Consejos Subaru para conducir seguro en invierno

En invierno es clave vigilar el estado del firme, acelerar con mimo y evitar los laterales del carril

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Si llueve, atención al famoso aquaplaning, pero también al decelerar o frenar

Si hay nieve en el asfalto, conviene seguir las roderas e intentar no perder nunca la inercia

La tracción integral permanente de Subaru y el sistema de seguridad EyeSight, los mejores aliados

El invierno trae consigo algunas de las condiciones más desafiantes que se puede encontrar un conductor en la carretera. La seguridad es hoy en día el principal argumento a la hora de decidirse por adquirir un Subaru. Se ha convertido en el pilar fundamental para la marca, hasta tal punto que se ha marcado el ambicioso objetivo para el año 2030 de reducir a cero el número de accidentes con víctimas de tráfico en los que esté involucrado un Subaru. Los últimos ocho modelos de la marca que se sometieron a los tests EuroNCAP obtuvieron la máxima puntuación, y el Forester sigue siendo, un año después de su lanzamiento, el vehículo más seguro de la historia en su categoría.

Como parte de su ADN, Subaru sigue su propio camino en busca de la mayor seguridad y eficiencia y, como consecuencia, consigue resultados también fuera de lo corriente. Fruto de su experiencia, tras casi 20 millones de unidades fabricadas en los últimos 48 años con el legendario sistema Symmetrical All-Wheel Drive (AWD), a continuación exponemos algunos consejos que durante estos duros meses serán muy útiles tanto para los que conducen un Subaru como, sobre todo, para los que todavía no lo hacen:  

Adherencia en lluvia: adaptarse rápido

Puede hacer frío, lucir el sol y, cinco minutos más tarde, a la salida de un túnel, el viento, la lluvia y un cielo negro hacen que parezca de noche. La conducción invernal es así, cambiante. Obliga a ser proactivo y anticiparse a lo que se va a sentir en el volante. Un buen conductor, al observar que el firme deja de estar seco, ya debería ajustar la velocidad a unas distancias de frenada que pueden alargarse mucho. De la misma manera, se debe restablecer sin demora una mayor distancia de seguridad con el coche de delante, por uno mismo y por los posibles errores del otro.

Sobre ese suelo mojado, lo mejor es seguir las rodadas de otros vehículos sobre la carretera. Allí donde la capa de agua sea menor, el neumático tiene mejor contacto con el asfalto y, además, habrá menos riesgo de aquaplaning. Hasta los propios discos de los frenos tienen sus dificultades con el agua. En el momento de pisar el pedal, las pastillas deben expulsar el agua presente sobre el disco, lo que retarda ligeramente el mordiente inicial en comparación con unos discos secos.

Seguridad no es sólo frenar

Al conducir bajo la lluvia hay que prestar especial cuidado al momento de cambiar de carril, pues la adherencia se puede esfumar en un instante. Sin agarre, incluso el control dinámico de estabilidad tiene un margen más reducido para realizar sus correcciones. La tracción integral Subaru evita que en esos momentos alguna rueda patine por exceso de acelerador y, si una rueda se ve afectada, la trasera del mismo lado sigue empujando y mantiene el equilibrio, todo supervisado por el control activo de par.

El peso de un Subaru, repartido de forma idónea entre las cuatro ruedas, ayuda a esa imperturbabilidad, frente a la mayoría de coches que circulan con el peso desequilibrado, gravitando principalmente sobre el tren delantero, algo que puede provocar cambios más abruptos en su comportamiento.

Niebla y baja visibilidad

Si llegara a llover a cántaros, el Reglamento de Circulación menciona la necesidad de llegar a detenerse, pero siempre señalizándolo adecuadamente. Si no se encuentra lugar donde parar con seguridad, mejor seguir desplazándose a esa velocidad que permita la visibilidad. Misma recomendación que aplica a otra circunstancia de conducción con bajísima visión: la niebla. Como en todos los casos, hay que confiar sobre todo en los propios ojos y ajustar el ritmo de conducción al alcance de la vista, incluso si se dispone del avanzado sistema Subaru EyeSight, que lleva más de 10 años salvando vidas en más de 8 millones de vehículos en todo el mundo. El coche puede tener menos dificultades para ver que un conductor, ya que sus cámaras no se fatigan, pero recuerda que están para ayudar, aún no pueden conducir.

Ver y ser vistos es fundamental con mala climatología, algo que en invierno se agudiza con el menor número de horas de sol. Ante eso, los faros delanteros adaptativos SRH ofrecen un haz de luz óptimo para cada situación. La iluminación ayuda al conductor, pero las dos cámaras del EyeSight son como ojos adicionales, en una mejor posición (más alta y adelantada, en la parte alta del parabrisas) e infatigables. Los estudios realizados por el Instituto de Seguridad en Vías Rápidas de Estados Unidos (IHSS) constatan una reducción en los alcances con heridos de hasta un 85% respecto a coches que no equipaban EyeSight.

