De mohínes y pucheros

La vicepresidenta segunda del Gobierno y Ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, en una imagen de archivo.

Carta abierta a la vicepresidenta y ministra de Trabajo y Asuntos Sociales

Vicepresidenta segunda y ministra del Gobierno de España.

Comienzo la presente que con seguridad nunca leerá, con la frase en mí mente troquelada que hace más de 45 años escuché a un directivo a quien siempre tuve por ser un señor justo y de inteligencia superior.

Decía así. «Siempre he sentido enorme incomodidad y desprecio por quienes una vez sucedido un acontecimiento de consecuencias indeseables exclaman": "Sabía lo que iba a ocurrir"», mismo sentimiento que evoca en mí su cometario o mejor "confesión" en días pasados, cito literalmente, que el 14 de febrero de 2020, un mes antes se declarara oficialmente la pandemia, “vio lo que iba a pasar en España y así lo advirtió al Gobierno del que formaba parte como ministra de Trabajo a lo que no hicieron ningún caso” y sin que diera lugar a desconvocar y-o suspender la marcha feminista prevista para el 8 de marzo que mejor llamar de la muerte, que no de la vida como así manifestaba la entonces vicepresidenta Calvo en referencia a la misma (nos va la vida en ello decía), y no se equivocaba.

Es por ello que le pregunto si tiene usted consciencia o mínima idea del número de muertos a consecuencia de aquella marcha alentada, propiciada y fomentada por intereses que se impusieron sobre la salud, en principio de las participantes por conveniencia política partidista en la que se infectaron, "a D.g" sin consecuencias fatales compañeras suyas ministras así y la entonces vicepresidenta Calvo, una de sus promotoras, todas integrantes de aquel gobierno del que  usted formaba y sigue formando parte.

Que las deliberaciones del Consejo de Ministros sean secretas evocan en el caso concreto de su confesión posterior lo que se conoce como la ley de la “omertá” en la mafia siciliana, lo que entiendo pudiera ser una de las razones de su silencio cómplice que no obstante hace me pregunte por la existencia de "alguna otra razón" que le haya podido impulsar a romper repentinamente ese silencio, más después de casi dos años para confesar un hecho cuyas consecuencias inmediatas, aunque sea por dignidad personal y política debieron llevarle a usted a la denuncia pública y dimisión inmediata.

Créame vicepresidenta y ministra que no la cuestiono por su totalitaria ideología que se traduce en propaganda y autopromoción para sí, lo hago en base a los espantosos efectos contabilizados por docenas de millones de muertos que dicha ideología trajo al mundo, quedando a la espera de su condena que no panegíricos y apología de ese comunismo del que hace gala y alardea, lo que también hace me pregunte lo que pensaría y diría usted de alguien que hiciera apología del nazismo. Pero si le cuestiono por las consecuencias que su dejación por la obligación que tenía al ostentar un Ministerio que, ante hechos que confiesa conocía de antemano de tan extrema gravedad y con resultados posteriores que usted debiera conocer, más tratándose de tan "letrada" pero me temo que técnicamente poca ilustrada ministra que debiera saber podrían tener algún día consecuencias judiciales.

Y es que contemplando sus calculados, lánguidos y siempre cursis e impostados mohines cuan doncella mancillada en el Parlamento, típicos gestos que dejan al descubierto el galopante cretinismo de algunos ciudadanos que se emocionan ante sus ocurrencias que mejor llamar chorradas y lugares comunes, ello con empalagosos pucheritos que evocan a mis nietos de corta edad ante cualquier situación indeseada.

Mire vicepresidenta y ministra, tengo la percepción intima ha pisado la manguera en el jardín particular de un sujeto que solo entiende de fidelidad canina a su persona y por ello, en ocasiones a veces generoso con quien le rinde pleitesía sin morder la mano con que les alimenta, que no de la lealtad inexistente de quienes debieran decirle en la cara que es, "entre otras cosas" un mentiroso, condición avalada por el hecho de mentir y mentir siempre en todo y a todos. Añado. que en esa hoguera de vanidades que todo indica se traen ambos y en el caso del presidente alimentada por las astillas que está haciendo del árbol milenario de nuestra Nación, ello con la ayuda inestimable del predecesor de usted Iglesias, en verdad personaje “solo en apariencia diferente a usted en las formas" que, dejó de tener interés como sujeto absolutamente desacreditado al haber ejercido para el Dr. Sánchez de mamporrero y correveidile, caso curioso qué, consumada la permuta, ha emergido en usted una ambición personal ciertamente legítima que confirma como a lo largo de la historia, siempre hubo personajes como dije en referencia al Dr. Sánchez capaces de morder la mano de quien les ha alimentado.

Quede con Dios.
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