A D. Antonio Yagüe y el humanismo de la confección

Prendas en una sastrería.
Prendas en una sastrería.

Entre las calles marqués de Molins y Concepción de Albacete se encuentra una boutique creada por D. Antonio Yagüe que ofrece además de prendas de calidad, un trato afable y cercano. Quiso la fatalidad arrancarnos a Antonio de entre nosotros, en aquel invierno aciago, más frío y más oscuro que otros, y privarnos de sus indicaciones sobre el modo y la forma en que las prendas trasmiten elegancia a la persona. Ese don no es frecuente porque lo convincente de esos consejos, su sinceridad, no se encuentra en la mercadotecnia sino en un profundo convencimiento de lo que se ofrece y de lo que se hace.

Hoy, sus hijos mantienen el negocio familiar honrando la memoria de su padre, ofreciendo elaborados productos para vestir la elegancia de los albacetenses y de los amigos que acuden de provincias cercanas. Siempre Albacete fue un referente en la confección.

No se cuentan con establecimientos de este estilo en España, otras muchas ciudades no pueden presumir de ello. Acaso Madrid, Coruña, Barcelona, Valencia y poco más. Nuestro Savile Row albacetense con profesionales muy cualificados, encuentra en Yagüe un merecido referente y a otros pocos entusiastas que cultivan el gusto por un clasicismo marinado con la vanguardia que toda moda ofrece.

Excesivos elogios son pocos para estos profesionales que afrontan el futuro con el anhelo de brindar sus creaciones a una clientela que aprecia lo auténtico y lo singular.

La sastrería a medida se extiende por todo el mundo, más buscada en unos países que en otros. Alemania, España, Reino Unido, Holanda, Austria, Francia, EE. UU. e Italia cultivan este arte mostrando prendas con esmero y lustre, tejidos elaborados a las viejas usanzas y en donde la huella del tiempo y su matiz se valora y se aquilata alcanzando una perfección, una finura siempre discreta, sin estridencias, pero rigurosa y perfecta.

Si confrontamos estas naciones con aquellas en donde la confección a medida experimenta un renacimiento hallamos una nota muy singular: son sociedades en donde lo cultural, en sus distintas manifestaciones, ha dejado indeleble su huella única, la magia del arte que trasciende a los tiempos. Y las sociedades que han creado y vivido en la cultura son sociedades confiables para la convivencia humana porque el arte civiliza.

Establecimientos del estilo de Yagüe los encontramos en Florencia: Liverano & Liverano; en Paris: Maridos; en Milán y Roma: Massimo Alba; en Tokio: Bryceland´s & Co.. La londinense Anderson & Sheppard desde 1906 y las afamadas Hardy Amies, Spencer Hart, Connally y Richard James, también la centenaria casa de Gieves & Hawkes y el más moderno Ozwald Boateng. En Nueva York, para acabar con esta breve exposición, quien es un mito en la cosmopolita ciudad, el sastre William Fioravanti.

Vivimos en un mundo cada vez más difuso, la penumbra de una uniformidad sin estilo avanza trágicamente. Se rompen las formas y se imponen rituales asfixiando la individualidad, mermando la trascendencia del hombre expresada en su capacidad creativa, testimonio de su dignidad.

¿Lo anónimo e insignificante como estrategia de vida?.

Viene al caso las palabras de Ovidio: bene vixit, qui vene latuit (bien vive quien bien se esconde). Pero el hombre no está llamado a experimentar una vida así. Todo lo contrario.

Por eso mismo, muchos encuentran en estas prendas, en este modo de vestir, un medio que reivindica un humanismo amable, cercano e innovador, alejado del vacío, distante de lo incivilizado y lo primario.

Para Lipovetsky la moda estimula los pensamientos personales y las vivencias subjetivas … lo concibe como el instrumento básico de la dinámica individualista en sus distintas manifestaciones. Todas estas características facilitan un fin que es el progreso y el avance, en la persona, en su grupo y en la sociedad.

La originalidad vierte sus frutos en beneficio de todos: es el influjo de la innovación artística. Ya ocurrió en el Renacimiento cuando el hombre se erigió en la medida de todo, un hombre que propugnaba los buenos modales, la cortesía, el fomento del entendimiento, la sencillez en las relaciones sociales, el dialogo, el ansia de conocer y saber.

Un libro de reciente aparición escrito por Paolo Hewitt recuerda cómo los Beatles instalaron la sede de su empresa Apple Corps, en el barrio exclusivo de Savile Row en Londres. Fue entonces cuando entraron en contacto con sastres como Sexton y Nutter. Este último, un discreto sastre sin recursos, recién llegado a Savile Row, supo ofrecer creaciones a todos los miembros de la banda británica. Desde 1969, Nutter vistió a todos los componentes. Como resultado, la excelencia de la música se unió a la excelencia del diseño textil con un resultado extraordinario, se creó historia en la música pop.

Focalizados a la sastrería tradicional, el arte se convierte en instrumento en donde el hombre expresa su individualidad y su imagen. Lo artesano y la selección de prendas que se ofrecen al cliente es la respuesta a la necesidad de apartarse de una estandarización abrumadoramente gris y parca en brillos y texturas.

Talento del sastre y calidad de materias primas, cumplen con la aspiración de la moda desde el s. XVIII: prudencia, mesura, utilidad, pulcritud y comodidad. Eso es lo que encontré en Yagüe, aquí en Albacete.

Y la paradoja del mundo de la moda que acontece hoy: empresas de alta gama como Dolce & Gabbana dan el salto a la sastrería tradicional complementando la oferta del prêt-à-porter.

La elegancia, el buen vestir, también es una necesidad que ha existido desde hace siglos porque el hombre es un ser fascinado por una historia… que el sastre va fabricando  con paciencia y devoto entusiasmo.

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