Adiós mi querido primo Luis Alberto

"Ya que no tengo su fe, tenga cuanto menos la posibilidad de vivir como si creyera"

Adiós mi querido primo Luis Alberto.

Natural de Valladolid, entregó lo que le quedaba de vida en Santander rodeado de su familia y de los hermanos de la Orden. Y digo lo que restaba de su vida en tanto la mayor parte ya la había entregado a los necesitados durante sus muchos años de misionero en diversos países de Sudamérica.

Le conocí para mi desdicha demasiado poco por estar casi siempre ausente allá donde más le necesitaban, pero tengo troquelada en mi memoria la conversación que sostuvimos con motivo de las bodas de oro de una tía monja de clausura en Peñaranda, hará de ello más de 25 años.

La conversación transcurría por los cauces de afecto normal entre primos, cuando a mi pregunta de cuál era allá su trabajo me dijo, "es literal", que no eran bautizar o decir misas las prioridades, sino intentar ayudar en el día a día a aquellas gentes que necesitaban absolutamente todo, ello al punto de tener que entregar en ocasiones profilácticos para impedir embarazos en el ámbito de familias por el hacinamiento y miseria absolutos en que convivían los padres con sus hijos.

Hombre bueno que de seguro estará allá donde merece y al que yo, no tocado por la gracia de la fe en la afirmación de la existencia de un Dios creador justo y clemente, como en sentido contrario y con igual fuerza manifiestan los ateos que la niegan, le pido hoy su "recomendación" para el bien de mi familia y para que en frase que una vez escuché y que también me marco intente que, "ya que no tengo su fe, tenga cuanto menos la posibilidad de vivir como si creyera".

Descansa en paz Luis Alberto

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Tu primo

Julian