Alfa Romeo Giulia Quadrifoglio: Emoción y razón se dan la mano

El Alfa Romeo Giulia Quadrifoglio no tiene muchos competidores

Automóviles como el Alfa Romeo  Giulia Quadrifoglio demuestran que la belleza existe. El frontal está presidido por el escudo y las bigoteras, el tradicional trilobulado característico de la marca.
Automóviles como el Alfa Romeo Giulia Quadrifoglio demuestran que la belleza existe. El frontal está presidido por el escudo y las bigoteras, el tradicional trilobulado característico de la marca.

Alfa Romeo cuenta con un gran embajador en sus filas.

Se trata del Alfa Romeo Giulia Quadrifoglio, un modelo que presenta unas magníficas credenciales.

Su motor  V6 biturbo de gasolina con 2,9 litros de cilindrada proporciona 510 CV, alcanza una velocidad máxima de 307 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en 3,9 s.

Tan abundante caballería es domada a la perfección, pero sin perder nada de brío, por un afinado chasis.

Además, es mucho más barato que sus competidores, cuesta 92.000 euros, un precio muy competitivo.

Es tal el cúmulo de sensaciones que despierta el Alfa Romeo Giulia Quadrifoglio que resulta sumamente complicado por dónde empezar.

Se puede empezar hablando de su bello diseño italiano, de su rabioso motor V6 de 510 CV desarrollado por Ferrari, de la precisa puesta a punto del chasis, de la eficaz transmisión capaz de pasar este inmenso potencial al asfalto sin rechistar o de las prestaciones estratosféricas que ofrece.

Todo son palabras mayores. Sin dejar en el tintero el enorme placer que supone ponerse a sus mandos. El Giulia Quadrifoglio ya tiene por derecho propio un sitio de honor en la historia de la marca del Biscione al ser hasta el momento presente el coche de calle más potente producido por Alfa Romeo, un honor que comparte con su hermano, el Stelvio Quadrifoglio.

El Giulia Quadrifoglio es el Alfa de calle más potente de la historia de la marca, un honor que comparte con su hermano, el Stelvio Quadrifoglio.

Por sus características, el Alfa Romeo Giulia Quadrifoglio no tiene muchos competidores y, como cabe suponer, se encuentran en la temida armada alemana compuesta por Mercedes-Benz, BMW y Audi. Armada  de la que salen sus más directos rivales, el BMW M3 (431 CV), el Mercedes-AMG C 63 S (510 CV) y el Audi RS 4 Avant (450 CV), modelos a los que pone en jaque.

Si se mira con lupa surgen de inmediato diferencias a la hora de hacer comparaciones con el RS 4 Avant. Su carrocería es familiar y cuenta con tracción a las cuatro ruedas, mientras que tanto sus parientes teutones  como el italiano son modelos con carrocería berlina de 4 puertas y tracción a las ruedas traseras, si bien el Mercedes-AMG C 63 incluye una variante familiar (Estate)

Hay que reseñar que el BMW M3 está descatalogado por el momento, hasta que haga acto de presencia el nuevo M3 que derive de la recién presentada Serie 3. Todo lo contrario que ocurre con el Mercedes-AMG C 63 S, que se ha renovado recientemente con el rediseño sufrido por la Clase C.

No se saben las características del nuevo BMW M3, pero con respecto al modelo anterior (431 CV), el Giulia Quadrifoglio no es solo más potente gracias a su motor de 510 CV, además ofrece mejor motricidad y una suspensión más confortable sin perder un ápice de deportividad.

En comparación con la berlina Mercedes-AMG C 63 S con la que comparte cifra de potencia, 510 CV, puede afirmarse que el Alfa destaca por un comportamiento más deportivo, con un tacto de conducción que transmite mayores sensaciones al volante y una suspensión tan confortable como la del Mercedes.

Unas apreciaciones subjetivas teniendo en cuenta y suponiendo que no debe haber muchas diferencias, en lo que a comportamiento dinámico se refiere, entre el recién renovado Mercedes-AMG C 63 S y su antecesor.

