¿Estás vivo o eres un zombi?

En la vida existen muchas clases de personas. Y para clasificarlas, también hay muchas categorías. Pero una división, la más simple, es la siguiente que podemos aplicarnos todos: ¿Transmites alegría o tristeza? O lo que es lo mismo: ¿Estás activo o extinto?

Ser optimista es lo mejor por un doble motivo: Porque le alegra la vida a uno mismo y porque ser positivo es una cualidad que atrae a la gente. Así, el optimista vive más feliz por sí mismo, porque todo lo ve de color rosa, y porque está más arropado por los demás, lo que también contribuye a la felicidad.

Un buen consejo general es rodearse de gente feliz, acercarse a ellos, dado que la ilusión y la euforia se contagian; al igual que también se traspasa el pesimismo y la pesadumbre. De esta primera recomendación se deriva otra: Procurar ser más animado. Y para ello, el truco está en compartir las alegrías en público, y dejar las tristezas en la intimidad de los más cercanos. Por supuesto que es más fácil estar eufórico si la vida nos sonríe, pero el verdadero mérito reside en superar las desventuras con ánimo y jovialidad.

 

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