La Mirada Crítica

Automóviles cada vez más potentes (I). Surge la pregunta del millón

Lo de la pregunta del millón no deja de ser un tópico típico o un típico tópico, porque en realidad existen multitud de preguntas que responden a esta denominación.

Automóviles cada vez más potentes (I)
Automóviles cada vez más potentes (I)

Automovilísticamente hablando, el mercado ofrece cada vez modelos más potentes, desde los compactos deportivos hasta los deportivos puros, sin olvidarse de las berlinas y de los SUV de alto rendimiento. 

 

Cada campo del saber, de la tecnología, de las humanidades, del automóvil en cada una de sus mil y una áreas, y de la infinidad de materias y disciplinas que rodean al ser humano siempre tiene esa (cuando no varias) cuestión complicada, comprometida, inverosímil, molesta... que responde al nombre de  «pregunta del millón».

En todas las categorías de vehículos y segmentos de mercado se viene produciendo de un tiempo a esta parte una escalada en la cifra de potencia que se ha trasformado en tendencia. Una tendencia que no solo afecta al universo de los coches de lujo, pues la gama de cualquier vehículo utilitario (segmento B) suele estar coronada por una potente versión de carácter marcadamente deportivo. Hecho que afecta a la mayoría de marcas generalistas, y como botones de muestra, el Renault Clio Renault Sport Trophy (220 CV) o el Opel Corsa OPC (210 CV).

Pero la realidad es que, en la práctica, tanto el accesible utilitario de carácter racing como el pura sangre con más de 500 CV no pueden hacer uso  de su tremendo potencial dado los restrictivos límites de velocidad vigentes.

Una vez más, la última edición del Salón del Automóvil de Fráncfort, celebrada el pasado mes de septiembre, constituyó un perfecto escenario en el que se mostraron superdeportivos como, el nuevo Bentley Continental GT o el Lamborghini Aventador S Roadster.

Vuelve a surgir, de nuevo, con más fuerza si cabe, la pregunta del millón que se hacen o que hacen tanto los aficionados al automóvil como los neófitos. Una pregunta que aflora en forma de duda en torno al sentido que tienen o pueden tener deportivos de calle con 700 CV de potencia si luego no se puede correr. Pero siempre hay respuesta e, incluso, respuestas para tan contundente cuestión.

Los privilegiados que pueden adquirir uno de estos preciados vehículos lo suelen hacer, en primer lugar, porque son aficionados a los coches,  lo mismo que millones de ciudadanos en todo el mundo que no tienen tan desmesurado poder adquisitivo.

Al fin y al cabo hay otros que, por ejemplo, gastan su fortuna en obras de arte. Los aficionados a los automóviles aman, desean adquirir estos vehículos exclusivos porque son  auténticas obras de arte sobre ruedas, además de auténticas obras de ingeniería.

El fin último de cualquiera de estos supercoches  va mucho más allá que, el mero hecho de salir a carretera y exprimir al máximo todo su potencial. Pasa por disfrutar de su conducción, sentir las sensaciones  que produce sentarse tras su volante y, en última instancia, el placer añadido que supone tener en el garaje una pieza exclusiva. Aunque dependiendo del perfil del propietario, el orden de las anteriores premisas puede verse alterado.

 

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