No desentierren más odio

¿Estas acciones que promueve servirán para resolverlos aunque solo sea en una pequeña proporción?

Sociedad.
Sociedad.

¡Asaltan mi memoria! Ah, ¡los años!, recuerdos de personas, situaciones e historias que, como memoria del pasado, es el único bagaje con que cuento, siendo entrañable vendimia y las coplas que se cantaban, una de ellas "La hija de Juan Simón" que me conmovía y que a día de hoy me sigue emocionando. Era el desgarro del padre que, tras enterrar a su hija clamaba "soy enterrador y vengo de enterrar mí corazón", copla que interpretada por Angelillo o El Niño Marchena troqueló en mí simpatía por la figura del enterrador y por contraste la lógica reacción de rechazo por aquellos que, por el contrario, intentaban en mis pesadillas asaltar el camposanto en intento de desenterrar el cuerpo de aquella desventurada chiquilla. 

Padecí sueños con aquellos siniestros profanadores y asaltantes de tumbas descritos por Dickens o Stevenson "El ladrón de cadáveres”, pesadillas incrementadas por las interpretaciones en el cine de terror del excepcional actor Boris Karloff que han vuelto de nuevo con la llegada de otro espectro de nombre Félix Bolaños cuya imagen, ciertamente contraria a la de aquellos siniestros y desgraciados profanadores con ojos sin vida, vuelven ahora con forma de un elegante y dicen que ilustrado individuo, en su caso sin el aspecto siniestro de aquellos desgraciados causantes de mis pesadillas.

La noticia de la próxima exhumación del fundador de La Falange D. José Antonio Primo de Rivera, joven que a los 33 años fue fusilado por aquella democrática República en 1936 y que una vez sea desenterrado en acto para el que no encuentro otro calificativo que ignominioso. Así, por aplicación de la reciente "Ley de Memoria Democrática” se trasladará también lo que pudiera quedar del mismo, con la publicidad que el régimen actual requiera a salvo que su familia lo evite a fin de ahorrarnos la vergüenza de un rito innoble, tal como el que se llevó  a cabo con los restos del General Franco en escena indefinible y macabra, lo que todo indica fue también creación artística del mismo Bolaños para pasear a personas cuyos cuerpos descansaban en el Altar Mayor del “hasta ahora” conocido como Valle de los Caídos.

Diría a este gestor que en aquella bóveda y bajo la Cruz, descansan también miles de hombres que murieron en el fragor de aquella espantosa tragedia, mal llamada orgía de sangre, seres humanos que no escogieron el lado de la trinchera del frente en el que murieron y mataron a otros que tan siquiera conocían, no existiendo en ellos odio alguno en tanto lo hacían como carne activa o pasiva sin más función que cumplir órdenes dependiendo el lugar donde residían al estallar la guerra. En definitiva, otra innoble acción marca de la casa en intento de repetir en su función como muñidor de estos asuntos una nueva profanación que le daría derecho, en estos momentos de vacantes por la anulación por el gobierno actual de muchos títulos nobiliarios de reclamar para sí el título, "por el momento", de "desenterrador mayor del Reino". Es por ello que le recomendaría la lectura de "Sinuhé el egipcio", novela en que el autor Mika Walmart describe aquellos embalsamadores con el olor a muerto de por vida que solo les abandonaba, curiosa paradoja, al ser sustituido por el hedor en su propia muerte. 

Le diría igualmente a este ahora por elevación ministro, que sus acciones evocan hechos que debieran avergonzarnos a todos, y a él en particular, de nuestra condición humana como fueron, en plena guerra el "desenterramiento" por algunos milicianos que, en intento de saciar su odio, fusilaron nuevamente cadáveres sacados de las tumbas de aquellos que tenían por enemigos. También le recordaría el asesinato de miles de religiosos y religiosas vejados, violentados incluso castrados en aquella época, hechos que muchos olvidan, como también olvidan el fallido golpe de estado efectuado por democráticos servidores de un más democrático PSOE dirigido por Largo Caballero, hoy su partido que fue antesala y primer intento de guerra civil en el año 1934, precursor del golpe del 36. 

Y es que el "comportamiento" de tan elegante y atildado ministro me recuerda por días al personaje de la obra cumbre de Oscar Wilde "Dorian Gray", un comportamiento que no creo esté impulsado por el diapasón del rencor o del odio debidos a aquellos trágicos acontecimientos que, cuando sucedieron, ni siquiera él era proyecto de nada. 

Opino es la vileza, el cálculo miserable e indigno que en general mueve a algunos creyendo sacarán réditos políticos, ello después de haber pervertido todos y cada uno de los conceptos en que debe sostenerse una democracia de verdad por lo que sin plasmar la casi imposible recopilación de los problemas actuales y reales que afligen a este país y a sus ciudadanos, asuntos gravísimos que espero conozca, le preguntaría: 

¿¿Cree de verdad que estas acciones que promueve servirán para resolverlos aunque solo sea en una pequeña proporción ?? 

 

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