Antonio Resines, director de la Academia de Cine

“El capital privado cree en el cine español porque hemos pasado la etapa de los mensajes políticos en galas con audiencias brutales”

Antonio Resines asume hoy la presidencia de la Academia de Cine. Después de 35 años de mili entre la gran y la pequeña pantalla, deja el mando en funciones y asume el papel protagonista en ‘Cine español: no somos un lobby, somos unos profesionales’. Con Gracia Querejeta y Edmon Roch. Ya en cartelera.

En el despacho de la Academia, leyendo la revista de la Academia. En la entrevista, Antonio Resines es un actor académicamente correcto.
En el despacho de la Academia, leyendo la revista de la Academia. En la entrevista, Antonio Resines es un actor académicamente correcto.

90 películas y unas cuantas series. Jamón de Los Serrano. Desde hoy, director de la Academia de Cine de España. Tragicómico de mala leche. Buenagente. Buscavidas. Cítrico. Entre cura y ladrón. Su última serie está en el microondas. Parón, y recalentamiento para el verano. Aquí paz, y después, gloria. No es un chico Almodóvar, pero vuelve ahora para dirigir a Penélope Cruz en La reina de España. Podría ser Manuel Chaves u otro calvo de la Lotería. Huele al Alfredo Landa del futuro. De entrada, es el vecino más próximo de Génova 13 y se prepara para hacerse amigo de Wert. Desde hace casi cuatro décadas, en los mejores cines: nuestras casas.


Escena 1. Entrada.

Estamos en la Academia de Cine de España. Zurbano. Un Goya gigante nos da la bienvenida. Guiña el ojo de bronce. Escaleras. Recepción. ¿Chusa? Y Chusa –la jefa de de prensa mejor caracterizada de las salas de prensa de España- sale como una pila.

Aparece Antonio Resines con muletas. Le vemos de frente cuando dobla la esquina. ¡Buenos días! Ascensor. Tercera planta. Despacho presidencial.

Descripción del personaje principal

Antonio Resines es lo que es. Después de más de 100 personajes, cualquiera se aclara. En cualquier caso, Resines es hoy presidente de la Academia más que actor del ramo. Simpáticamente inescrutable. Inescrutablemente irónico. Irónicamente respondón. Quizás en un bar sería el Resines del DNI y todo sería más directo…

Tenemos 30 minutos para este metraje. 30 minutos. Luces. Cámaras. Acción… Reacción. Grabando.

Escena 2. Retrato a contrarreloj

¿Está usted cómodo en despachos como este?

Bueno, en realidad por este despacho paso poco. No lo utilizo como despacho profesional. En sentido figurado sí estoy a gusto, porque es el despacho del presidente de la Academia y estoy a gusto en la Academia. Lo del cargo tampoco es tan importante.

 

Es usted el cuarentón-cincuentón –y en breve sesentón- corriente de la vida misma de nuestro cine. ¿Es verdad que en el cine acaba triunfando más lo extravagante?

Hay de todo. Quizás para los premios guste más lo extravagante, pero tampoco. No hay etiquetas de triunfos. Al final, el éxito depende de muchas circunstancias.

¿El español medio se ríe tan bien de sus desgracias?

Creo que sí. Si no, ya me contarás qué hacemos aquí con la que está cayendo desde hace unos años, y últimamente más… Es mejor reírse un poco para no llorar…

Ha sido usted un cuarentón castrado, un viudo con un hijo rarito, un cincuentón con crisis matrimonial, un director de cine fracasado… Más allá de la pantalla, ¿cómo va usted de autoestima?

Pues muy mal… Después de ese recorrido… ¡No! Más o menos bien…

Y en esas, se convierte usted en líder de la Academia de Cine en un momento boyante. ¿Cuáles son sus objetivos para que el viento siga soplando a favor?

Yo vengo de la candidatura pasada, y vamos logrando una cierta estabilidad para avanzar. En cualquier caso, la Academia no es una sólo persona, aunque alguien tenga que dar la cara, y ahora me ha tocado a mí. Nuestra intención es mantener el legado recibido y trabajar para que se asiente más. Que tenga más capacidad económica para hacer más cosas.