 

En contra del Alfa hay algunos detalles de acabado en su interior que desentonan con la calidad general del vehículo, el esmero puesto en su desarrollo y la precisión con la que se ha puesto a punto todos sus componentes mecánicos.

Estos detalles de acabado también chirrían con el rigor de los modelos germanos a la hora de rematar los interiores.

Su comportamiento de deportivo rabioso no excluye un notable confort de marcha, haciendo gala de una motricidad sobresaliente aderezada con una gran nobleza de reacciones.

Mucho más objetivos son los datos de prestaciones. El Alfa Romeo Giulia Quadrifoglio alcanza una velocidad máxima de 307 km/h e invierte 3,9 s en pasar de 0 a 100 km/h, el Mercedes-AMG C 63 S tiene la velocidad limitada a 290 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en 4 s.

Remata la faena el precio, pues los 92.000 euros que hay que gastar para tener en nuestro garaje este Giulia Quadrifoglio le ponen en una situación de franco privilegio.

Es la berlina o el turismo más asequible del mercado con más de 500 CV. En contraposición, para hacerse con un Mercedes-AMG C 63 S hay que desembolsar 108.500 euros.

Nuestra unidad de pruebas lucía el sugestivo color Rojo Competizione que realza todavía más su silueta. Con respecto al resto de sus hermanos de la gama Giulia, este Giulia Quadrifoglio realza su personalidad deportiva con la inclusión de un conjunto paragolpes-faldón delantero específico. 

Un paragolpes trasero que acoge un espectacular difusor de cuyos extremos sobresalen cuatro tubos de escape (pero de verdad, no de imitación) para insinuar el potencial del vehículo y unos estilizados estribos perfectamente integrados en la carrocería.

Rematan el conjunto las tradicionales llantas de cinco lóbulos de 19 pulgadas, calzadas con neumáticos en medida 245/35 delante y 285/30 detrás. Para el color de las pinzas de freno (Brembo) se ofrecen varios colores, nuestra unidad de pruebas las llevaba pintadas en amarillo.

Los neumáticos Pirelli P Zero traseros en medida 285/30 son auténticos “rodillos” que se agarran como lapas al asfalto. Puro diseño Alfa las llantas de cinco lóbulos de 19 pulgadas.

Pero no hay que olvidarse de los elementos confeccionados en fibra de carbono que aportan a la carrocería tanto ligereza como un toque de deportividad extra.

Se trata del deflector aerodinámico móvil situado en los bajos del faldón delantero, de un discreto alerón situado sobre la tapa del maletero y de unos estilizados apliques incrustados en los estribos.

También están confeccionados en fibra de carbono el capó y el techo para aligerar peso. Los bajos del coche van perfectamente carenados, algo primordial para facilitar el objetivo tanto del mencionado deflector móvil, que se despliega a partir de 100 km/h, como del difusor trasero.

La belleza del frontal también se manifiesta en la parte trasera.  Impresionante y a la vez discreto el difusor trasero, con los cuatro tubos de escape en los extremos.

Un objetivo que no es otro que incrementar la carga aerodinámica y la adherencia en ambos ejes.

Algo que se consigue de forma discreta, sin la adopción de aparatosos alerones (de esos que dan el cante) que dañarían la pureza de líneas y la belleza del Giulia, puesta de manifiesto especialmente  en el  legendario frontal de Alfa Romeo presidido por el escudo (scudetto) y las bigoteras, un conjunto que también se conoce con el nombre de trilobulado.

Tan legendario como esos pequeños detalles decorativos, tremendamente evocadores, como es el emblema con el trébol de cuatro hojas que portan las aletas delanteras.

Las pinzas de los frenos van pintadas en amarillo. Sobre las aletas delanteras el evocador emblema del Quadrifoglio (trébol de cuatro hojas).

Una vez seducidos por el diseño exterior llega el momento de acceder al interior. Pero antes de sentarse en el asiento del conductor hay que comprobar que se trata de una berlina capaz de acoger con comodidad a cuatro pasajeros, que ofrece unas plazas traseras lo suficientemente amplias para que sus ocupantes viajen sin agobios y puedan compartir las sensaciones del conductor.

