La vida humana no tiene ningún valor

Con motivo del anuncio, hecho por el Gobierno Central, sobre la aprobación de la ley que permita la investigación con embriones humanos, en un medio de comunicación de gran difusión se publicaba, en forma de carta, el siguiente documento: “Por fin ahora, con la aprobación de la nueva ley, ya tenemos trabajando al doctor Soria en su laboratorio de la Universidad de Alicante. Ahora sólo nos queda que la gente se conciencie para donar sus embriones congelados que en un principio estaban destinados a la fertilización in vitro. Hay pocos donantes. En España hay miles de estos embriones congelados en diferentes clínicas y hospitales. Queda sólo por hacer un llamamiento a todos aquellos que puedan ser donantes. Así de fácil es. La investigación con células madre se realiza para curar. Para nada más".

Al leer la carta me vino a la memoria el libro de Helga Schneider, "Lasciamini andare, madre" en italiano, "Deixa'm, mare" era el titulo de la edición en catalán que yo leí. En el libro, publicado en el año 2001, Schneider reproduce una larga conversación con su madre, una austriaca que durante la segunda guerra mundial fue militante activa de las SS y había desarrollado papeles de responsabilidad nazi (represión) en diversos campos de concentración para mujeres.

En un momento Schneider pregunta a la madre sobre los experimentos que con mujeres hacían en los campos de concentración, experimentos en los que necesariamente morían, algunas de muerte cruel. ¿No sentías compasión por aquellas conejitas de Indias humanas? La madre responde. "No, aquellas no merecían ningún tipo de pena, por que era para el bien de la humanidad".

La hija, extrañada de la respuesta dice "¿Quieres decir...?. Respuesta a la gallega de la madre ¿Es que la ciencia no actúa siempre para el bien de la humanidad? Pregunta con énfasis".

En otro momento, la madre comenta haciendo la pregunta. "¿Los experimentos sobre generación de los músculos o sobre los transplantes de huesos, no eran interesantes? Para cualquier miembro de las SS, los hombres y mujeres de otras razas eran inferiores, si se trata de judíos, dice la madre de Schneider 'no tienen ningún valor'".

Si tenemos en cuenta que los embriones humanos son personas humanas en estado embrionario, independientemente que se encuentren congelados o en desarrollo, la carta comentada se diferencia muy poco de la opinión de la madre de Schneider, y es que, desagraciadamente, para muchos de nuestros ciudadanos, militantes cientistas o otros istas, la vida humana "no tiene ningún valor".

 

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