10-N: unas elecciones sin verdaderos líderes

Se buscan líderes para gobernar un país, y en esta campaña electoral no los encontraremos. Buscamos candidatos con valores, ideas, energía, determinación, capacidad de sembrar, de persuadir, de mostrar un por qué coherente, y vemos cabezas de cartel con muchas ganas de tener poder y pocas artes para seducir con autenticidad. No buscamos aspirantes perfectos, sino muy humanos. Tan humanos que sean capaces de hablar en nuestro idioma, en nuestro siglo, de nuestras cosas. Expertos en liderazgos ponen la lupa sobre un panorama electoral del que tiran nombres propios “cuyo liderazgo es una mala copia de quienes hicieron la Transición en el siglo pasado”

10-N: unas elecciones sin verdaderos líderes
La campaña electoral es el escaparate de la falta de liderazgo político en España.

Lemas. Carteles. Impacto. Twitter, Instagram, redes de pesca gruesa. Candidatos que han sido incapaces de entenderse sonríen en sus fotos electorales dándole al Photoshop un filtro de hombres de Estado. Otra campaña electoral. Un país políticamente en funciones. En este Risk sin cronómetro de batallas internas y externas, ¿no hay líderes capaces de sacarnos del pozo?

No. De momento, no. Volveremos a vivir otra campaña electoral con cabezas de cartel, pero sin verdaderos líderes políticos.LIDer_Sola (1)

Antonio Sola lleva sobre sus espaldas 450 campañas electorales en más de 25 países. En el mundo de la consultoría política le llaman “el creador de presidentes”. Ha estado detrás de José María Aznar, y de Mariano Rajoy. Guio los pasos hacia la cumbre de Juan Manuel Santos (Colombia), Felipe Calderón y Vicente Fox (México) o Michel Martelly, en Haití. Después de la segunda campaña electoral con Rajoy decidió abandonar su labor de estratega en las elecciones españolas. Digamos que tiene conocimiento de causa.

Sola ve desde Iberoamérica “la balcanización de la política española desde que nacieron partidos en los extremos, como Podemos o Vox. En las elecciones del 10N, donde no habrá mayorías absolutas, evidentemente, sí parece que el péndulo ha pasado de los extremos al centro, y serán los partidos como PSOE, PP y Ciudadanos los que adquieran de nuevo el protagonismo por parte de los electores. Algo similar sucedió en Grecia, en Francia, en Italia. A España llega ahora, porque vamos con 10-15 años de retraso en estos movimientos políticos”.

Habla de balcanización, de italianización, de trituradora, de cansancio de la ciudadanía, “pero no de nuestro sistema democrático. Estamos cansados de la mediocridad de los líderes políticos que están al frente de este sistema de partidos. Y eso se oculta en la campaña electoral buscando otros temas que no tengan que ver con el ejercicio de un liderazgo potente y valiente”.

Sostiene Antonio Sola que “los líderes que están al frente de la política española encarnan un liderazgo débil. Copian mal los liderazgos que tuvimos en la Transición, el que construyó los famosos Pactos de la Moncloa. Hablo de Adolfo Suárez, de Leopoldo Calvo-Sotelo, de Felipe González, de José María Aznar, e incluso de Mariano Rajoy… Los candidatos de ahora no han asumido un liderazgo transformador del siglo XXI. Están todavía en el siglo pasado. ¿Y tienen madera para ser líderes? Yo creo que sí, pero, o no la desarrollan, o no la quieren desarrollar. Resulta claro que prefieren estar en la mediocridad”.

El experto en estrategia electoral contempla que esta crisis de líderes políticos tiene un síntoma evidente: los que quieren liderar un país, no son capaces de liderar sus partidos, “o lo hacen con muchísimas dificultades. Las maquinarias de los partidos políticos españoles son viejas y cada vez son más reinos de taifas. Los candidatos de ahora no lideran ni dentro, ni fuera. Y liderar el partido es importante, como demostraron González y Aznar, que fueron muy férreos en la disciplina interna del PSOE y del PP, respectivamente”.

Los candidatos de ahora no lideran ni dentro, ni fuera. Y liderar el partido es importante, como demostraron González y Aznar.

Sola cree que “es posible aportar un grano de arena para construir un mundo mejor a través de la política. Soy español hasta la médula, y por eso quiero un mundo con más y mejor España. Una España limpia, noble y acogedora. Una España de encuentros para la que hacen falta nuevos liderazgos”. Los elementos claves de esos “nuevos liderazgos” del siglo XXI los concreta en “valores, ideas, energía y determinación”.

