“Movernos de manera agresiva e inmediata para poner fin a esta crisis mortal” (Okonjo- Iweala, directora de la OMC)

Nos impactaron las dramáticas imágenes de la población india sucumbiendo ante el virus. Eso fue en el mes de abril y puede que se haya olvidado: cosas más cercanas a nosotros han pasado al olvido sin asumir enseñanza alguna. En julio, la cepa Delta del sur asiático, sigue extendiéndose por el mundo generando brotes masivos.

Se ha podido hacer algo más para evitar su entrada en España. La prevención es una profilaxis tanto o más efectiva que la vacunación, pero creo que ha faltado algo más de determinación en los controles fronterizos.

Después de 16 meses desde la declaración de pandemia por la OMS el 11 de marzo de 2020, nos hayamos en una misma línea de salida, en un constante retorno a cero, sin un avance significativo en el control y extinción de la pandemia. Hay vacunas que previenen la severidad de la enfermedad, aunque sin medicamentos específicos para tratar la infección. Así las cosas, presenciamos un panorama de flaco optimismo.

Sin una conciencia clara de lo vulnerable que somos y con un deseo de disfrutar intensamente cualquier cosa, vivimos atrapados en el bucle nocivo de las olas víricas que arrastran vidas y frustran proyectos vitales.

Asistimos a la tercera ola mundial según la OMS, quinta ola en España, bajo la incertidumbre de la capacidad de la ciencia para afrontar nuevas variantes de preocupación y la resistencia emocional de una población y de sanitarios abrumados por la persistencia de la enfermedad.

La reunión del G-20 celebrada en julio de 2021 en Venecia ha declarado la fragilidad de la recuperación económica de los Estados ante las nuevas variantes del virus. También ha recibido los resultados del Panel Independiente de Alto Nivel, nombrado en la reunión del G-20 del mes de enero, para aportar soluciones a los desafíos de salud y finanzas ocasionadas por la enfermedad.

Integran este grupo, entre otras personalidades, el ex ministro de Finanzas de Singapur, Tharman Shanmugaratnam; el exsecretario del Tesoro de Estados Unidos, Lawrence Summers; la directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC) , Ngozi Okonjo-Iweala y Ana Botín, presidente del Banco Santander.

Varias son las conclusiones que el Panel de Expertos expusieron ante el G-20, algunas preocupantes, aunque aplastantemente realistas; otras, esperanzadoras.

En cuanto a las primeras, Okonjo-Iweala, afirmó que el mundo no está ni cerca del final de la pandemia Covid-19. E hizo una recomendación: debemos movernos de manera agresiva e inmediata para poner fin a esta crisis mortal lo antes posible.

Pero lo cierto es que no nos movemos con celeridad en esta pendencia biológica. Como comenta Didier Houssinm, presidente del Comité de Urgencia de la OMS¹, seguimos corriendo detrás del coronavirus. Aunque para ser más preciso, algunos países corren más que otros.

La paradoja es que existen naciones que han desplegado estrategias muy eficientes frente a otras mucho más discretas contando con una misma información médica. Desde esta perspectiva cobra sentido la afirmación del Prof. Frank M. Snowden recogida en su libro Epidemia y Sociedad cuando dice que los virus son organismos socio tecnológicos, mezcla indisoluble de naturaleza y cultura.

La variante Delta, prácticamente preponderante en todo el mundo, presenta características muy distintas de las hasta ahora conocidas. El Dr. Jing Lu, del Centro Provincial de Control y Prevención de Enfermedades de Guangdong, alertó en su trabajo publicado en julio de 2021² que la variante tiene una carga vírica 1000 veces mayor que las cepas originadas en 2020. Es más infecciosa en fase presintomática recomendando cuarentenas para sospechosos y sus contactos antes del cribado por PCR.

Frente a esta ola causada por este patógeno se ha actuado desde posiciones diferentes.

En las regiones de Oceanía y Asia impera el modelo denominado transmisión cero. Como herramientas básicas: bloqueos, rastreo rápido de contactos y estrictas medidas de distanciamiento social que han sido aplicadas ante la variante Delta.

Australia es el país en donde se aplican estas medidas de higiene consiguiendo las recomendaciones de su comité científico³. En el mes de julio de 2021 ha bloqueado a tres de los seis estados, confinándose a unos 13 millones de ciudadanos que solamente pueden salir de sus casas por razones esenciales.

Según el New Zeland Herald en su edición de 24 de julio, el ejercito puede desplegarse en Sídney para garantizar el bloqueo de la ciudad ante una súbita subida de casos de la variante Delta. Más del 80% de la población australiana está sometida algún tipo de restricción.

En Asia, China, mantendrá sus fronteras cerradas un año más y en previsión se encuentra construir un hospital con 5000 habitaciones para albergar a viajeros y a contactos de contagiados por la variante Delta, según el diario Global Times. Además, en un esfuerzo por contener la variante Delta en Pekín, han testeado con tres rondas de pruebas diagnósticas a 9,2 millones de ciudadanos, medidas acompañadas de confinamientos y suspensión de actividades turísticas, informa The Guardian.

