Descubrimiento y su Leyenda negra en el s.XVI

Descubrimiento de América.
Descubrimiento de América.

Tan antiguo como el Descubrimiento de las Indias es su leyenda negra, imprecisiones interesadas que restan notoriedad a lo magnifico de una obra que asombra tras más de 500 años. Muchos trabajos se han elaborado y se escribirán sobre este fenómeno. Juderías Loyot y su obra de 1914, es solo una muestra de que el problema persiste y que debe ser aclarado constantemente porque los triunfos morales no se acumulan pese al progreso y el transcurso del tiempo y porque siempre todo parece comenzar desde cero (Bauman, 2005:260).

En el transcurso de la Edad Media al Renacimiento, España descubrió un nuevo continente, de inmensas extensiones de tierra, recursos naturales y gentes, a las que dio civilización y gobernó. Todo un desafío, más para un reino europeo a más de 9000 km. y más sorprendente cuando esta empresa fue realizada por muy pocos castellanos. El humanismo cristiano inspirado por la Escuela de Salamanca tuvo una incidencia muy directa en el trato protector que España dispensó a los naturales de las Indias.

Muchos hispanistas muestran un reconocimiento sincero a esta proeza. Ningún reino se encontró con una oportunidad así y ningún otro edificó lo que España, en todos los ámbitos: social, político, económico, religioso y cultural… considerando a estas tierras como una prolongación de su territorio en Europa.

España no esperaba descubrir un continente sino una travesía, una ruta, para comerciar con Oceanía. No tenía previsto enfrentarse con problemas jurídicos desconocidos: títulos en los que podía fundarse la soberanía; derechos sobre los indígenas descubiertos… El derecho castellano podía afrontar algunas cuestiones, pero no las desconocidas en las tradiciones de Castilla.

Existían jurisconsultos de fama: Antonio Agustín, Antonio Gómez y Diego de Covarrubias, sin embargo, no fueron ellos quienes asumieron la carga de regular estas nuevas realidades. Fueron los teólogos quienes participaron de modo esencial. Abordaban el estudio de las leyes desde el prisma del Derecho natural, más flexible para resolver conflictos concretos.

Este empoderamiento religioso secundado por el rey permitió reaccionar contra los excesos por el estrecho contacto de los religiosos con los indios a los que se reconoció ser portadores de alma y por ello, sujetos de dignidad humana.

La voluntad de la Corona española era contraria a la esclavización de los indios, institución existente también en la América precolombina. El envío por Colón a la Corte de indígenas causó estupor. No podía entender la reina Isabel bajo qué potestad podía el genovés imponer vasallaje a los naturales de aquellas latitudes. Junto a los cardenales Cisneros y Talavera se prohibió tajantemente la esclavitud, y solo se admitió para casos excepcionales. Voluntad recogida en su testamento en 1504.

La lejanía de los territorios, los entresijos de las burocracias e intereses creados en el Nuevo Mundo… tergiversaron voluntades bien intencionadas de la Corte, situaciones que no tardaron en ser denunciadas por los dominicos. Célebre fue el sermón de fr. Montesinos en la navidad de 1511, en Santo Domingo, que negó la absolución a los españoles que aplicaran la esclavitud.

Estas tensiones indujeron a Fernando II, regente de la Corona española, la publicación de las Leyes de Burgos u Ordenanzas para el tratamiento de los indios en 1512, que establecían tratar con más justicia a los naturales americanos (RAH,2008).

Su relevancia queda probada por la impresión de 50 copias del texto, infrecuente en aquella época. Las Leyes de Burgos han sido consideradas como antecedente de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.

Otras normas se dictan para proteger a los naturales del continente. El emperador Carlos dictó el Decreto de 1520 que reiteraba su libertad. Nombró presidente del Consejo de Indias en 1524 a un dominico, quien dictó las Leyes Nuevas en 1542 y abolió las encomiendas.

Este hecho motivó revueltas en el Perú asesinando al virrey Blasco Núñez Vela. El orden fue repuesto por el rey. Se restituyeron las encomiendas por la Real Provisión de Malinas de 1545 aunque suprimiendo todo servicio personal. Más tarde desaparecieron por una degradación irremisible.

Frente a las acusaciones de codicia de fr. de las Casas reacciona Diaz del Castillo, que en su obra Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, de 1575, expone que sí hubo deseo de ganancias, algo comprensible, pero más alto era el orgullo de ser soldado español, servir a Dios propagando la cristiandad y servir al rey procurándole mayor grandeza (Bleye,1964).

Nunca, etnias de indios fueron extinguidas y se respetó su orden social y su nobleza (Desdevises du Dezert, 1989) y nunca la esclavitud en otras naciones se convirtió en problema de Estado como en España. Inglaterra, Francia y Portugal antepusieron los intereses económicos.

España era un reino con sus propias ideas y orgulloso de tenerlas distintas a los demás.

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