 

Y se para en algunas pautas más que deberían estar, pero no se ven. Por ejemplo: “sembrar y construir a largo plazo, sin dejarse atropellar por las prisas. Eso es lo que hace posible que prosperen proyectos políticos sólidos. No olvidemos que Mandela estuvo en la cárcel 27 años antes de su revolución política. Ahora que todo parece que tiene que ser inmediato, los líderes creen que son elegidos jefes de sus partidos, y ya están preparados para ser presidentes del Gobierno”.

Subraya algo esencial en un líder ajeno al mapa actual: “Tener una causa. Los políticos de ahora nos cuentan el qué y el cómo, pero no nos explican un por qué. Los ciudadanos necesitan darle un sentido a las cosas, y las nuevas generaciones de ciudadanos son especialmente sensibles a esta cuestión. En España, parece que los únicos que tienen claro un por qué son los nacionalistas catalanes…”.

En el itinerario hacia un liderazgo digno, Sola destaca también la capacidad de persuasión y “ser personas que demuestren querer ser algo en la vida. Los políticos españoles buscan ser presidentes del Gobierno a toda costa, pero no quieren ser alguien de verdad”. Dice el experto que “las sociedades necesitan ser pastoreadas, porque no todos tenemos madera de líder. Si no hay líderes que merezcan la pena, entonces seguiremos a Messi, a Ronaldo, o al cura del pueblo”.

Los políticos de ahora nos cuentan el qué y el cómo, pero no nos explican un por qué. Los ciudadanos necesitan darle un sentido a las cosas, y las nuevas generaciones de ciudadanos son especialmente sensibles a esta cuestión.

Poniendo el foco en la campaña, Sola cree que “Pedro Sánchez, Pablo Casado y Albert Rivera están en la medianía del liderazgo. Los tres son primos hermanos. Es lo que tenemos, pero podemos buscar más en la sociedad española. Lo digo con el máximo respeto por ellos como personas, no es nada personal, es algo estrictamente profesional. Ellos están tratando de gobernar sus partidos y llegar a la Presidencia del Gobierno de España solo con encuestas y con la opinión pública. El liderazgo es asumir cosas en las que de verdad crees, con o sin la opinión pública. Si tú lideras, la opinión pública acabará subiéndose a tu coche”.lider_Jericó (1)

Líderes suflé en las sociedades superficiales

Pilar Jericó es una de las Top Mujeres Líderes en España en la categoría de pensadoras y expertas, “por ser pionera en aportar claves en el desarrollo del talento, el liderazgo, la gestión del cambio y la superación del miedo”. Sabe de lo que habla desde dentro. Es la presidenta de BeUp, consultora de amplio reconocimiento internacional en procesos de transformación, liderazgo, talento femenino e innovación. Ha dirigido proyectos en más de 300 compañías en Europa y en Latinoamérica”. Después de trabajar con cerca del 70% de las empresas del Ibex, sabe cuánto talento hay en España y cuánto talento queda por pulir.

Como experta en esencias de líderes, Jericó subraya que “el concepto de liderazgo ha cambiado en esta sociedad particularmente emotiva. Ahora el líder político no propone ideas, sino claims. No presenta propuestas ilusionantes realistas, sino frases redondas, vídeos impactantes, e imágenes que lleguen más al corazón que a las cabezas. Una sociedad más superficial como la nuestra se conforma con pedir al líder político que nos ponga bonito lo que queremos oír, porque no estamos en condiciones de leernos los programas electorales”.

Jericó ve en la cartelera de aspirantes a la Presidencia un liderazgo más de postureo que un liderazgo auténtico, asentado sobre la roca de personalidades y proyectos fuertes. “El liderazgo es estar al frente, y se puede estar al frente de muchas maneras. Mi experiencia en el mundo empresarial es que, muchas personas que se han dedicado a la política, están acostumbrados a ser sumisos al líder del partido, pero les falta capacidad de decisión para la acción”.

Ahora el líder político no propone ideas, sino claims. No presenta propuestas ilusionantes realistas, sino frases redondas, vídeos impactantes, e imágenes que lleguen más al corazón que a las cabezas

En el panorama de estas sociedades vivas del siglo XXI, considera que “ya no tiene mucho sentido que en los partidos haya un solo líder al que todos siguen sin rechistar. Es importante que haya cantera, que haya más personas que decidan, porque eso enriquece a todas las organizaciones, también a los partidos políticos”.LIDER_ALCAIDE (1)

Líderes humanos que vendan “un futuro ilusionante”

Francisco Alcaide es speaker internacional y autor del best seller Aprendiendo de los mejores, el libro de management más vendido escrito por un español en los últimos años. Sabe de líderes, de madera, de personas, de empeño, de retos y de metas.

En este aire de campaña de la marmota sobre el terreno de juego, señala que “un líder a presidir el Gobierno debería ser como cualquier otro líder. El liderazgo no es otra cosa que la capacidad de convertir una visión (sueño) en una realidad (hecho). Liderazgo es hacer que cosas (buenas) ocurran. Liderazgo es la unión de resultados (liderazgo técnico) y valores (liderazgo ético). Liderazgo es ejercer una influencia positiva en nuestro entorno. Liderazgo es mejorar el mundo. La grandeza del liderazgo se mide por su legado”.

