, el Führer, Álvaro Uribe Vélez.

Este adversario, como un molino, había tenido el viento a su favor durante décadas, logró recaudar, generación tras generación, montañas y montañas de dinero para sí, para sus hijos, sus familias y sus agentes del mal; dinero que la mayoría de las veces ha estado ligado a fuego5 con el poder y que ha privilegiado los beneficios económicos, socavando los valores esenciales de la humanidad. Este adversario, que muele y tritura a Colombia, y arroja al país millones y millones de seres humanos desiguales, hace parte del 10% de los pocos colombianos que tienen concentrada el 80 % de las riquezas.

No es un secreto que por eso están en el poder, impidiendo los cambios fundamentales en la distribución de los recursos: como lo es una reforma agraria justa, una reforma tributaria que le cobre a los más ricos y le quite sus exenciones, o una reforma a la Seguridad Social y su Sistema General de Pensiones, que busca arrebatarle de las garras de los buitres de los grupos financieros, los fondos privados. No se debe olvidar que, como dicen los expertos, estos fondos de pensiones y cesantías constituyen uno de los mejores negocios del mundo, pues sin mover un dedo, mensualmente les llueven 3.3 billones de utilidades. Todo esto lo hacen sin informar en donde tienen sus inversiones, si son de alto, mediano o bajo riesgo, pero a nosotros los dueños del dinero, siempre nos abonan los intereses más bajos. Fui uno de esos engañados que creyó en el rumor de que Colpensiones iba a quebrar no me traslade y me quede en un fondo privado, Porvenir, cuyo rapaz dueño es Luis Carlos Sarmiento Angulo, el cual se queda con el 4% anual de comisión de los rendimientos del ahorro de sus clientes, al tiempo que obtiene un promedio de rentabilidad del 7% anual y a veces más, según investigadores de los servicios de información más serio de U.S.A.

Tampoco podemos olvidar que, Álvaro Uribe Vélez fue el ponente de la ley 100 de 1993 que entregó la salud a las EPS y las pensiones a los grupos financieros convirtiéndolas en grandes negocios. Mientras este adversario ostente el poder, seguirá reclamando para sí y para los suyos la concentración de la riqueza que siga perpetuando su estilo de vida y su posición en la sociedad.

Don Quijote de la Mancha, el caballero andante, ideado por Cervantes, hoy representa el idealismo, la aventura, la lucha por las causas nobles en un escenario de lucha como Colombia en contra de molinos de viento, como es el Centro Democrático de Uribe y sus seguidores. No podemos renunciar a la obligación jurídica y moral de corregir las injusticias de este mundo, pues en el otro, Dios se encargará de ellos.

Hoy los colombianos que hacemos parte de los que sobran, Como Don Quijote, debemos - a través de mecanismos democráticos- callar las voces de aquellos que nos quieren quitar la gloria de su vencimiento con sus malas artes; y debemos aprovechar que el viento sopla en sentido contrario y ha trabado el eje que mueve las aspas del molino Uribista. “No puede impedirse el viento, pero hay que saber hacer molinos” y Petro y Francia Márquez son un buen molino.

Para aquellos que al igual que Sancho Pansa no están cursados en eso de las aventuras de la política, tienen una visión de la realidad descarnada y desprovista de maravillas a la que han sucumbido, y el miedo les hace pasar de largo sin deseo de transformar lo que ven; les pedimos sus oraciones en el espacio, pues nosotros -al igual que el Hidalgo, pero con la certeza de nuestro triunfo- entraremos con esos molinos Uribistas en una fiera y desigual batalla; porque “Cambiar el mundo, amigo Sancho, no es ni utopía ni locura, es justicia”.

 

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