¿De verdad hay riesgo de que estalle una guerra nuclear?

Hace días los hawaianos se vieron sobresaltados por una alerta que recibieron en su móvil. Un misil se dirigía hacia las islas, y se instaba a sus habitantes a que buscaran refugio urgentemente. Todo se quedó en un susto y una falsa alarma. Pero, ¿realmente existe en el mundo peligro de una guerra nuclear?


Un misil balístico de Corea del Norte durante una parada militar en Pyongyang.
Un misil balístico de Corea del Norte durante una parada militar en Pyongyang.

“Estamos al límite”. Así calificaba el Papa Francisco la situación de tensión en la que vive instalado el mundo entero. “Creo que estamos al límite de que suceda (una guerra nuclear). Estoy muy asustado, solo hace falta un accidente para que se precipiten las cosas” dijo a un grupo de periodistas durante un vuelo oficial tras el incidente registrado en Hawaii el pasado 13 de enero.

Las máquinas, más peligrosas que los humanos

Las palabras del Papa no se basan en una suposición. Un informe emitido en 2017 por el Instituto de las Naciones Unidas de Investigación para el Desarme (UNIDIR) hacía hincapié en eso mismo: un error podría provocar una guerra nuclear a escala mundial. Una guerra “accidental”. “El riesgo es consustancial y, cuando se acabe la suerte, los resultados serán catastróficos” decía el informe (puede leerlo aquí).

En el informe de esta entidad se recuerda, además, que pese al compromiso alcanzado por las principales potencias nucleares del mundo para reducir sus arsenales de ojivas, lo cierto es que se ha aumentado el gasto dedicado a su producción.

Además, explicaba el informe, algo ha cambiado respecto a las graves crisis mundiales de la Guerra Fría. Por aquel entonces cualquier ataque nuclear dependía de una decisión humana, pero los sistemas actuales se basan en procesos informáticos automáticos que, como toda tecnología, pueden cometer errores o fallar (tal y como ocurrió en Hawaii).

La 'madurez' nuclear de Corea del Norte

El pasado mes de septiembre, la televisión oficial del régimen de Corea del Norte anunciaba la prueba con éxito de una bomba de hidrógeno. Lo confirmaban los sistemas sismológicos de los países vecinos. Pyongyang ya tenía bombas nucleares operativas.

Este paso, así como las diferentes pruebas de misiles balísticos de largo alcance que se sucedieron en los meses posteriores, han convertido a Corea del Norte en un potencial peligro atómico. Al menos así lo entiende el Departamento de Estado de Estados Unidos.

La inestabilidad manifiesta de Kim Jon Un como líder norcoreano es un riesgo a tener en cuenta en caso de que Estados Unidos decida en algún momento iniciar acciones militares contra el régimen de Pyongyang. Y en ese caso, habría que analizar también la posición de China ante un conflicto en su patio trasero.

 

Donald Trump en la Casa Blanca

La llegada de Donald Trump y su inédito estilo presidencial también ha colaborado a crear una cierta sensación de inseguridad mundial. Cabe recordar los ‘recados’ que envía por Twitter a sus ‘enemigos’, principalmente a Kim Jon Un. A principios de este mes de enero le dedicó uno de los más duros:

-“El líder de Corea del Norte ha dicho que “el botón nuclear está en su mesa todo el tiempo”. Alguien de su atrasado y famélico régimen puede informarle que yo también tengo un botón nuclear, pero mucho más grande y poderoso que el suyo, ¡y además mi botón funciona!”.

 

Otros focos de inestabilidad

Pese a que el principal foco de inestabilidad ante un posible conflicto nuclear reside en Estados Unidos y Corea del Norte, no son los únicos actores que podrían llevar al planeta a una guerra atómica.

Otro de los frentes que más preocupan es el de India y Pakistán, dos potencias nucleares que rivalizan por cuestiones territoriales, políticas y religiosas. La inestabilidad política de ambos países siempre ha sido percibida como un posible foco de riesgo nuclear.

Rusia, por su parte, es la segunda potencia nuclear del mundo. Y pese a que es improbable que su enfrentamiento cada vez más tenso con la OTAN y Estados Unidos degenere en un conflicto nuclear, el riesgo está sobre la mesa.

El reloj del fin del mundo

En 1945, científicos que habían trabajado en el Proyecto Manhattan para construir las primeras bombas atómicas –las lanzadas sobre Hiroshima y Nagaski- fundaron una asociación denominada ‘Bulltetin of the Atomic Scientist’.  

Su actividad principal fue la elaboración de una publicación en la que se analizaba el nivel de riesgo de aniquilación humana que existía en cada momento, ateniéndose a las circunstancias políticas del mundo. A esa escala se la llamó ‘El reloj del fin del mundo’: si las agujas llegaban a las doce simbolizaba el inicio de la guerra nuclear.

El punto más cercano a la aniquilación se registró en 1953. Aquel año tanto Estados Unidos como la Unión Soviética dan un paso adelante en su carrera armamentística desarrollando las primeras bombas de hidrógeno. Las agujas del reloj simbólico marcaban las 23:58.

Pues bien, actualmente –y desde días después de la llegada de Trump a la presidencia norteamericana- el reloj se encuentra a dos minutos y medio del ‘fin del mundo’. La segunda marca más alta de la historia, tras la de 1953. Ni siquiera durante la Crisis de los Misiles en Cuba en 1962 o después del 11-S se alcanzaron niveles tan altos de riesgo.

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