Pablo Iglesias pendiente de las diligencias de García-Castellón para decidir si actúa contra el líder de Podemos

Pablo Iglesias e Irene Montero
Pablo Iglesias

El caso Villarejo intoxica todo lo que toca. La prueba viviente es el vicepresidente Pablo Iglesias.

El líder de Podemos abanderó la lucha contra las “cloacas” del Estado que en gran parte afectaba a la corrupción policial. Ahora bien, el excomisario José Manuel Villarejo, encarcelado desde noviembre del 2017, era mucho más que eso. En la época de Jorge Fernández Díaz como titular de Interior, Villarejo desplegó tanto sus negocios privados como sus trabajos parapoliciales.

Se le relaciona con investigaciones no judicializadas a Podemos, a dirigentes catalanes como Pujol o incluso al extesorero del PP Luis Bárcenas, cuando este se había convertido en el enemigo público número uno de Rajoy.

Iglesias dio la orden de que Podemos actuara como acusación popular contra Villarejo. Pero además, él mismo, como particular, acabó personado como perjudicado, en la conocida pieza Dina. Ahora la causa ha girado y de perjudicado ha pasado a ser, a ojos del juez, sospechoso.

El líder de Podemos y vicepresidente segundo del GobiernoPablo Iglesias, ha insistido este domingo en Vigo (Pontevedra) en que será Podemos el que pida una comisión de investigación sobre el 'Caso Dina'.

"A lo mejor no recibe tanta atención mediática", si no es la derecha la proponente, ha puntualizado tras aludir al 'Caso Dina Bousselham', en el que se investiga el robo del móvil a una de sus antiguas asistentes, con contenidos que acabaron publicándose varios medios de comunicación.

Ha cargado Iglesias contra la "brutalidad", la "ferocidad" con la que algunos trabajan para sacarnos del Gobierno. "Tantas portadas. ¿Por qué esos ataques?, ¿por qué esa violencia?, ¿por qué se ha normalizado que la portavoz del principal partido de la oposición diga que mi padre es un terrorista o que soy un asesino de ancianos?", ha dejado caer.

Una retahíla de preguntas que ha resumido en "barbaridades que nunca han dicho en este país", al que "vuelven las cloacas mediáticas".

El vicepresidente ha contado que, tras recuperar la tarjeta de memoria del teléfono móvil de su exasesora Dina Bousselham a través de la revista Interviú, decidió no dárselo inmediatamente a ella porque lo estaba pasando mal en aquella época, con comentarios acerca de que ambos mantenían una relación sentimental.

 

Ha cargado el vicepresidente contra la "brutalidad", la "ferocidad" con la que algunos trabajan para sacarnos del Gobierno. "Tantas portadas. ¿Por qué esos ataques?, ¿por qué esa violencia?, ¿por qué se ha normalizado que la portavoz del principal partido de la oposición diga que mi padre es un terrorista o que soy un asesino de ancianos?", ha dejado caer.

Una retahíla de preguntas que ha resumido en "barbaridades que nunca han dicho en este país", al que "vuelven las cloacas mediáticas".

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