Vietnam, Tailandia e Indonesia han aplicado medidas de distanciamiento, prohibición del transporte público y limitación de la movilidad entre ciudades salvo urgente necesidad.

En algunos países de Europa, a título de ejemplo, las estrategias son más dispares.

En Gran Bretaña las medidas preventivas se suprimieron el 19 de julio. El asesor médico del gobierno, Chris Whitty, justifica este levantamiento porque es mejor para Inglaterra sufrir una ola de Covid en verano, cuando los sistemas de salud están bajo menos presión y las escuelas están cerradas, que en invierno, según recoge el diario Financial Times.

España revocó su segundo estado de alarma el 9 de mayo de 2021 trasladando a las comunidades autónomas la responsabilidad de implantar restricciones individuales y colectivas. Sin embargo, se ha criticado la insuficiencia del soporte normativo (LO 3/1986; L 14/1986 y L 33/2011 ) que no permite adoptar decisiones gubernativas con la rapidez necesaria ni con la intensidad que puede ser recomendada.

Además, para un patógeno que muta constantemente hacia formas más eficientes de transmisión las motivaciones exigidas por las leyes pueden quedarse obsoletas. Por ejemplo, el factor del número de infectados puede ser irrelevante porque unos pocos contagiados pueden producir una gran dispersión del virus a corto y medio plazo. Recordemos la problemática de los superpropagadores  y posiblemente otras características del patógeno no detectadas todavía por la ciencia.

Gestionar una emergencia sanitaria causada por un agente no totalmente conocido en su naturaleza y efectos es una situación compleja y sometida a incertidumbre.

Conforme a los hechos expuestos, a fecha 28 de julio de 2021, Australia posee una incidencia acumulada de 8,66 casos por cien mil habitantes; Nueva Zelanda 1,43 casos por cien mil habitantes y China 0,05 casos por cien mil habitantes. Reino Unido posee una incidencia acumulada de 812,81 por 100.000 habitantes⁴.España, a idéntica fecha, alcanza una incidencia acumulada de 695,52 casos por cien mil habitantes….

Ante los diferentes resultados obtenidos en Europa contra la pandemia ha surgido la iniciativa de dotar a la Unión Europea de competencias en materia de salud, según declaró el vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell, en el curso de verano de la UIMP titulado

¿Quo Vadis Europa? IX. Hacia una Unión Europea geopolítica⁵. Hecho lógico, pues si la Unión ha aprobado un plan económico-financiero de grandes dimensiones para ayudar a sus miembros afectados, es lógico que quiera intervenir en la gestión de la causa que origina esa necesidad.

Se ha subrayado por el Dr. Van Kerkhove⁶, en julio de 2021, que en la lucha contra esta variante son importantes las medidas sociales y de salud pública además de la vacunación. Ello invita a reflexionar sobre la conveniencia de adoptar el trabajo híbrido, en vez del presencial, debate que parecía casi olvidado tras unos meses de calma sanitaria.

La genética organizativa imprime su dominio dentro de las organizaciones. Anula con ello la elección personal y mantiene hábitos ya automatizados. No obstante, también las rutinas sufren

Cambios que están determinados por el entorno, pero también por una conciencia humanitaria ante peligros evitables.

Los espacios seguros de virus promueven estabilidad emocional porque es sabido que la ansiedad reduce la satisfacción laboral comprometiendo la eficiencia de la organización y de las unidades que la integran. Pero también la seguridad de la persona, elemento este último prioritario.

En donde las normas de prevención de riesgos laborales no lleguen será el humanismo directivo el que evite una cosificación que convierta al hombre en prescindible ante el furor pandémico.

¹ Alocución de apertura del Director General de la OMS en la 8ª reunión del Comité de Emergencias del Reglamento Sanitario Internacional (2005) sobre la COVID-19, en Website: https://www.who.int/es/director-general/speeches/detail/who-director-general-s-opening- remarks-at-the-8th-meeting-of-the-ihr-emergency-committee-on-covid-19-14-july-2021 [Consulta: julio de 2021].

²  Website: https://virological.org/t/viral-infection-and-transmission-in-a-large-well-traced- outbreak-caused-by-the-delta-sars-cov-2-variant/724   [Consulta: julio de 2021].

³ New Zeland Herald en su edición de 12 de junio de 2020, Website: https://www.nzherald.co.nz/world/covid-19-coronavirus-why-the-delta-variant-is-terrifying- experts/TQ2BHK5CJAPA3PZDFRSTEOCXAM/ [Consulta: julio de 2021].

⁴ Website: https://datosmacro.expansion.com/otros/coronavirus/uk [Consulta: julio de 2021].

⁵ Vid. Website de la  Universidad  Internacional  Menéndez  Pelayo:  ¿Quo  Vadis Europa? IX. Hacia una Unión Europea geopolítica, [Consulta: julio de 2021].

⁶  Website: https://news.un.org/en/story/2021/07/1096792 [Consulta: julio de 2021].