Y en ese camino hacia las cumbres políticas, Alcaide ve un punto de inflexión entre el itinerario, la campaña, el previo, y el sillón, el poder, la cima conquistada: “Hay una diferencia entre llegar (aspirar) y gobernar (dirigir). Para aspirar, lo que hay que manejar muy bien es la seducción con la comunicación. Es un tema de percepciones. Pero una vez que llegas, son los hechos los que hablan. Por eso, la mayoría de las personas que alcanzan el poder, al día siguiente empiezan a perder popularidad, porque todo lo que habían prometido no lo pueden cumplir, o no es tan fácil, o no es tan inmediato”.

En su opinión, lo que un líder político debe evitar a cualquier precio es “la incoherencia y la mentira, que son tremendamente dañinas para el liderazgo. Hacen perder la credibilidad y después es difícil recuperarla. Un líder debe ser una persona inspiradora, que venda un futuro ilusionante. A un líder se le pueden perdonar muchas cosas, pero nunca que sea una persona triste, apagada, gris, pesimista. Y las posturas excesivamente extremistas (salvo en algunos temas) solo recaudan el aplauso de una minoría, los de los extremos, y así es difícil sumar muchos votos”.

Un líder debe ser una persona inspiradora, que venda un futuro ilusionante. A un líder se le pueden perdonar muchas cosas, pero nunca que sea una persona triste, apagada, gris, pesimista.

Asimismo, enciende de realismo el panorama: “El mayor error que se puede cometer es pensar que ser líder significa ser perfecto. Los líderes son de carne y hueso, como todas las personas, tienen sus luces y sombras. Hay que ser exigentes siempre, pero también saber que la presión a la que están sometidos es enorme, ya que casi cualquier cosa que hacen es criticada. Según las estadísticas, hablamos siete veces más de lo negativo que de lo positivo. A veces somos muy injustos con ellos. Buscamos líderes exquisitos, radiantes y sin polvos para ponerlos en la vitrina, y eso no existe”.  

Candidatos del tiempo. Sociedades del tiempo en la que surgen esos liderazgos mediocres. ¿Al votante le interesa apostar por líderes, o se conforma con alguien que le reafirme en sus ideas? Alcaide considera que “todos buscamos líderes que nos inspiren, pero la gente, en general, está muy pegada a su realidad del día a día, y lo que les preocupa es su familia/amigos (relaciones y salud), pagar sus facturas (trabajo) y su ocio (diversión). Cuando esas cosas están en orden, el resto pasa a un segundo plano”.

A los aspirantes de la campaña, a todos, les aconseja “manejar muy bien la comunicación: lo que se dice y cómo se dice; dominar la frecuencia y la intensidad de la comunicación estando más presente en la mente de los votantes a través del mayor número de canales posibles”. Les recuerda que “en las redes sociales deben comportarse igual que en la vida real: con educación, respeto, honestidad, coherencia, poniéndose en valor, no escondiéndose, gestionando las críticas con buen tono”, y les anima a dar más importancia al cuidado de la imagen, de sus fotografías y vídeos de campaña: “Somos seres muy visuales. Las cosas entran por los ojos. Con la imagen es más difícil engañar y, a la vez, es más útil para quienes sean auténticos”.

Buscamos líderes exquisitos, radiantes y sin polvos para ponerlos en la vitrina, y eso no existe”.  

Alcaide ofrece recursos formativos culturales también para el tiempo de la campaña electoral. Para evitar que las ruedas de la maquinaria vayan vaciando de contenido el discurso del candidato. Recomienda, por ejemplo, el libro El mito del líder, de Santiago Álvarez de Mon, porque, como decía Warren Bennis, ‘el liderazgo es el tema más tratado en la literatura del management, y al mismo tiempo, el peor comprendido’. Tenemos una idea muy equivocada sobre qué es el liderazgo auténtico”.

Además, les recomienda a ver antes de la campaña Titanic, de James Cameron, “porque el complejo de superioridad, la soberbia, la arrogancia, y creerse por encima del bien y mal, llevan siempre a estrellarse. El liderazgo es humildad”. Finalmente, ofrece un lema para que los aspirantes al podio de la Moncloa tengan en la cabeza durante toda la campaña: “Toda verdad ignorada prepara su venganza, de Ortega y Gasset. La mentira tiene las piernas cortas”.rioirda

El valor del posicionamiento ideológico

Mario Riorda se define como “activista político” y ha participado en más de 120 procesos electorales. Es director de la Maestría en Comunicación Política en la Escuela de Posgrado de Comunicación de la Universidad Austral (Chile) e imparte cursos de su especialidad en universidades de España, América Latina y Estados Unidos.

