Bienvenidas iniciativas para reducir la siniestralidad

Derecho de repetición: ofensiva contra el uso del móvil conduciendo

Pero hay veces que algunas resultan cuando menos curiosas. Es el caso del conocido como “derecho de repetición”, que propone PONS Seguridad Vial, consultora en movilidad, para aquellos casos de siniestros en los que la causa  sea el uso manual del teléfono móvil.

Prohibido usar el móvil conduciendo
Prohibido usar el móvil conduciendo

Cualquier ciudadano mínimamente informado no duda a estas alturas que las distracciones constituyen la principal causa de la siniestralidad en las carreteras.

Hablar de distracciones supone entrar de lleno en el tan próximo como desconocido factor humano. Y el ser humano, precisamente por eso, por ser humano, por su condición humana comete errores.

Errores que  a veces conllevan elevados precios tanto para el individuo que los comete como para la colectividad. Cabe preguntarse si los errores son evitables, si un accidente se podría haber evitado. Sin embargo la respuesta a esta cuestión casi siempre es a posteriori. Es como si alguien que va a examinarse jugara con ventaja al saber las respuestas.

Se habla mucho de seguridad vial, de rebajar la siniestralidad, en definitiva, de reducir las víctimas en accidentes de tráfico.

Muchos expertos, diversas instituciones y organismos públicos dan sus particulares recetas, sus consejos para parar esta lacra. A veces tengo la impresión que se les olvidan dos importantes factores.

El factor humano si o si siempre va a estar presente. Desvirtúan un poco la realidad, por mucho que todos deseemos tan feliz desenlace, esas afirmaciones en torno al objetivo de cero accidentes o víctimas para una determinada fecha.

Llegados a este punto sería muy recomendable que se subieran al carro de tan trascendental debate otros profesionales, además de los habituales.

No estaría de más contar, que tuvieran un mayor peso las opiniones de sociólogos, psicólogos, antropólogos o psiquiatras, por poner unos significativos ejemplos.

Por otro lado, hay un segundo factor, que tampoco habría que descuidar. Se legisla mucho, y a veces mal, desde los despachos.

 

De la misma forma que se postula demasiado sin bajar a la arena del circo. Acción que en este caso requiere fundirse completamente con el tráfico urbano e interurbano, sometiéndolo a un minucioso estudio.

En este escenario una atenta a la par que curiosa mirada propiciará sacar provechosas conclusiones. Está prohibido utilizar el navegador mientras se conduce, pero los modernos sistemas multimedia integran varias funciones, temperatura, audio, navegador, etc. Es imposible desde el exterior del vehículo saber qué botón o mando está accionando el conductor.

Los que no tengan la función navegación integrada en el equipo multimedia y utilicen el clásico TomTom adherido a la parte superior del salpicadero o a la base del parabrisas, pueden exponerse a una sanción si durante la marcha, en el momento de operar el dispositivo, tienen a sus espaldas a un agente de la autoridad.

Algunos tendrían que abandonar momentáneamente el sillón del despacho, sustituyéndolo por el asiento de un automóvil, a ser posible el del conductor.  Se darían cuenta que en España se circula por el carril central y por el izquierdo. Un peligrosísimo vicio nacional, y los gurús del tráfico sin enterarse.

Guardia Civil de Tráfico en moto

Tras esta exposición, llega el momento de hablar de la telefonía móvil al volante y las distracciones. No está prohibido para el conductor de un vehículo hablar por teléfono durante la marcha si se hace mediante un dispositivo manos libres.

Pero manipular el aparato para marcar un número, ver un mensaje, contestar un WhatsApp, etc. mientras se conduce si está prohibido. Es de libro, resulta peligrosísimo en tanto supone tener que apartar totalmente la vista de la carretera.

Curiosamente esa acción complementaria de sujetar el móvil con una mano, “pegado” a la oreja para mantener la conversación pretendida, quizá sea menos peligrosa que dejar de mirar la carretera, aunque lo correcto y la norma coincidan en llevar las dos manos sobre el volante.

Sin embargo este gesto posiblemente sea más fácil de detectar (más visible) por parte de los agentes encargados del tráfico y, en consecuencia, por el que más denuncien.

conductor frenando en paso de peatones

Al igual que en física toda acción tiene una reacción, en el tráfico rodado hay determinadas acciones que conllevan distracciones.

Hablar por el móvil conduciendo con un dispositivo manos libres será todo lo legal que se quiera, pero en función del tipo de conversación que se mantenga puede resultar mucho más peligroso que sujetar el teléfono con una mano, en el transcurso de un atasco, para llamar a casa y decir que se va a llegar tarde.

Porque una acalorada discusión telefónica, aún con manos libres, supone exponerse a unos niveles de distracción inaceptables, situación que asimismo puede reproducirse en directo entre conductor y pasajeros.

Dando por hecho que se cumple con el precepto de no manipular un dispositivo móvil mientras se conduce, casi siempre acaba entrando en el escenario un mal compañero de viaje al que nadie quiere, al que no se ha invitado, la distracción. Los motivos, muy diversos. Sobre cómo combatirla responde más bien a la pregunta del millón.

Convendría hacer un riguroso análisis. Las distracciones no pueden combatirse, neutralizarse mediante la sanción. Solo pueden sancionarse  determinadas conductas que conllevan o pueden llevar aparejadas peligrosas distracciones.

Una vez más vuelve a planear la sombra del factor humano, al que sin lugar a dudas habría que dedicar mucha más atención. Queda mucho por hacer, poner el punto de mira más allá de los contenidos de la propia legislación, de la prohibición, de la sanción.

Con independencia de una llamada desesperada al sentido común, para que vuelva.

Por ello me ha sorprendido la propuesta de PONS Seguridad Vial, consultora en movilidad, para atajar el uso manual de dispositivos móviles, consistente en la introducción del “derecho de repetición”.

Para los que no estén acostumbrados a la jerga jurídica significa que una vez la víctima de un siniestro sea indemnizada, la aseguradora puede reclamar contra el conductor el importe abonado cuando concurran determinadas circunstancias. PONS Seguridad Vial sugiere actualizar la Ley de Responsabilidad Civil y Seguro en la Circulación de Vehículos a Motor de 2004, con el objetivo de que los conductores respondan con su patrimonio por los daños ocasionados al conducir utilizando el teléfono móvil.

Con esta propuesta  se incluiría en la normativa de seguros la utilización manual del teléfono móvil como una causa más de derecho de repetición de las aseguradoras contra el conductor.

Según PONS Seguridad Vial se podrían evitar hasta 200 muertes al año por distracciones al volante. Una vez más, el miedo es quien debe guardar la viña, al menos en teoría. Con esta medida se supone que los conductores dejarán de usar manualmente el teléfono móvil por miedo a no ser cubiertos por su aseguradora.

La consultora deja muy claro en esta propuesta que, el “derecho de repetición” aplicado a este caso concreto iría contra el conductor por los daños ocasionados como consecuencia de la utilización manual de un dispositivo móvil. Bienvenida sea la iniciativa,  aunque mucho me temo que, de llevarse a efecto, surta los resultados pretendidos.

Además, intuyo será bastante complicado demostrar que el conductor iba manipulando el dispositivo móvil en el momento del accidente por mucho que queden reflejados datos, mensajes, respuestas, hora de una llamada, etc.  Situación que se complica si viajan más personas a bordo del automóvil.

Carretera M-40 de Madrid

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