Verdades incómodas

Verdades incómodas

“A veces las personas no quieren escuchar la verdad por no querer destruir sus ilusiones”, Nietzsche

Verdades incómodas.

Pasado no mucho tiempo he llegado a conclusiones que me llenan de perplejidad o peor aún de pesimismo dada la situación actual a la que España ha llegado. Creo es la más importante nuestra "capacidad de olvido y/o asimilación" de hechos que siempre habíamos considerado eran imposible sucedieran, en realidad "sucesos" que han venido de la mano de personajes que pocos años atrás tenían por parte de un gran porcentaje de la población la consideración de excrecencias sociales, vividores sin ocupaciones entonces consideradas dignas, además de necesarias que, a día de hoy, han acumulado en tiempo récord posiciones de poder, fundamentalmente político y cargos que, "casi todos", entendíamos solo debían ser cubiertos por personas de formación académica "real y contrastada" o profesionales de excelencia acreditada. 

En efecto, hablo de personas de valía demostrada y capacidad de sacrificio, donde esfuerzo y talento eran las constantes que les habían situado en lo que entonces se entendía por éxito personal y social, lo que en muchos casos ellos entendían como obligación moral devolver al país algo de cuánto les había proporcionado en formación y oportunidades.

La verdad es que no encuentro explicación alguna para poder entender lo que ha podido ocurrir y sigue ocurriendo para que decisiones que debieran conducir a la "paz social, la justicia y el bienestar material de los ciudadanos" estén actualmente y en su práctica totalidad, en manos de sujetos que campan sin sonrojo alguno como gobernantes o apoyo de los mismos, siendo en realidad elementos "corrosivos" que conducen al país a su inexorable disolución.

La relación de nombres propios es irrelevante, más teniendo en cuenta son personajes secundarios, incluso prescindibles política y socialmente en el terrible drama que a todos concierne, sujetos a los que alguien ha dado la inaudita e increíble oportunidad, siendo simples gatos callejeros, que ni tan siquiera alevines de hiena para actuar a modo de "aprendices de estadista" de acreditada incapacidad en hacer nada, salvo que no sea en su propio beneficio.

Y sí, hablo de personas de mínima cultura y romos de sabiduría que no distinguen  las diferencias entre "poder de autoridad" o entre conocimiento y sabiduría, gente "semi culta", aunque más propio decir en algunos casos "semi analfabeta funcional" que confirma cuan poco tupido es el filtro o tamiz de la inteligencia que desprecia cuanto ignora y más aún a quienes entiende no son de su cuerda en marcado sesgo de sectarismo, incompetencia e irresponsabilidad.

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Me había propuesto no hablar de quien capitanea, naturalmente "a la orden" del actual sistema a una tropa formada por elementos que más parecen pertenecientes a una secta fanática y alienada, pobres diablos en sesión continua de adoración a un dios menor irresponsable, refractario a la verdad y lo peor, "desconocedor de las consecuencias de sus actos como "cualidades" que el "sistema actual globalista" ha valorado al darse también en dicha combinación una ambición más allá de lo "patológico".

Dados los antecedentes, el asalto a las instituciones, "a todas las instituciones" me lleva a pensar si España ha entrado en una situación de irreversible descontrol con esta tropa que, más que en su gobernanza, está como expliqué anteriormente en asuntos prosaicos más terrenales. 

En definitiva, de individuos en los que a priori podría parecer equivocada la Teoría de la evolución de Darwin que afirma que en los grupos sobresalen los más aptos.

Y me preguntó vista la situación de nuestra ciudadanía: ¿Seguro es equivocada?

Mucho me temo es más que posible, probable.