Con respeto a las novedades de este mandato, que comparto con Gracia Querejeta y Edmon Roch, queremos conseguir una relación más directa y más fluida con la Administración. Estamos en ello. Además, queremos arrancar con la memoria del cine español, en colaboración con la SGAE. Se trata de dar a luz un archivo histórico de todo lo que tiene que ver con el cine español, de tal manera que esté accesible al público.

Nos gustaría conseguir tener más relación con los temas de educación, porque pensamos que lo audiovisual debe estar presente, al menos, en la educación primaria.

Cuando no se han hecho más cosas hasta ahora es porque teníamos problemas económicos complicados. Ahora que la situación es mejor, al menos para la Academia, dudo que sea igual para muchos españoles, vamos a poder afrontar más cosas que tenemos en la cabeza.

¿Están a gusto los académicos? ¿Participan?

Sí, pero también se puede mejorar en eso. Somos 1.200 personas y entre todos tenemos que ver cómo aprovechamos más la institución. Aun así, pienso que, en general, la gente está contenta.

Le toca a usted el 30 aniversario de los Premios Goya. ¿Quién cree que se merece el Goya de Honor en este cumpleaños redondo?

Muchos… Pero en la Academia manda la asamblea y después la junta directiva. Todo eso se consensua y se vota. Yo tengo mis candidatos, pero no los puedo decir…

¿Ni siquiera me puede adelantar una terna?

Yo tiraré para casa… Para el mundo de los actores, me refiero…

La Academia pondrá en marcha una fundación para tener más recursos. ¿El mundo privado cree de verdad en el cine español?

Estoy convencido. El problema ha sido que en algunas galas, por circunstancias respetables, se abordaron temas ajenos a la profesión, o no… La cuestión es que ya hemos pasado esa etapa…

¿O sea, que el capital privado se alejó cuando vio que se politizaban los Goya?

Bueno, supongo que habrá gente a la que no le apetecía que su marca se identificase con mensajes políticos en unas galas con una audiencia brutal… Pero eso ya ha pasado, al margen de que cada uno siga opinando lo que le dé la gana. Los patrocinadores para la trigésima edición de los Goya y del siguiente año serán los mismos de 2015. Han visto que la inversión en los Goya funciona. Están a gusto, y apuestan.

Leo en Wikipedia que ha hecho usted unas 55 películas…

No, no, no, no… Los de Wikipedia no tienen ni puta idea. ¡Ponlo, ponlo! He participado en 90 películas.

¿Y está orgulloso de todas?

Hombre, no me voy a suicidar… Bueno, hay de todo. Más bien, estoy contento de haber aguantado la pedrada de más de treinta y tantos años… Pero entiendo que tengo películas mejores y peores, como en botica.

¿Sabemos apreciar el trabajo de un actor, o sólo de los que se venden?

Probablemente, no como algunos se merecen. Ser conocidos no siempre significa ser mejor actor que otros. La fama depende de muchas circunstancias. Hay gente muy buena que no tiene una gran exposición mediática. Pero los talentos siempre afloran, a veces tarde y mal, pero acaban saliendo… De todas formas, creo que el respaldo del público indica algo, lo cual no quiere decir que seamos unos genios los que somos más conocidos. El mérito, al final, siempre triunfa.

¿Qué papel desea con todas sus fuerzas?

El siguiente. En concreto, mi papel en la segunda parte de La niña de tus ojos, que se llama La reina de España.

Después de tantas series para la televisión, dígame con franqueza. ¿Las series ayudan en la carrera de un actor, o son sólo puntos de aprovisionamiento durante la maratón de un artista?

¡Qué bonita imagen! No, hombre, las series ayudan mucho a la carrera de un actor. Además, tienen la ventaja de que amplifican tu imagen y socializan tu trabajo.

¿Qué pasa con Aquí paz y después gloria?

Pues que no se emite, y que los capítulos que están grabados creo que saldrán en verano. Tendrá una segunda oportunidad.