Por otro lado, al abrir la tapa del maletero nos encontramos con un más que un razonable volumen de carga, 480 l. Hechas estas comprobaciones que demuestran su faceta práctica, la de coche de uso diario, rompe totalmente los esquemas, con la idea que a priori se tiene de un deportivo de 510 CV. Pero es así.

Estamos ante un auténtico pura sangre para que viajen, y además con mucha comodidad, cuatro ocupantes y sus respectivos equipajes. Porque este Giulia Quadrifoglio (4,64 m de longitud) es una berlina deportiva o un deportivo con cuerpo de berlina, según se quiera ver. Tanto monta, monta tanto.

Pero lo cierto es que es uno de los mejores deportivos del mercado para sentir la carretera, capaz de transmitir sensaciones inigualables a los que disfrutan de la conducción.

Mucha comodidad y prestaciones de vértigo para cuatro pasajeros ofrece el que se puede catalogar como uno de los mejores deportivos del mercado.

Llegado el momento de sentarse tras el volante aparece un atractivo salpicadero de corte muy deportivo y diseño minimalista. La postura de conducción es perfecta, mientras el asiento se ciñe al cuerpo como guante a la mano, especialmente los Sparco opcionales (4.751 euros) que montaba nuestro coche de pruebas.

Estos Sparco son de tipo baquet, van tapizados en cuero y Alcantara y cuentan con una estructura en fibra de carbono, que dota al habitáculo de un marcado aspecto racing.

Marcado aspecto racing propician al interior los asientos delanteros tipo baquet de Sparco. Son opcionales.

Inserciones en fibra de carbono también se encuentran en salpicadero, consola central y puertas. En el centro del salpicadero destaca la pantalla de 8,8 pulgadas del sistema multimedia Alfa Connect 3D.

Contrasta con el tradicional cuadro de instrumentos en el que el protagonismo recae sobre los dos relojes convencionales (cuentarrevoluciones y velocímetro), pero asimismo acoge entre ambos una pantalla TFT en color de 7 pulgadas que facilita mucha información.

En definitiva, un puesto de conducción de marcada apariencia deportiva,  complementado con un volante multifunción de agradable tacto que incorpora bajo el brazo izquierdo el botón de arranque y parada del motor.

Cuadro de instrumentos de corte deportivo en un salpicadero de inspiración minimalista. Debajo del brazo izquierdo del volante va el botón rojo de puesta en marcha y parada del motor.

Conciliar un rabioso comportamiento racing (de coche de carreras)  y unas prestaciones estratosféricas con un  confort de marcha nada habitual en este tipo de vehículos exige ante todo una perfecta puesta a punto del chasis.

No hay que olvidar que los 510 CV del motor V6 del Giulia Quadrifoglio se pasan al asfalto a través de las ruedas traseras, que es capaz de alcanzar los 307 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en tan solo 3,9 s.

Por mucho que se disponga de un motor muy potente capaz de propiciar unas prestaciones de primer orden, de nada sirve si todo ese potencial no se pasa al asfalto con las debidas garantías mediante una afinada puesta a punto del chasis.

Un chasis que cuenta con una elevada dosis de tecnología en todos sus componentes, desde una elaborada a la par que eficaz suspensión con amortiguadores de dureza variable, hasta el diferencial trasero activo a base de un doble embrague.

Su elevadísima velocidad de paso por curva, que constituye toda una referencia para la competencia,  se complementa con un aplomo a alta velocidad en el que también tiene mucho que ver el trabajo aerodinámico efectuado en la carrocería.

Sin embargo lo que realmente descoloca es que esta misma suspensión absorba como una esponja las irregularidades del asfalto, proporcionando un inusitado confort de marcha que sitúa al Giulia Quadrifoglio como uno de los vehículos más cómodos de esta categoría.

Confort de marcha que no se ve perturbado por el delicioso sonido del motor, pues en este apartado vuelve a sorprender. El motor se muestra extremadamente silencioso si se selecciona el programa de conducción Advance Efficiency o el Natura.

Un contenido rugido emite con el programa Dynamic. A este respecto el propulsor V6 de su primo, el Maserati Ghibli, se deja notar más. Ahora bien, si el selector de programas se lleva al modo RACE, entonces el V6 del Giulia Quadrifoglio saca un rugido realmente embriagador que lleva el sello de Ferrari.

