El arte de la guerra y de la paz

Hay que optar por la paz y evitar el conflicto directo entre Estados Unidos y Rusia

OTAN.
OTAN.

(Churchill-Chamberlain)

Dicen que a toro pasado, todo es “rabo”, y para no ver las “astas”, ya se encargó la Historia de deformar los hechos ocurridos entre 1938 hasta el inicio de la 2ª G.M., conforme Churchill pasó a ser “el valiente” y Chamberlain “el cobarde” por no haberse enfrentado antes a un Hitler amenazante que invadía Polonia, prefiriendo firmar el “Pacto de Múnich” en 1939, para posteriormente, reconocer su “supuesto” error, y dimitir en mayo de 1940 por la moción de censura de sus propios ministros, entre ellos, el intrépido Churchill.

La realidad es otra, pues fue precisamente Chamberlain quien declaró la guerra a Alemania iniciada en septiembre de 1939, como antes en 1938,  también había declarado la neutralidad del Reino Unido, a la vez que de inmediato, se puso a fabricar 12.000 aviones de combate y aumentó en 50 divisiones las existente del ejército de tierra, consciente además que la armada británica duplicaba de aquella forma a la alemana. Además, quién propició realmente el armisticio fue Halifax, miembro entre otros con Churchill del Gabinete de Guerra.

Sea como sea, Churchill pasó a ser el héroe para la Historia; cuando realmente fue la astucia, prudencia y buen hacer diplomático de Chamberlain quien propició ganar tiempo para rearmarse, y aun así, tuvieron que evacuar 330.000 soldados en Dunkerque en junio de 1940, por lo que la pregunta clave sería ¿qué hubiera pasado realmente, si Reino Unido hubiese declarado la guerra a Alemania previamente, según deseaba Churchill?

Lo anterior, es solo a título de sugerencia de comparar ambas visiones estratégicas diametralmente opuestas de estos dos personajes históricos, respecto a la actual reacción de la O.T.A.N. y los líderes europeos ante la crisis de Ucrania, puesto que claramente se está optando por la “opción Churchill” precisamente como reacción “memorística” errónea de tales hechos históricos, que es la que representa la  única oficial admitida y que representa oficialmente  “Josep Borrell”, actual “representante de la U.E. en Asuntos exteriores y Política de seguridad”. Proponer la opción de la negociación al estilo Chamberlain, de  emplear tanto la  “zanahoria como con el palo” salvo error, actualmente solo lo insinúa el experto socialista “Javier Solana” y algún partido comunista. Intentar dar otra visión de la única oficialmente establecida, inmediatamente será considerada díscola y sospechosa, en esa clara alineación de los medios de  comunicación mayoritarios.

Si hay un “arte de la guerra”, tiene que haber otro de “la paz”, incluso si el enemigo practica la política de los  hechos consumados invadiendo un país soberano. Se hizo así desde la larga noche de los tiempos, por lo cual no entiendo, por qué ahora, no se le da un mayor margen a la “negociación”, -condicionada lógicamente al alto al fuego y supeditada al derecho internacional-, a lo que hay reiteradamente que insistir, por mucha terquedad y empecinamiento que muestre el contrario, máxime cuando el mismo, está convencido de tener la razón, fruto del incumplimiento en  1997 de los acuerdos en previos entre Moscú y la O.T.A.N., conforme, no se extenderían las fronteras de la Organización Atlántica hacia Oriente, y en contrapartida, los soviéticos finiquitarían la Organización del Pacto de Varsovia. Javier Solana, ex secretario general de la Organización del Tratado Atlántico, es el único que reconoce los hechos, como también el grave error que representó “sugerir” ampliarse a Ucrania, y que es en definitiva la razón esencial del grave conflicto actual con un letal adjetivo de “atómico”.

Es en este pequeño detalle “atómico”, donde a mi entender radica el craso error de la “opción Churchill” por la que claramente Europa está optando, como resultado de esa errónea interpretación anterior que comentábamos. Y ello, independientemente que Putin, con razón o sin ella, equilibrado o no; lo cierto y obvio, es que posee el más amplio “arsenal nuclear” del mundo, y la palabra “derrota”, no está precisamente en su diccionario; menos la “destitución humillante”, por lo que la prudencia, -al margen de legítimas, y a la vez perjudiciales  sanciones económicas-, pasaría más por una “diplomacia sutil y reiterativa”, tendente a solventar el problema creado objetiva e históricamente por la propia O.T.A.N, negociándolo en el seno de la propia O.N.U., y no, en “enviar armas” a una población civil, no preparada para enfrentarse a un ejército profesional y extraordinariamente superior, que lo único que conseguirá es una “masacre” sin contrapartida positiva alguna; salvo que esos “hiperactivos” representantes europeos, estén más interesados en la pervivencia del “Estado ucraniano” que de su “población” como principal “bien jurídico” y consecuentemente, merecedor de superior protección.