¿Las teles se cargan sin piedad el cine sometiéndolo todo exclusivamente al share?

Esta pregunta tiene trampa, hay que tener cuidado…

No. Ahora mismo, las televisiones son una pata fundamental para producir cine. La convivencia tiene que ser mejor, pero, al margen de imperativos legales, el cine necesita a la televisión, y viceversa. Las televisiones se han convertido en productoras, y tiene que ser así, porque nuestra industria es muy inestable y hace falta que todo el que pueda eche una mano.

¿Qué tiene usted de Paco, y que de Ángel?

Estoy justo en el término medio. Ni soy un chorizo-jeta-apañao como Paco, ni soy un santo varón, como Ángel.

Le queda bien el traje de sacerdote, y se ve que interpreta usted el papel con un cierto cariño por el clero. Lo de ser un niño de El Pilar no se olvida, supongo…

Es que tengo estudios… Yo quería llevar sotana, pero me dijeron que eso ya no se llevaba… Sí, hay cariño al clero. Y lo del Pilar deja muchísima huella, no te puedes ni imaginar…

No sé si me lo dice usted en serio…

¡Hombre! Por supuesto…

¿Paco es del PP?

Paco es un jeta, más que del PP. Lo cual no quiere decir que los del PP sean jetas… Paco es de su padre y de su madre, el resto le importa un pito…

Y Ángel, ¿de Podemos, o de Ciudadanos?

Estaría más cerca de Podemos.

Y Resines, ¿cree en la política después de tantas películas?

Aunque no crea en la política, la cosa es que nos afecta a todos. Pienso que el ejercicio de la política es una actividad magnífica, aunque, como en las películas, haya políticos buenos, malos, y regulares.

La vida del pequeño Nicolás dentro de 40 años. Le veo en ese papel…

¡Ni harto de vino!

¿Usted cree en el cine con valores, o eso es para sus homilías de la serie?

Con valores morales sí, sin entrar en detalles. Hay cánones que entiende todo el mundo, seas religioso o no.

¿Detrás de las cámaras hay buen humor, o la tensión lo tensa todo?

Depende de la situación, pero en general, sí. Para estar en esta profesión hay que tener sentido del humor, porque si no te pegas un tiro. Te la juegas todos los días.


Dice usted que lo suyo es la tragicomedia. ¿Llora usted bien?

Impresionantemente. Lloro con una facilidad asombrosa.

¿Sus papeles tienen el sufrimiento aprendido de casa?

Sí. Por supuesto. Yo en casa sufro muchísimo…

Me refiero a su vida...

Para interpretar unas historias tienes que saber de qué van las cosas. Eso no quiere decir, por si me sales por ahí, que si eres un asesino tengas que matar a nadie, porque luego hay gente que se toma todo al pie de la letra…

Yo no voy a pillar, ¿eh? Me interesa sólo saber quién es usted, qué piensa, como actor español, y como presidente de la Academia…

Sí, sí…

¿El Resines que actúa es cínico, o es que es incorregible?

Tirando a cínico.

¿Y en la vida real?

A veces.

¿Cree usted que le tomarán en serio en la Academia?

Tengo mis dudas… [se ríe] Quiero pensar que sí… Es posible que se cachondee alguno, pero tampoco me importa…

Primera escena. Va usted al despacho de Wert a presentar sus credenciales. ¿Por dónde iría ese primer diálogo oficial?

Pues nada. ¿Qué tal está, José Ignacio? -porque lo de Nacho ya se lo han dicho-… Y hablaríamos sobre los problemas del sector.

¿Y la primera cuestión sería lo del IVA, o eso ya está hecho?

No. Lo del IVA no está hecho. En absoluto. Esa, y algunas cuestiones más… Todas una detrás de la otra…

Siendo tan vecinos de la sede del PP, ¿no tienen mucho trato?

Bueno, coincidimos en el garaje, nos saludamos, y poco más… ¿Has visto Los hombres del presidente? Pues eso. Nos encontramos en el garaje. Sale Rajoy. Salgo yo. Y hablamos de nuestras cosillas…

¿Pero hay o no relación real con Génova?

