La Mirada Crítica

Tertulias y contertulios. A opinar toca

Hartan un poco. Parece que no existen más que ellos. Se trata de esos contertulios, tanto radiofónicos como televisivos, que siempre son los mismos.

Tertulias y contertulios
Tertulias y contertulios

No solo se otorgan la facultad de opinar sobre cualquier tema, además no se sabe muy bien por qué tipo de influjo tratan de sentar cátedra en cuestiones sobre las que no tienen la más mínima idea.

Manuel Reyes

Se suele decir, no sin motivo, que la ignorancia es muy atrevida. En el ojo del huracán aparecen, una vez más, tanto el automóvil como la seguridad vial. Temas muy complejos que requieren un tratamiento serio, responsable y, sobre todo, conocimiento.

Todo el mundo tiene derecho a opinar, una facultad derivada del principio sagrado de la libertad. Pero de la misma manera que la libertad individual termina donde empieza la del prójimo, no todas las opiniones deben tener el mismo peso, aunque si respeto.

En el campo del automóvil, los contertulios especializados en política, en economía o en derecho, hablan de límites de velocidad, de seguridad o de sanciones, entre un amplio glosario de cuestiones. Por supuesto no saben lo que es un ABS o un control dinámico de estabilidad (ESP).

A lo sumo han oído hablar de ellos. En su guión no entra ni el saber para qué sirven. La gran paradoja es que muchos de ellos han acudido al estudio en taxi, y no por comodidad o por la dificultad en encontrar ese ansiado hueco donde aparcar, sino simplemente porque algunos no tienen carné de conducir o no conducen. Lo triste, más bien nefasto, estriba en que estos programas tienen muchísima audiencia e influyen en un público no muy formado.

Pero no hay que escandalizarse en exceso por este motivo. No se trata de pretender que el ciudadano tenga que ser necesariamente un experto, un aficionado al automóvil o al deporte del automóvil. Cada uno es muy libre de escoger sus aficiones en función de sus gustos, sin embargo “culturilla” automovilística significa otras cosas.

Es saber por qué me vibra ligeramente el pedal de freno cuando el asfalto está muy deslizante y no asustarse por ello, qué hacer cuando se produce el aquaplaning o poner unas cadenas. En definitiva, unos conocimientos básicos que deberían poseer todos los conductores para una utilización segura, responsable y sin sustos de su vehículo, con independencia de la satisfacción personal que procura aquello del saber no ocupa lugar.

Tampoco hay que echar toda la culpa a los tertulianos. El papel que juegan los grandes e influyentes medios de comunicación hace que acaparen la mayor parte de esta culpa.

La televisión y sus contenidos, de fácil asimilación para todos, llega a todo tipo de usuarios. Proliferan los llamados programas basura, curiosamente los de mayor audiencia. El automóvil y la seguridad vial son como las cenicientas de las grandes cadenas de televisión, salvo excepciones. Además ejercen de chivos expiatorios en los informativos. En estos espacios hablar de coches es hablar de accidentes. Luego pasa lo que pasa.

 

Todavía recuerdo, y ya han pasado muchos años, cuando cierto televisivo y conocido escritor sabelotodo criticaba en la pequeña pantalla las carreras de Fórmula 1. Para él resultaba absurdo ver un montón de monoplazas dando vueltas en un circuito. Seguramente este hombre desconocía y  a buen seguro seguirá desconociendo lo que significa I+D.


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