Decadencia sin retorno 2

El Palacio de la Moncloa.
El Palacio de la Moncloa.

Participo de la teoría por muchos compartida que un cargo, cualquiera sea el nivel, tiene efectos taumatúrgicos en muchas personas que carentes de relevancia, cultura y conocimientos pasan a situaciones de poder que les hace "pensar" (un decir), que el hecho de mandar está en consonancia a su sabiduría.

Tomemos un modestísimo "gorrilla" en la ciudad de Sevilla y hagámosle "democráticamente" concejal de Cultura de aquella corporación. En pocas semanas asistiríamos, con asombro, a la extraordinaria metamorfosis habida en tan probo ciudadano como si una paloma hubiera excretado sobre su cabeza conocimientos que añadieran a su condición de poder, la más relevante de "autoridad".

De manera similar, tenemos el caso de la Sra. Merkel, ex canciller de un país de 83 millones de ciudadanos y renta media de 40.490 € que no requerirá del traslado del colchón de su dormitorio desde palacio alguno en tanto su residencia seguirá siendo su apartamento, situación no comparable con la del presidente del gobierno de España, Nación de 45 millones de habitantes y 23.640 € de renta.

Contemplo, y no exclusivamente en el mundillo de la política, la proliferación de parásitos tenidos por "gurús de la comunicación" por sus celebradas ocurrencias, muchos de ellos de “talla intelectual y en casos incluso física” que también confirma la condición moral y el nivel de quienes les jalean. Todos y todas convencidos son copias de Fouché a las órdenes de quien admitamos, tampoco está hecho con retales de Napoleón, lista interminable que confirma que "todos estos y estas", una vez subidos a la peana del poder actúan como si en efecto una muy especial paloma hubiera incrustado en sus meninges conocimientos que nadie, probablemente ni ellos ni ellas eran conscientes atesoraban.

Hablaba fechas recientes de uno de mis personajes preferidos, joven autodidacta y fénix de la palabra al que tuve la tentación de comparar con Diógenes, hombre de sabiduría proporcional a su abandono personal que no es su caso, tratándose de un muchacho del que desconociéndose oficio o experiencia laboral alguna, hace uso en ocasiones de lo que “equivocadamente” podríamos denominar como comportamiento macarra y que vive, parece que muy bien de "sus actuaciones" en el parlamento tenidas por algunos como genialidades.

Posible ex-reponedor de estanterías, dicho esto con respeto por quienes ejercen esta actividad, en su caso todo indica ha cambiado la incómoda carretilla o transpaleta para incorporarse como “trabajador fijo por la Patria” en el muy sacrificado, aunque seguro y desde luego infinitamente mejor remunerado sillón del Parlamento.

Confieso, visualizando sus últimas "ocurrencias" que me corroe la envidia por su suerte, ello admitiendo es "chico talentoso" al que hay que agradecer haya situado el Parlamento en la condición del “CIRCO que desde niños todos tenemos troquelado que donde haya un circo, es seguro habrá payasos a los que posiblemente tocó vivir situaciones injustas, posiblemente en su caso por pertenecer a una familia sin pedigrí social y economía modesta que le situó en el lugar equivocado, hasta que un golpe de suerte muy “merecida" al currarse una rudimentaria formación autodidacta con ayuda de Wikipedia, hizo posible el sueldo de diputado.

Vivo ejemplo, que al menos en este caso trocó en la suerte de Cenicienta por méritos propios de la injusticia, incluso corrupción que sigue formando parte de nuestras vidas y que se manifiesta a diario en nuestro entorno, no exclusivamente en lo que conocemos como casta política, sea la recomendación de una amante o un hijo sin talento refrendado con el de otras personas del mismo entorno profesional o similar formación, muchachos en los que pasado cierto tiempo emergerá una posible, incluso probable ineptitud al haber “llegado” con la sola acreditación de un tarjetón.

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