De las paradojas, a veces, también se pueden sacar conclusiones y llegar a buen puerto

“Odio el diésel”: así nació el primer motor diésel de Honda

Ahora que los motores diésel, sin excepción, están en entredicho, cabe recordar cómo se desarrolló el primer motor diésel fabricado por Honda

Honda fabrica los motores más eficientes
Honda fabrica los motores más eficientes

No es la primera vez que desde esta sección hemos afirmado que un propulsor diésel actual arroja las mismas emisiones que uno de gasolina, y que como ventaja para el diésel figura emitir menos anhídrido carbónico (CO₂), aunque tenga su talón de Aquiles en los óxidos de nitrógeno (NOx).

Óxidos de nitrógeno que ahora son convenientemente tratados mediante la recirculación de los gases de escape (EGR) y del catalizador de reducción selectiva (SCR).

Con estos dispositivos un motor diésel actual tiene el mismo tratamiento que uno de gasolina en lo que a restricciones a la circulación se refiere. Ambos comparten la misma etiqueta C medioambiental de la DGT. El panorama cambia para las mecánicas diésel con más de 3 años de antigüedad.

Pero la realidad es que el diésel está bastante estigmatizado por culpa de las distintas Administraciones y de Gobiernos, y lo que es peor, sin mucho fundamento. Que el futuro será eléctrico a largo plazo es algo que nadie medianamente informado cuestiona.

Es más, cabría afirmar que los vehículos eléctricos de pila de combustible tendrán mucho más protagonismo que los de batería, aunque con toda probabilidad ambas tecnologías se complementen.

Sin embargo, el cambio a la electrificación es largo y complejo, por lo que se necesita un necesario periodo de transición para adecuase al nuevo escenario. El camino hacia una movilidad más sostenible requiere cambios en la mentalidad  y en el proceder de la clase política.

Una auténtica paradoja

Para empezar, la clase política debería tomar buena nota de que todas las tecnologías de propulsión disponibles actualmente tienen que jugar un importante papel a la hora de ayudar a la industria de la automoción a alcanzar los objetivos de reducción de emisiones.

En esta partida debería jugar también su baza el diésel, tan denostado y odiado por algunos.

Curiosamente, del odio al diésel surgió el primer motor diésel fabricado por Honda, el 2.2 i-CTDi (140 CV) de 4 cilindros en línea y 2,2 litros de cilindrada.

 

Introducido en 2003 en el modelo Accord causó verdadero furor por una suavidad de funcionamiento, sin vibraciones,  que le hacía pasar por un motor de gasolina. Enseguida se transformó en una referencia, cumpliendo con la normativa más estricta de la época, la Euro 4.

Accord 4 Door

El ingeniero Kenichi Nagahiro fue el encargado de desarrollar la primera mecánica diésel fabricada por Honda. Pero la gran paradoja era que no le gustaban en absoluto este tipo de propulsores. Era un gran detractor que solía afirmar: “odio el diésel”, son ruidosos, huelen mal y son contaminantes.  

El por qué la compañía le encargó tan ambicioso proyecto a pesar de su particular pensamiento tiene su lógica. Honda depositó en él toda su confianza por su gran ingenio.

Nagahiro fue el inventor del refinado sistema de distribución variable VTEC de Honda, un dispositivo mucho más completo que los utilizados por otras marcas al ser capaz de  variar tanto la alzada como el tiempo de apertura de las válvulas.

Aunque, evidentemente, no le gustó nada el nuevo encargo, se puso de inmediato manos a la obra para eliminar todos aquellos puntos que detestaba de los motores diésel, obteniendo un sobresaliente resultado. Al final su “odio” resultó tremendamente útil.

Detalle interior motor Honda

Sugestiva campaña

Según la filosofía de Honda, el odio puede llegar a ser bueno si se está preparado para la acción, constituyendo el principio de una mejora. Filosofía que recoge perfectamente la letra de la pegadiza canción de la magistral campaña que Honda utilizó para esta ocasión: “¿Puede el odio ser bueno? ¿Puede el odio ser original? ¿Puede algo que no odias, nacer del odio?

En esta aclamada campaña publicitaria las imágenes irradian un mensaje de total positividad. Una multitud de coloridos animales, que representan una serie de valores como la protección medioambiental, la inocencia o el disfrute de la vida, utilizan su odio para destruir los viejos motores diésel voladores.

El resultado es un nuevo propulsor diésel mucho más limpio y silencioso, con un sugestivo final de la canción: “no es maravilloso cuando un diésel funciona así”.

 

Sin lugar a dudas podría pasar por una aleccionadora fábula de la que extraerse grandes enseñanzas. Creo que tendrían que ver este anuncio muchos de nuestros políticos, aunque alguno seguro que confundiría el tocino con la velocidad.

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