Nuestro contemporáneo Dorian Gray

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. 19/6/2021

Fue la humillante doblez de la cerviz del todavía presidente del Gobierno de España Pedro Sánchez ante una "bandera regional", así como permitir retiraran ante su propia cara la bandera de nuestra Nación que prometió respetar y hacer respetar que evocó en mí la terrible imagen en tiempos aún recientes en otra región española, de la foto de una niña asesinada por alimañas hoy representadas por quienes son socios y sostén de su indignidad.

Ciertamente un "ser normal" no dormiría ante el recuerdo de aquel ángel triturado, salvo que en sus entrañas anidara la esencia de detritus y ponzoñosa maldad de aquel canalla que vendió su alma al diablo a cambio de la "eterna juventud", secuencia magistral con su rostro monstruoso reflejado en el cuadro de la secuencia final de la película basada en la obra de Óscar Wilde 'El retrato de Dorian Gray'.

Mucho se ha escrito sobre este personaje del que hoy, visto lo visto y sin recato afirmo es un miserable, un ser inmoral y mentiroso capaz de cualquier infamia con tal de perpetuarse en el poder de manera similar a como Dorian Gray hizo vendiendo su alma a cambio de gozar de una "juventud eterna" y cometiendo actos que iban contra la esencia misma de la naturaleza humana que me llevaría a plantear a nuestro presidente si, en estos momentos que tanto se habla e incluso se debate sobre el “delito de odio”, considera que odiar a estos asesinos debiera estar según su personal criterio tipificado como delito, y si también entiende como delito "odiar a quienes justifican, protegen y pactan con ellos”.

Y es que lo que estamos viviendo confirma que el mundo no ha cambiado en lo esencial al estar dirigido “en muchos casos” por gente que no entiende o asume que los bienes que disfrutan son flor de un día, ello por tratarse de diminutos faraones obligados a disimular su desdén por la plebe y no se percatan de lo efímero de sus satisfacciones. Liliputienses cuya estructura mental y fundamentalmente moral les impide reflexionar que lo que de verdad les iguala a nosotros, simples mortales "es la tela del sudario que envolverá sus despojos, que no la madera noble de sus féretros o la belleza y brillantez del mármol de sus sepulturas".

Siguiendo la línea de no emplear el insulto como argumento, más por entender es suficiente la descripción del comportamiento y los hechos, si empleo la más absoluta descalificación de un individuo para quien la vida de un niño, de muchos niños todo indica es solo una triste anécdota que en modo alguno debe empañar y menos interferir en sus sueños.
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