El tapiz

Tapiz, La pradera de San Isidro. Fuente |Pinterest.
Tapiz, La pradera de San Isidro. Fuente |Pinterest.

Tengo una gran amiga, Ana María, ya fallecida. Amor era, desde niña, lo que sentía por la Naturaleza. Disfrutaba descubriendo la pujanza de sus formas, las curiosas costumbres de los insectos, tratando de comprender el canto del jilguero, o el por qué de las figuras caprichosas de las hojas. Se sorprendía con el desperezarse de las plantas, y sonreía al ver cuan presumidas se mostraban las flores, y con motivo, engalanadas con  vestuario tan sedoso y colorido… Eso de tejas para abajo.

Y, de tejas para arriba, el girar de los planetas, el brillo tembloroso de las estrellas y las distancias inimaginables entre ellas la sumían lentamente, al abrigo de su asombro, en el recatado y escondido mundo de la contemplación. Era allí donde se le permitía descubrir lo que le aguadaba pacientemente de tejas para adentro.

Debió ser en alguno de esos encuentros donde intuyó que el “más allá” y el “más acá” no estaban realmente tan distantes. Que apenas los separaba un tapiz, y lo podíamos tocar. Nosotros, decía, aquí vemos la hermosura y majestuosidad de la Naturaleza desde la parte anudada de sus fibras. Pero, al otro lado, aguarda la imagen real, grandiosa, fascinante y nunca vista elaborada por el Gran Artesano de la Creación. Ahora solo podemos observar la realidad a través de un velo, el del tapiz.

Le di vueltas a esa idea. Una verdad velada de nudos, pensé. Se arremolinaron varias consideraciones y preguntas:

El tiempo separa ambas caras. El programado debe consumirse para que se nos desvele la Visión. Es, además, el soporte sobre el que el hilo de la vida va tejiendo su trama. ¿Podemos apreciar el “cartón” diseñado por el Pintor Divino?

¿Convivimos con la eternidad? ¿Se cuela entre la urdimbre para anudar nuestra esperanza?, como diciendo: ¡no te desalientes!, alcanzarás lo que anhelas. ¡La Promesa se cumplirá!

¿Se va trenzando nuestra vida entre el tiempo y la eternidad? La vida es una sola para cada persona y, por lo que conocemos, en continua evolución. Pero, ahí está la Naturaleza que nos auxilia con sus recursos didácticos para ayudarnos a comprender. Y cuanto más avanza la Ciencia, mejor. Moebius nos mostró una superficie que aparenta tener dos caras, pero solo tiene una, y un borde únicamente. Nuestra existencia también cerrará su anillo.

Y, en el telar de la Historia, ¿no asoma por su origen el cabo del hilo conductor que le va dando forma a manos de su Señor?

La cara oculta de la Naturaleza recreada se advierte en el Apocalipsis revelada.

 

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