Empresas: cómo ayudar a la gente a que adopte buenas decisiones sin coartar su libertad

Las empresas, en continuo cambio y transformación, desarrollan constantemente proyectos estratégicos para impulsar nuevos modelos de negocio

La teoría dle Nudge, o "empujoncito"
La teoría dle Nudge, o "empujoncito"

Para que las compañías del siglo XXI prosperen, deben elaborar periódicamente planes de eficiencia, eficacia, desarrollo de marca, cultura, estructura, reorganización, etc., de cara a obtener beneficios y rentabilidad de su negocio.

En este camino, en el mercado han surgido desde hace años empresas consultoras que asesoran a las empresas en proyectos de transformación, muy personalizados y con metodología propia. Estas empresas utilizan palancas, herramientas y alianzas, centradas en el análisis, diseño y ejecución de proyectos donde se alinean estrategia y factor humano, las dos dimensiones básicas desde las que se llevan a cabo con éxito los procesos transformación o cambio.

Economía del Comportamiento

Una de estas herramientas, muy utilizada en la Economía del Comportamiento, es el denominado Nudge, que se puede traducir en “dar un empujoncito”.

“Entender la utilidad que tiene el empujoncito es un factor clave para accionar iniciativas que ayuden en los proyectos transformacionales de las empresas. Esta forma de orientar o dar un empujoncito en favor de decisiones que a la larga son beneficiosas para los individuos, se basan en un profundo conocimiento de la psicología humana”, explica a La Buena Vida José Hidalgo, socio colaborador de ECM Change Management un equipo de profesionales expertos en transformación y cambio, cuya visión se centra en un profundo conocimiento del comportamiento humano.

José Hidalgo explica las líneas generales de cómo surgió este concepto: Nudge: el “empujoncito” mágico. Se puede considerar que “Thinking fast and slow” de Daniel Kahneman, premio nobel de Economía en 2008, es la biblia de la “behavioral economics” o Economía del comportamiento.

Este libro es ya un best seller, ampliamente conocido. Cada uno de sus capítulos es interesante e inspirador. Cuestiona el modelo de racionalidad tradicionalmente utilizado en economía.

Máquinas versus humanos

“Como se ha puesto de manifiesto, este modelo de racionalidad es propio de máquinas lógicas, no de humanos, y la evidencia empírica demuestra que los humanos no actúan siempre de una forma tan consistente. De ahí que se haya dicho que la teoría económica tradicional, basada en este criterio de racionalidad lógica, solo sea válida para sujetos económicos ideales (“Econs”) y no para los humanos”, expone José.

Sin embargo, para la Escuela de Economía de Chicago, exponente de la teoría económica tradicional, es innecesario e incluso inmoral, proteger a las personas de sus propias decisiones. Los individuos son libres para tomar sus propias decisiones, y deben ser responsables de cuidarse por sí mismos.

Bajo este punto de vista, el gobierno, las leyes, no deben impedir que un motociclista conduzca sin casco si esa es su elección. O que un ciudadano se atiborre de comida basura. O que gaste sus ahorros sin prever lo que el futuro le puede deparar. O que se vuelva adicto a cualquier sustancia. Bajo las premisas de la Escuela de Chicago los ciudadanos son racionales y saben lo que están haciendo.

La libertad de elección tiene un coste

En este punto, como señala José Hidalgo, surge un debate entre la Economía del Comportamiento y la Escuela de Chicago. Está claro que la Economía del Comportamiento no defiende que el gobierno tiene que imponer lo que cada persona debe comer, leer o ver en la televisión. Pero es indudable que la libertad de elección tiene un coste, que sufren las personas que toman decisiones equivocadas.

La decisión de proteger o no a las personas que toman malas decisiones es un dilema para la Economía del Comportamiento. Este dilema no existe para la Escuela de Chicago, pues los individuos racionales que eligen libremente no cometen errores. Para esta escuela, la libertad de elección no tiene costes.

Y en este dilema surge el “empujoncito”

En el contexto de este debate, en el año 2008 el economista Richard Thaler y el jurista Cass Sunstein publicaron “Nudge”, que se convirtió en un best seller y es un hito esencial de la Economía del Comportamiento.

El libro responde al dilema antes presentado: ¿Cómo ayudar a la gente a que adopte buenas decisiones sin coartar su libertad? Para Thaler y Sunstein el gobierno está facultado a “dar un empujoncito” a la gente para que adopte decisiones que contribuyan a proteger sus intereses a largo plazo. Algo de paternalismo pero manteniendo la libertad de elección.

Por ejemplo, pensemos en un formulario de inscripción en un seguro dental en el que por defecto hay una casilla marcada señalando que se acepta una revisión dental anual.

Si no se desactiva dicha casilla, el sujeto será llamado automáticamente a revisión dental cada año. No se coarta la libertad del sujeto de no acudir a revisiones dentales anuales. Si no quiere o no está interesado, basta con desactivar dicha casilla.

“La idea del “nudge” o “empujoncito” tiene un gran potencial, e ilimitadas aplicaciones prácticas. De hecho hay una web en la que se pueden encontrar infinidad de ejemplos: www.nudges.org. Un de ellos está relacionado con el incentivo del uso del casco para los conductores de motocicletas (no obligatorio en todos los Estados de EEUU): el conductor que no quiera llevar casco tienen que obtener un carnet especial, realizando cursos de conducción adicionales y obligándose a suscribir un seguro de salud.

Otro ejemplo es un gimnasio en el que las cuotas se reducen cuanto más se acude, incentivando la realización de ejercicio físico”, expone el experto de ECM.

El “empujoncito” en el marco empresarial

Los gobiernos de algunos países ya se han dado cuenta del potencial de este concepto. ¿Qué pasa si revisamos este concepto, y todas sus aplicaciones, dentro de un marco empresarial u organizacional?

“Aplicar todo este conocimiento, entender su significado más profundo y poder usarlo para desarrollar correctamente la ventaja de decidir de manera más óptima a la hora de desarrollar a los profesionales con los que trabajamos, y que son los que hacen que se logren resultados en las empresas, abre todo un mundo de posibilidades. Es lo que ofrecemos en nuestra empresa, ECM”, concluye José Hidalgo.

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