Sí, claro. Y desde hace un tiempo, una relación muy buena.

Después de años sin ir al cine, nos hemos animado a volver a las salas. ¿Nos espantó el bodrio, o es que la crisis era muy profunda?

La asistencia al cine se ha mantenido siempre, aunque ha habido un repunte este año, porque las películas han conectado con el público, lo cual no quiere decir que sean mejores, o peores que las de otros años. Pero esto ha pasado otras veces. Es verdad que en esta ocasión los ingresos por cuotas de pantalla han sido altísimos.

En Francia, que siempre ha sido nuestro ejemplo de cómo cuidar el cine, también ha habido récord de recaudación este año. Es curioso. Pero, vamos, son circunstancias que ojalá se vuelvan a repetir. En 2015 la cosa amenaza con ofrecer otra muy buena cosecha.

¿Usted cree que Ocho apellidos vascos es para tanto?

Sí. Es un fenómeno, como Intocables, la de los franceses. No es previsible. ¿Por qué conecta una película con el público de esa manera? Porque es de una eficacia brutal. Te partes desde el primer momento. La gente oye que es muy divertida, y se produce un fenómeno de difusión masiva.

Este año ha sido Ocho apellidos vascos, El niño, La isla mínimaRelatos salvajes es otra película en coproducción que ha funcionado de maravilla… Han sumado entre todas.

¿Qué tiene Dani Rovira de Antonio Resines?

Nada. Es mucho mejor que yo.

¿Ese puntillo de cómico antihéroe, quizás?

No. Yo no he hecho nunca lo que hace Dani. Ni monólogos ni nada de eso. Él es un tío absolutamente original.

¿Usted tiene algo de chico Almodóvar?

No. Pero hay que decir que fui actor protagonista en el primer largo de Álex de la Iglesia, Acción Mutante, que está producido por Almodóvar. Pero nunca he trabajado con él como director.

Arranca en breve La reina de España. ¿Por dónde van sus sueños profesionales cuando piensa en otro rodaje con Trueba?

Estoy convencido de que va a ser un peliculón, porque el guión es muy bueno, y la historia es magnífica. Volver a juntarnos 18 años después de La niñas de tus ojos desde principios de año va a ser una maravilla.

¿Por dónde irán las claves de su papel?

Pues retomo el del director Blas Fontiveros, que vuelve a aparecer en España 18 años después, tras la Segunda Guerra Mundial. Ahí empieza la historia.

18 años justos hace desde que le dieron su primer Goya. ¿Espera un segundo?

Yo ya voy a por el Goya de Honor… No, hombre, ¡ojalá! ¡Con que me nominen, me conformo!

¿El cine español tiene algo de inocente?

Sí, porque se hace con mucho esfuerzo, ganas, ilusión… Sí, tiene algo de esa inocencia infantil… Sería estupendo que estuviera más asentado. Sinceramente, a mí me parece que el cine español está muy bien. Todos los años salen películas estupendas.

¿Cuál ha sido su papel más incómodo?

Los más complicados son los que te implican emocionalmente. De incomodidad física me han tocado unos cuantos. Para mí es más llevadero hacer una comedia, si funciona bien. Los dramas me ponen de los nervios, aunque hay que hacerlos, y los resultados no me parecen malos.

¿El cine español ha sido tradicionalmente machista utilizando a las mujeres como objetos de deseo?

En una época, bastante.

¿Demasiada teta al aire como para valorar en serio el arte cinematográfico made in Spain?

No. Aquello fue porque después de 40 años de censura la gente quería algo más, pero nada especial…

¿No desvirtúa en algo la seriedad de nuestro cine haber estirado el chicle por esa parte?

No creo.

¿Echa de menos trabajar con Belén Rueda?

¡Mucho! Me encantaría que volviéramos a trabajar juntos.

Usted que ha interpretado todos los roles de padre de muchos tipos de familia, ¿cree en la familia, a pesar de los pesares?

