Torra ocultó el confinamiento de Lérida para evitar un éxodo

Alba Vergés
Alba Vergés

La Generalitat ocultó premeditadamente el confinamiento de la comarca leridana del Segrià para evitar una fuga de sus habitantes hacia otras zonas de Cataluña.

«Las medidas las teníamos muy pensadas y cerradas desde hace días. Pero hasta que todo está cerrado no se puede explicar. Ya vimos lo que pasó en Italia, donde anunciaron un confinamiento con dos días de margen y vimos el éxodo de personas y todo lo que desencadenó aquello fue un problema añadido», ha admitido la consejera de Salud del Gobierno catalán.

Alba Vergés negó el viernes desde Lérida que fuera a aplicar algún tipo de confinamiento selectivo en la región, para desmentir al director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, quien el jueves había apuntado la posibilidad de tener que limitar la movilidad en la provincia catalana para atajar los contagios y sostuvo que la Generalitat ya estaba planeando un «confinamiento selectivo».

Un día después, el Ejecutivo catalán, con Quim Torra a la cabeza, se reunía en el Palau de la Generalitat por espacio de una hora y dictaba el aislamiento de los aproximadamente 210.000 habitantes de Lérida capital y su comarca, desatando «mucha inquietud y nerviosismo en la ciudad», según relata el alcalde de Lérida, Miquel Pueyo, de ERC, como Vergés.

Tras reconocer que ocultó sus planes, Vergés ha evitado descartar un confinamiento más duro si la situación no mejora y se hace extensiva al resto de Cataluña. «No se puede descartar un confinamiento como el que hemos vivido si entrásemos en segunda oleadas importantes», ha admitido la consejera, en referencia a las medidas de control vigentes durante el estado de alarma. «No se puede descartar nada, pero trabajamos par no tener que confinar a todo el mundo en casa», ha precisado.

Asimismo, Vergés ha admitido el papel determinante de los contagios entre temporeros para explicar el brote masivo del Segrià, donde actualmente hay una tasa de contagios de 149 por cada 100.000 habitantes, cuando la media de España se sitúa en 8,76 cotagios por cada 100.000 habitantes.

Sin mencionar directamente a los inmigrantes que acuden al campo leridano para recoger la fruta, la consejera de Salud ha admitido la incapacidad del Govern para atajar las infecciones entre este colectivo. «Hay un contexto social que dificulta hacer un buen control de la epidemia. Hay un aumento de población grande en verano de personas que trabajan en empresas que tienen mucha actividad, con mucha gente mezclada y que no viven en las condiciones normales que viven las personas que están estabilizadas en el país», ha relatado Vergés para después añadir: «Eso crea un contexto de mezcla en los municipios de Lérida que provoca una situación difícil. Cuando hay casos positivos no hay solo uno ni es aislado. Hace que sea mucho más fácil el contagio y la transmisión».

Ya el 3 de junio, Torra aceptaba: «Hemos fallado con los temporeros de Lérida. No nos podemos permitir que duerman en la calle». Y el sábado el alcalde de Lérida reconocía que aún había temporeros durmiendo al raso, pese a que 246 de ellos habían sido realojados en pabellones y que el consistorio trabaja con mediadores y con la comunidad senegalesa para comunicarse con ellos. Asimismo, el sindicato UGT acusaba a la Generalitat de «ineficacia»: «Todo el mundo tiene el derecho de venir a trabajar a Lérida, pero la administración tiene que tomar las medidas adecuadas para velar por la salud y la seguridad de estas personas».

 

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