Un V6 tremendamente rabioso al que sus caballos sabe domesticar el afinadísimo chasis, capaz de interactuar  con el conductor para facilitarle mucha información, lo que le transforma en un deportivo muy dócil en sus reacciones.

Pero no hay que perderle el respeto. Es muy fácil de conducir a alta velocidad, inspira confianza, destaca por su nobleza de comportamiento y por la progresividad de sus reacciones, pero cuando se rueda muy deprisa en determinadas circunstancias también requiere manos, saber hacer o, lo que es lo mismo, un conductor a su altura.

Nobleza de comportamiento para un chasis perfectamente puesto a punto.

Con respecto a la motricidad es muy buena, la capacidad de tracción es formidable, mientras cuenta con una dirección muy precisa y directa.

Algo que se agradece tanto en trazados muy virados como a la hora de circular por ciudad. Los frenos requieren un pequeño periodo de adaptación para lograr una perfecta dosificación, pero están a la altura del conjunto.

Bajo el capó de fibra de carbono del Alfa Romeo Giulia Quadrifoglio encuentra acomodo una auténtica joya de la mecánica. Se trata de un propulsor diseñado y desarrollado por Ferrari, de cuya fabricación se encarga Alfa Romeo. Potencia y refinamiento son sus credenciales.

Está construido totalmente en aluminio, mientras potencia y refinamiento constituyen sus credenciales. El motor es un  V6 a 90º de gasolina alimentado mediante inyección directa y dos turbocompresores, con una cilindrada de 2,9 litros.

Desarrolla una potencia máxima de 510 CV a 6.500 rpm, en tanto el par máximo, cifrado en 600 Nm,  se mantiene constante entre  las 2.500 rpm y las 5.000 rpm, lo que garantiza un brutal empujón al más mínimo requerimiento al acelerador. 

Incluye multitud de refinamientos tomados del mundo de la competición o de la aviación, como las válvulas de escape rellenas de sodio para disipar mejor el calor, la lubricación mediante cárter seco o los dos circuitos de refrigeración.

Además se caracteriza porque las explosiones en los cilindros son irregulares, es decir, se producen cada 90º y 150º. A ello se debe en parte la melodía embriagadora que ofrece, sin menospreciar el trabajo de las válvulas de derivación de los escapes.

Sin embargo esta mecánica también se puede mostrar ahorrativa, pues permite la desconexión de la bancada de cilindros derecha en modo Eco.

De hecho, impresiona que un vehículo con 510 CV se conforme con unos discretos 9 l/100 km de gasolina circulando por autovía a una velocidad media de 120 km/h. Eso si, con el programa de conducción económico seleccionado.

Una joya de la mecánica, el motor V6 a 90º de 2,9 litros de cilindrada. Proporciona 510 CV, y está desarrollado por Ferrari y fabricado por Alfa Romeo.

Acoplado al motor V6 va un cambio automático ZF de 8 relaciones. Vuelve a surgir la sorpresa otra vez, pues siendo de tipo convertidor de par ofrece una rápida respuesta, en línea con los requerimientos de la mecánica, que hace que no nos acordemos para nada de los cambios automáticos de doble embrague.

Por añadidura no es nada brusco, salvo en el programa RACE, y permite un manejo manual-secuencial mediante la propia palanca o de las levas situadas tras el volante, en la columna de la dirección.

Al lado de la palanca de cambios va una ruedecilla giratoria para seleccionar cualquiera de los cuatro modos de conducción que ofrece: Advance Efficiency (A) o económico, Natura (N) o neutral, Dynamic (D) o deportivo y RACE o de circuito.

En el centro de la ruedecilla va un botón para cambiar la dureza de los amortiguadores. El modo RACE desconecta totalmente los controles de tracción y estabilidad, por lo que solo resulta recomendable para manos muy expertas o rodando en circuito.

A la izquierda de la palanca de cambios va la ruedecilla para seleccionar cualquiera de los cuatro modos de conducción. En el centro va un botón para modificar el tarado de los amortiguadores.

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