En definitiva, es un problema entiendo, ocasionado por el mal hacer global de la “errónea y errática política de EE.UU”., a la que ya nos tiene acostumbrados en las últimas décadas, resultado en este caso, de un oportunismo histórico- aprovechando la caída del mundo comunista que ha contribuido a desequilibrar más el mundo-, y estas son sus consecuencias, pues ya desde un inicio, estuvo avisando Rusia. Problema que ha generado exclusivamente en Europa,- en la línea permanente de la política americana de tener el “conflicto lejos de sus fronteras”-. Europa, a quien por activa y pasiva, no permite tener un “ejército propio”,  pero que si le coloca las bombas en su “propio tejado”. Imaginemos que a la inversa, volviese a ocurrir lo de la “crisis de los misiles” de Cuba de 1962. No me extraña que Putin no respete a Europa, pues ni está realmente unida, ni tuvo una mínima visión en su día en defender su propia seguridad futura dentro de su propio territorio, pues era obvio que, a la larga Rusia, reclamaría cuando menos la “neutralidad de esos países de Europa del Este”, como permanente había expresado y se había “pactado”- aunque fuese de forma informal-, más si incorporaron, como así hicieron, “misiles atómicos en sus mismas fronteras”. El error de Rusia, fue no reclamar internacionalmente antes en los foros correspondientes, optando ahora “inapropiadamente” y violando el derecho internacional, por una invasión como “hecho consumado”, resultado a su vez del anterior “hecho consumado” solo atribuible a la tradicional mala gestión, e incluso prepotencia americana, pues incluso hoy, no quieren admitirlo, y menos negociarlo; por lo cual, si hay empecinados, como mínimo son “dos”, y en consecuencia, uno no es tan bueno, ni el otro tan malo, como la mala película de “western” que nos pretenden vender. Hagamos un paralelismo de la humillación a Alemania en 1918 y sus graves consecuencias, solo si aún tenemos dudas de ese mal previo proceder. En contrapartida, observemos las derrotas sucesivas de todos los que quisieron dominar Rusia, fuese Gustavo III de Suecia, Napoleón o Hitler.

Si los precedentes históricos están claros por “oscuros” (pues no se solventa con simplemente decir que la ampliación se hizo “democráticamente” en ese delicado tema de política internacional y de seguras extraordinarias repercusiones negativas futuras), ahora observemos el presente y futuro, donde la posición occidental tendría además la “meta” equivocada, puesto que aun suponiendo que la O.T.A.N y Europa ganasen esta posible letal arriesgada jugada – donde podría estar en juego nuestra propia viabilidad como especie-, y se consiguiera incluso destituir a Putin, al margen de “intentar” proteger Ucrania (erróneamente en cuanto a la integridad física de su población, -pues lo territorial podría solventarse posteriormente por pura negociación-) ¿dónde estaría la ventaja y éxito a la larga? ¿En la ingenua esperanza, tal vez, que entrase otro líder desconocido que saliese de la próxima “matrioska”? ¿Rusia sería más democrática tal vez? – en línea con la ingenua política  pretendida por el Presidente Obama en su día con la Primavera verde y su desastroso resultado. ¿Es prudente volver a errar como en su día con Gadafi, o con Saddam Hussein?. ¿El mundo actual atómico, quedaría más seguro?

Ya sabemos que el problema es muy  complejo de gestionar, razón de más para evitar frivolidades, hiperactividades viscerales o decisiones erróneas, pues ocasión y tiempo  de optar por ser la generación “Omega”, siempre tendremos. Lo que realmente  se necesita ahora por el contrario,  es estrategia, cálculo, frialdad, capacidad de análisis, requisitos para lo que se precisa unos estadistas reflexivos y carismáticos, que no se muevan por sus múltiples variadas motivaciones e intereses,- a veces contrapuestos de las diferentes visiones de los países que representan-, o intentar a ser el más “servicial”. Un Chamberlain por ejemplo,  que sería actualmente un “Javier Solana”- quién además sería de agrado de los americanos-, pues un experto “zorro” tiene infinitas  más posibilidades que un joven toro,  frente a un acosado, experto y enfurecido  oso que aparentemente  no tiene previsto retroceder; razón de más para ponerle un “puente de plata” y si no sabe, o no quiere Europa, ya se encargará China.

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