Crisis de los misiles de cuba versus Ucrania

Similitud entre la Crisis de los misiles de Cuba y el conflicto en Ucrania

Ejército ucraniano.
Blindados del ejército ucraniano (Foto: UKRINFORM / DPA).

Es curioso, que salvo error, no se ha reflejado en los medios de comunicación la posible analogía de ambos momentos, es decir, la actual crisis para unos, de posible, y, para otros, de inminente invasión rusa a Ucrania respecto a los graves hechos acontecidos en octubre de 1962 en la isla de Cuba, a raíz de instalar la Unión Soviética una base de misiles nucleares en plena Guerra Fría que llevó a Estados Unidos a declarar el Nivel 2 de alarma nacional.

El origen de dicha crisis, que hizo temblar al mundo, posiblemente la de mayor calibre en toda la Guerra Fría, fue consecuencia de la respuesta de Fidel Castro a los planes de Estados Unidos de volver a invadir la isla tras el fracaso de Bahía de Cochinos, información que fue captada por la inteligencia soviética, por lo que Nikita Jrushchov, propuso al de aquella a un reciente nuevo líder cubano de la revolución instalar dicha base nuclear, operación bautizada como “Anádir”; base que posteriormente fue detectada por un avión espía norteamericano. La respuesta de J.F. Kennedy fue inmediata, realizando un mensaje televisivo a toda la nación, conforme declaraba la cuarentena y cerco naval y aéreo a Cuba, al que se sumó posteriormente Argentina y Venezuela, con ayuda naval, a raíz de las presiones ejercidas por los americanos ante la O.E.A.

El cenit de la crisis llegó el sábado 27 de Octubre, (el conocido como “sábado negro”) cuando además de interceptar barcos y submarinos de la Unión Soviética en el mar del Caribe la tensión llevó a que se diera orden y posterior derribo de un avión espía americano, como así aconteció, mientras el mundo aguantaba la respiración, pues según fuese el desenlace, dependería posiblemente la viabilidad global.

Afortunadamente, la cordura, la prudencia, y lógicamente también el miedo mutuo, tras una tensa negociación, dieron sus frutos el 28 de octubre, día en que volvió la esperanza como si primavera fuese a instarse en nuestras vidas. La “contrapartida” al desmantelamiento y traslado nuclear no fue gratuita, al contrario, Estados Unidos se comprometía a no volver a invadir Cuba, y a desmantelar las bases nucleares de los misiles de alcance medio ubicadas en Turquía (fronteriza con la Unión Soviética), e igualmente la base de misiles balísticos que tenía instalada en Italia. A partir de entonces, se estableció el conocido teléfono rojo entre ambas potencias (ese que tanto le gustaba a nuestro inolvidable humorista Gila).

Si hacemos una comparación con la geopolítica actual, después de la caída de la Unión Soviética, observamos el ejemplo contario conforme los países de Europa oriental que se liberaron del yugo soviético se han incorporado a la O.T.A.N. y, con ello, se han instalado armamentos bélicos ofensivos-defensivos sin consentimiento ni aceptación de la actual Rusia, quien observa como en sus inmediatas fronteras, una provocación Occidental que ni tolera ni tolerará, menos aún con el intento de extenderse ahora a Ucrania.

El líder ruso juega por ahora al gato y al ratón, sabedor que solo puede haber una solución coherente y que no es otra que la negociación, puesto que en caso de conflicto no habrá vencedor alguno, en todo caso el Apocalipsis,, como estuvo a punto de ocurrir en 1962, cuando Fidel Castro, excluido de las negociaciones, optaba por la opción más drástica, llegando Che Guevara a invocar una inmolación patriótica colectiva.

V. Putin no es ningún aficionado. Licenciado con honores en derecho, ex-agente del K.G.B., funcionario, político, principal responsable táctico de la guerra chechena, hasta llegar a la actual presidencia de la Federación rusa en una carrera meteórica. Como la Luna, tiene dos caras, esa brillante, efectiva (entre otros múltiples logros, consiguió una subida del PIB. de 72%,); y otra oscura, en cuanto a derechos humanos, libertades religiosas, represión de la oposición que daría a entender que para lograr un fin no repara precisamente en la ética de los medios para conseguirlo al estilo Maquiavelo, con un comportamiento frio e incluso temerario que harían bien tenerlo en cuenta quienes pretendan hacerle un pulso en su propia casa y con el convencimiento de tener la razón. Ya en el 2008, ante el inicial despliegue del escudo nuclear de la O.T.A.N en Polonia y República Checa – hoy extendido a los demás países de la antigua órbita del Pacto de Varsovia- exclamo: “ Rusia sabrá responder a estos desafíos”, refiriéndose evidentemente a esa objetiva amenaza para la seguridad de su país.