-¿Cómo debe ser un líder político que aspire a la Presidencia del Gobierno en España?

-No lo sé. Y es muy bueno que los analistas, académicos y consultores nos animemos a decir “no sé”. Estamos llenos de dogmas interesados, de prejuicios no contrastables, de cambios por niveles de escepticismo donde la información sobra y nunca falta. Hagamos un recuento breve: las elecciones contemporáneas están viendo romper todos los moldes. Ni Trump, ni Bolsonaro, ni Zelenski, ni Bukele, ni Fernández son modelos que uno hubiera imaginado victoriosos antes de competir. Decir “no lo sé” no es un acto de humildad, sino de racionalidad frente a representaciones y expectativas destrozadas. Además, España cruje con su viejo sistema de partidos, pero lo nuevo, amenazante, es más ruidoso que concreto. Sin embargo, anida año a año una representación muy insatisfecha en el país que obliga a pensar que los cimientos se están moviendo más de lo que uno cree. No hay que confundir el movimiento en una elección, alianzas y acuerdos para un nuevo gobierno, con el movimiento político subterráneo de insatisfacción acumulada”.

Anida año a año una representación muy insatisfecha en el país que obliga a pensar que los cimientos se están moviendo más de lo que uno cree.

Para Riorda, la manera en la que un líder muestra sus atributos son “la autenticidad, la coherencia y la persistencia en sus posicionamientos. Ubicarse sobre valores ideológicos claros. El posicionamiento es previo al voto, por lo que la ubicación de la candidatura es vital para saber y entender qué representa. El ocultamiento ideológico, la despolitización y el ser políticamente correcto fue un fenómeno noventista que tiene poco lugar hoy. Si hay un efecto gigante que trajeron las redes es el resurgimiento de la política tribal, y esto dificulta la transversalidad. El tribalismo exige mucho consenso e identificación interna como requisito previo al apoyo o al “ser parte”. Y de eso se trata, de consolidar parcialidad. ¿El riesgo? Que mientras más visible se hace uno, más complejo es el consenso a posteriori. Vox es un caso extremo, pero por la velocidad de su aparición explica mucho de esto”.

El ocultamiento ideológico, la despolitización y el ser políticamente correcto fue un fenómeno noventista que tiene poco lugar hoy.

Sobre modelos de liderazgos políticos a los que imitar con los matices propios de cada tierra y de cada signo, el académico señala que “la mayoría de los ejemplos políticos actuales que han sido ensalzados internacionalmente, han terminado en frustraciones. Generalmente, cuando eso pasa, es porque se confunde la idea política con la de un rockstar o una celebrity digital. La explosión de visibilidad asociada a parámetros cool son una tentación cada día más frecuente que suele producir desplomes de popularidad y credibilidad más temprano que tarde. Lamentablemente, la visión publicitaria clásica, asociada a la idea del shock y el espectáculo, sigue insuflando al sistema político prácticas de sobre representación que son absolutamente perjudiciales para el sistema político.

La explosión de visibilidad asociada a parámetros cool son una tentación cada día más frecuente que suele producir desplomes de popularidad y credibilidad más temprano que tarde.

Riorda considera que “el votante busca certezas, seguridades, máxime en un contexto de escepticismo europeo creciente. Con la caída de los partidos políticos como faro excluyente que oriente la representación, la personalización sostenida en liderazgos -que más bien es hiperpersonalización-, se convierte en una instancia que aporta seguridad. Hoy, los liderazgos que gestan y aglutinan demandas concretas a través de movimientos, adquieren una potencia de representación inédita.

Como consejos para los candidatos en estos meses nómadas de campañas “que son contexto, puro contexto”, recomienda leer La construcción del espectáculo político, de Murray Edelman, “que sostiene que los problemas no son problemas hasta que no se les adjudica significado social y político. La problematización es tambien una construcción intencionada”. Y que no dejen de buscar un hueco entre mítines, reuniones, gabinetes de crisis y gabinetes de exulte, para ver El reino, de Rodrigo Sorogoyen. El Goya del año pasado a la Mejor Película. El Mejor Retrato de la corrupción de la política, la corrupción de los líderes y la corrupción de las personas.

Hoy, los liderazgos que gestan y aglutinan demandas concretas a través de movimientos, adquieren una potencia de representación inédita.

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Se abre el telón de la enésima campaña. Con los mismos candidatos. Leyendo y escuchando a los expertos es evidente que los aspirantes al trono de Moncloa deben transformarse en siglo XXI y los votantes deberíamos ser más exigentes para no quejarnos luego, cuando ya todo es demasiado tarde. Cuando los líderes estaban en otro lado.

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