Muchísimo. No entiendo la familia como algo canónico, sino en sus múltiples variedades. La gente que se quiere y se junta por algún motivo me parece admirable.

¿Cuál es la injusticia que más le hace perder los papeles?

Todas. Sobre todo, las que hacen relación a la infancia y a las mujeres.

Preside la Academia ahora un señor eminentemente práctico, quizás menos teórico. ¿Ha habido demasiada ideología dentro de esta casa como para ser artistas libres?

No. Somos 1.200 y hay mucha libertad. Pero la expresión de la ideología por parte de uno o varios actores no tiene nada que ver con esta institución, que es apolítica según sus estatutos.

Quizás la percepción desde fuera ha sido diferente…

No. Si acaso, de una parte de fuera, nada más. No somos un grupo político ideologizado, ni un lobby.

Tiene usted un parecido interesante con el ex presidente de la Junta de Andalucía. ¿Se ve usted interpretando a Manuel Chaves?

Bueno, es que en verdad, el que montó todo el fraude de los ERE fui yo… Chaves estaba de tapadillo… De todas formas, una cosa importante: es él quien se parece a mí, y no al revés…

¿Se ve en un anuncio de la ONCE?

¡Claro! Lo estoy desando.

¿Los calvos estamos discriminados?

Sobre todo yo, que estoy más calvo que tú… Pero somos gente encantadora.

¿Un maestro de la comedia se ríe mucho de sí mismo?

Mucho.

¿Es feliz haciendo cine?

Muchísimo.

¿Para qué tiene vergüenza?

Últimamente, para casi nada.

¿Es tímido en la intimidad?

Muchísimo.

Le he visto promocionar sus series o películas en las televisiones, participando en programas de un estilo a veces chusco. ¿Le cuesta estar en ese ambiente por necesidades del guión?

A mí no me hacen preguntas raras…

¿Se ve haciendo papeles de José Luis Vázquez y Alfredo Landa dentro de unos años?

Ojalá. ¿Lo dices por lo de las suecas?

No. Lo digo por su papel medio de español normal, y un poco desgraciado…

Ya me hubiera gustado a mí que me hubiese tocado estar en Los santos inocentes… Me hubiera gustado ser tan buenos como ellos.

¿Hemos tratado bien su trabajo desde los medios de comunicación?

En general, sí.

Escena 3. REBOBINANDO

En esta entrevista de acción las cosas se dicen muy rápido. A primera vista, Resines es el protagonista principal convertido al discurso políticamente académico. Dudas. Puntos suspensivos. Idas y venidas. Se nota. No quiere molestar a nadie. Ni yo tampoco.

Aunque ha sido vicepresidente, o quizás por eso mismo, este Resines no quiere tropezar con un titular indeseable. Y le explico que yo no busco la zancadilla… Pero no consigo su confianza. O sí. No sé. Quizás él confíe así.

En cualquier caso, él, su actitud y las muletas, son una imagen a la que le doy vueltas. El cine español. Mil veces asaeteado por los dimes y diretes. Fuera y dentro. Y ahora, prudentemente distante. Con reparos. Un mundo maravilloso, demasiado lastrado por palabras, pancartas y gritos que no estaban en el guión, respira ahora de otra manera.

El cine viene con muletas después de este año de trasplantes de taquilla, de rótulas revisadas, y de tendones dispuestos a comerse el mundo. Y el apoyo es unánime para que esas piernas anden, y corran, y vuelen. Las ideas mueven más que la ideología.

Resines es humano. Muy humano. Ni estrella, ni leches. Hoy, sólo, es don Prudencio. El cargo modera la libertad de expresión. Y eso, en un mundo como la Academia, y el cine, y el arte, en realidad es una buena noticia. Que las frases inoportunas las carga el diablo, y los artistas son muy suyos. Las alfombras, rojas, pero limpias. Y quietas. Entiéndase…

En cualquier caso, Antonio Resines: Premio al Actor Español que Más Se Moja Por La Vía de los Hechos. Porque esta Academia no da un duro y quita mucho tiempo. Amén.



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