La O.T.A.N. a su vez no pasa por el mejor momento, pues el fin de la Guerra Fría, sin rival aparente, flexibilizó mucho las posturas de sus miembros, más preocupadas de los problemas sociales y económicos de sus respectivos países ante nuevas demandas del estado del bienestar de sus ciudadanos, que llevaron no hace mucho a Trump a leer la cartilla a sus miembros en cuanto a inversión armamentística. Rusia por el contrario, tras pasar el duro momento de la caída de la Unión Soviética, ha sabido reinventarse siendo consciente de la necesaria inversión en la reorganización de su ejército en su tendencia a restablecer su anterior territorialidad y que es en suma la crisis actual con Ucrania, zona estratégica tanto por su salida al mar Negro como de sus múltiples riquezas energéticas.

Occidente podrá atenuar el conflicto con presiones y sanciones económicas, y también podrá sufrir a su vez las sanciones rusas en cuanto a su dependencia energética del gas ruso (caso alemán y otros países de Europa Oriental, por ejemplo) que difícilmente podrá suplir la importación improvisada americana. Europa, tal como estamos contemplando en esta crisis, da la impresión que no es la preocupación principal de Rusia viendo como trata a sus mensajeros. A su vez es consciente de la debilidad de la propia Norteamérica en sus conflictos democráticos internos, con la ayuda incluso expresa del extravagante y, a la vez, preocupante D. Trump. Sabe además que, Occidente en general y su liquida economía, no está para aventuras pospandémicas. Es consciente que China en su objetiva tensión con Estados Unidos (tanto económica, como en deseos de similar expansión territorial), -además de ser un aliado y socio económico- tecnológico preferente en la actualidad-, estará a su lado en caso de conflicto bélico, cuyo resultado sería desastroso obviamente como premisa mayor.

Conclusión, ¿estamos o no ante una situación cuasi idéntica a la crisis de los misiles de Cuba? La respuesta es obvia, solo cabe resolverla de igual manera por el bien común pues mucho temo que Putin, con su amplio currículum, de su brazo a torcer, y tal vez solo espera el fin de los juegos de invierno de China para actuar, consciente que con el frio invernal, el gas es más preciado que en primavera.

¿Cómo llegar a una entente razonable para ambas partes? Sin condicionamientos ideológicos políticos, ni de bandos, clubs armamentísticos o económicos, con mente abierta y práctica, buscando el mal menor, evitando la sobreactuación, vender armas, visiones nacionalistas, y si son más inteligentes, incluso, dejando ambas partes libre de toda arma nuclear los antiguos países del Pacto de Varsovia que actualmente hacen frontera con Rusia, zona neutral en suma que tranquilice a unos y a otros, con pacto de no agresión en dichos territorios. En otras palabras, un desenlace similar al ocurrido en Cuba en su día. Lo extraño, seamos francos, es que Putin, no haya actuado incluso antes.

Solo quedaría el tema de Ucrania, pero observen que los propios ucranianos insisten en que eso lo resolverán ellos mismos, que no tienen miedo y que están preparados, y que la guerra incluso es un reto para esa etnia indómita. En otras palabras y sin aparentar ser frívolo, dan la impresión que el problema es de ellos y local, y que inversamente a Occidente, no quieren tanta injerencia extranjera. En todo caso, el tema de Ucrania también quedaría resuelto con la resolución global que se pactase, razón más para agilizar esa entente que distensione ambos bloques militares. Ese sería el papel real a jugar por la U.E., más si el problema “nuclear” está en su continente, y debería ser la primera interesada en que esas zonas quedasen libres de armamento sea de uno como de otro bando, solo a efectos de incluir a Ucrania en el hipotético acuerdo mutuo global entre bloques.

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