Aprende a leer y a dibujar

Es bueno aprovechar la lluvia para aprender a leer la carretera, sus brillos, su relieve… Si la lluvia cesa y luce el sol, el suelo puede seguir húmedo y resbaladizo. Con las ruedas rectas, hay que aprovechar para acelerar o frenar fuerte una vez -vigilando que no venga nadie detrás- para hacerse idea del agarre que existe. ¿Y con un Subaru? Eso es otro mundo: la tracción total de Subaru resulta tan eficaz que es mejor una frenada fuerte para “tantear” lo resbaladizo del terreno que pisan las ruedas. Porque con un Subaru, al repartir la fuerza del motor entre todas sus ruedas, se aprovecha mucho mejor la adherencia existente en cada momento.  

 

El interior de las curvas puede acumular agua, por lo que si no se tiene cuidado puede acabar frenándose ese lado del coche, girándolo y llevándolo al interior de la carretera. Y si hay que tener cuidado con cortar las curvas por el interior, tanto o más se debe evitar abrir mucho al dibujar la trayectoria al terminar la curva, ya que en esa zona el firme está más sucio. El Lane Keep Assist de Subaru, que corrige la trayectoria a partir de 60 km/h, ayuda a mantener el vehículo en el centro del carril.

Trampas de ciudad

Una glorieta en ciudad con una situación de adherencia delicada e incluso mal peraltada puede compararse a la más seria de las curvas. Las alcantarillas se pueden atascar y provocar balsas de agua, peligrosas aunque se circule despacio. Ojo a los grandes embalsamientos: más de un accidente se ha debido a tapas de alcantarillas que se han levantado, imposibles de ver.

Por supuesto, hay que desconfiar de las líneas blancas, sean señalización longitudinal o transversal, porque todavía hay muchas que deslizan al pisarlas cuando están mojadas, a pesar de las eternas reclamaciones de los motociclistas.

Aparcar con ojo

Uno de los escenarios de la ciudad que no son lo inocuos que parecen son los aparcamientos subterráneos en invierno. Cuando se moja ese suelo perfectamente pintado con el agua de lluvia que van trayendo los coches, lo convierten en una pista de hielo. Los ojos binoculares Subaru EyeSight pueden ayudar a esta detección de peatones, igual que a la de aquellos que apresuradamente cruzan la calle sin prestar atención, o con sus sentidos limitados por una capucha y unos auriculares. Del mismo modo, al desaparcar, el Reverse Automatic Braking (RAB) que equipan el Forester y el XV no solo vela por uno mismo, sino también por esos otros que puede que no sean capaces de controlar el vehículo cuando ven que otro coche inicia ante ellos una maniobra marcha atrás cortándoles el paso.

Nieve bajo control

A grandes rasgos, en la nieve sirve todo lo que aplica con la lluvia, pero con la mitad de adherencia, a veces prácticamente con ninguna. Gobierna la segunda ley de Newton, esa que habla de la inercia: tan difícil resulta iniciar la marcha como acelerarla o detener el coche; es difícil girarlo y es difícil que obedezca al volante. En estas circunstancias reina la finura con los mandos y, cuando se lleva a un neumático a patinar, más vale deshacerlo, porque empeñarse tendrá como consecuencia más desobediencia.

Lo que en lluvia eran ventajas para Subaru, por su concepción, peso y tracción a las cuatro ruedas, en la nieve se convierten en la herramienta definitiva: de la pugna por moverse de otros, a circular despacio pero con confianza en un Subaru. Esto resulta aún más evidente en los nuevos XV, Forester y Outback con su sistema X-Mode con dos modos: Nieve/Grava (Snow Dirt) y Nieve/Barro profundos (Deep Snow Mud).

A diferencia de la mayoría de coches con tracción total, la transmisión Symmetrical All-Wheel Drive de Subaru es permanente, esto es, no hay demora en la conexión y comienzo de su actuación. En un Subaru todo es predecible, y en las curvas no aparecen tirones de la transmisión, que pueden influir en el equilibrio del coche y provocar sustos en el conductor. Y es que, a diferencia de otros cambios automáticos, el cambio Lineartronic modifica los desarrollos sin saltos, sin acoples o desacoples de las marchas, permitiendo que las variaciones durante la entrega de potencia a las ruedas sean siempre fluidas y progresivas. Al ascender acelerando un puerto y encontrar zonas con nieve o firme muy resbaladizo, la reacción del coche alargando los desarrollos puede conseguir que no se llegue a perder tracción, sin necesidad siquiera de que actúe el control de tracción sobre los frenos o sobre el motor.

Los consejos “de siempre”

Conduce sin ropa de abrigo, con el fin de tener mayor libertad de movimientos en caso de tener que realizar una maniobra inesperada. Es conveniente llevar un calzado alternativo para conducir, en lugar de botas excesivamente rígidas. Vigila presiones y dibujo de los neumáticos; escobillas de limpiaparabrisas con bordes casi cortantes para un barrido perfecto.

De sobra es conocida la utilidad del aire acondicionado en invierno para desempañar rápidamente. Para mitigar la condensación en el interior de los cristales, hay que evitar tapar inadvertidamente la rejilla de salida de aire que facilita la renovación del aire interior. También puede propiciar el empañamiento la acumulación de hojas otoñales en la base del parabrisas, porque pueden limitar la entrada de aire fresco al habitáculo y promover al vaho en los cristales.

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