El liderazgo

Siempre entendí lo que en términos míticos se definía como "líder", figura en que brillaba con luz propia “valentía incluida la física, don de la palabra y el discurso, así como generosidad con el vencido"

Mundo.

Siempre entendí lo que en términos míticos se definía como "líder", figura en que brillaba con luz propia “valentía incluida la física, don de la palabra y el discurso, así como generosidad con el vencido".

Intento entender la necesidad de líderes que, en numerosos casos son tan solo creaciones al gusto del poder y, empleando como si fueran "material fungible" a gente no curtida en la brega de sus trabajos y nula capacidad para el estudio, a elementos intelectualmente romos y un caso notorio de titulación obtenida fraudulentamente que confirma su falta de ética y moralidad; en definitiva pompas de jabón que se diluyen en contacto con la realidad al confundir el Santo con la peana y el agravante creer somos los ciudadanos quiénes "realmente" les elegimos en función a sus méritos capacidades.

Y sí, hablo de mesías que, sin diferencias por sexo o ideología evocan las fantasías de mi niñez en que era el héroe que ganaba guerras con tirachinas y donde la verborrea era la base de mis discursos de infante, hoy muestra de un mundo dónde cualquiera puede llegar a detentar poder siempre que sea obediente al sistema. 

Acontecimientos muy recientes en uno de los partidos que representan lo que en estos momentos me atrevo a definir como "pequeña política" han contribuido al despertar de mis sueños revelado la dura realidad de nuestra condición por “hombres y también mujeres que han emergido como monumentos vivientes a la irresponsabilidad que emana del despecho y el rencor”, personas a quienes aconsejaría no hacer jamás uso de sus vísceras por ser fuente demasiado vulgar en quienes aspiren a gobernar y mucho menos aún con la ingratitud a quienes en su día les auparon.

Hablo también de gentes para quienes el valor es temeridad, el don de la palabra el discurso fácil o la demagogia, así como de una inexistente falta de generosidad que deriva en rencor en intento de destruir a quien considera su enemigo político hasta el punto de morder la mano que le alimentó.

No es menor la contribución en todo este asunto de determinados "medios de opinión" que no información donde directores dotados del don de la ubicuidad, asisten mañanas y tardes a programas de debate en diferentes cadenas de TV con el fin de mitigar la fatiga de nuestras neuronas sin por ello dejar de atender las redacciones de los medios que dicen dirigir, ello con clara y vergonzante tendencia a desacreditar a quien con seguridad y "cumpliendo órdenes" consideran perdedor, ello al tiempo de salir en ayuda incondicional de quien "también cumpliendo órdenes pero en inverso sentido" intentan aupar como líder.

Y sí, la conclusión me resulta evidente en un mundo, dónde repito, cualquiera puede llegar a detentar un poder cuyo punto de partida es la falta absoluta de escrúpulos acompañada de ambición patológica que les permite obviar cualquier atisbo ético y con empleo de una demagogia ayuna de conocimientos reales que deviene en puro y simple populismo.

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