La visceralidad del patriotismo español en el Mundial

Por desgracia, más que patriotismo me parece una muestra de la visceralidad con que se viven las nuevas idolatrías entre las cuales y a falta de ideales colectivos más nobles el fútbol ocupa un lugar destacado.

Ni que decir tiene que me alegran los éxitos en el Mundial de fútbol de nuestra selección nacional a la que felicito efusivamente. Y no me disgustan en absoluto la profusión de banderas, y de los colores de la misma que animan a nuestros jugadores y que celebran sus triunfos. Pero deducir de ello que se trata de algo más que una mera fiebre deportiva y que pone de manifiesto la expresión orgullosa de pertenencia a una comunidad -en este caso la española- es algo de lo que no estoy tan seguro.   Por desgracia, más que patriotismo me parece una muestra de la visceralidad con que se viven las nuevas idolatrías entre las cuales y a falta de ideales colectivos más nobles el fútbol ocupa un lugar destacado.   Con esto no quiero decir que esté en contra de este deporte y ni mucho menos de nuestra enseña nacional. Por supuesto que prefiero que sea la bandera española la que aparezca en vez de la republicana o de las que expresan cualquier tipo de separatismo.

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