La violación de De Juana

El perdón del Estado de Derecho y de las víctimas requiere como paso previo el arrepentimiento para el camino de la reinserción. ¿No es este el auténtico debate que nos permitiría seguir teniendo leyes garantistas sin sonrojo? Garantismo, tanto para los criminales como para sus víctimas.

Estimado Director: de asesino múltiple de 25 personas a estrella mediática internacional, este nuevo David Blaine de la huelga de hambre chantajista. Sus fuerzas no flaquean para ser entrevistado por The Times, ni para mantener el pulso chantajista al Estado de Derecho: libertad total o huelga, sin medias tintas.

Al mismo Zapatero que dijo que él apoyaba el llamado proceso de paz, le pide ahora De Juana que lo reanude poniendo como elemento sobre la mesa el atentado de Barajas. ¿Arrepentimiento? Ninguno. Ese derecho del arrepentimiento, el de haberlo conocido nunca podrán tenerlo sus víctimas desde sus tumbas. Arrepentimiento es el que exigirían las leyes de reinserción adaptadas a la Constitución, para cualquier beneficio penitenciario obtenido de sus casi 3.000 años de condena.

El eterno retorno nietzscheiano del que está más allá de la muerte, primero la de los demás por supuesto, es su lucidez del superhombre de su imaginario mundo. La muerte como piedra filosofal de su existencia, que cambia el orden natural del mundo. El reto a la muerte -columna vertebral de su vida- que hace en esta huelga, le ilumina en su paranoia. "¿Puedes culpar al reprimido de las acciones del represor? ¿Puedes culpar a la violada de las acciones del violador?", dice este portaestandarte del terrorismo ante su posible muerte.

Su intento de hacerse ver en el mismo papel de las violadas, es otro de su más repugnante literatura de la que es aficionado. ¡La violación de De Juana! En la naranja mecánica mediante expeditivos métodos se reciclaba al criminal, del que nuestro sistema garantista presume de reinserciones imaginarias.

El perdón del Estado de Derecho y de las víctimas requiere como paso previo el arrepentimiento para el camino de la reinserción. ¿No es este el auténtico debate que nos permitiría seguir teniendo leyes garantistas sin sonrojo? Garantismo, tanto para los criminales como para sus víctimas.

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