Agentes de la Guardia Civil, Policía y Ertzaintza reconocen que la información sobre la estrategia de ETA es mínima: “Sólo cogemos a segundones y estamos fuera de juego”.

Los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que trabajan a diario para desarticular el entramado etarra admiten graves problemas de información. Reconocen que están demasiado lejos de saber a ciencia cierto cómo, dónde y cuándo van a perpetrar sus acciones los terroristas.

Estos agentes especializados en la lucha contra ETA reconocen en privado a El Confidencial Digital sentirse “decepcionados y, a la vez, preocupados”. A día de hoy, la información que elaboran los servicios especiales sobre el complejo etarra es insuficiente: “no sabemos por dónde vienen los tiros”, reconocen.

La ofensiva de violencia a gran escala iniciada por ETA hace unos días con varios atentados con coches bomba en diferentes puntos del País Vasco y que causaron la vida del Brigada Luis Conde, ha desconcertado aún más a los expertos. “Estamos muy fuera de juego”, explican en relación a las acciones impredecibles de la banda.

En otros tiempos, recelan, el nivel de información era mucho más elevado. Sabían predecir, con relativa exactitud, dónde iba a actuar ETA o cómo iba a hacerlo. Ahora, en cambio, la percepción es que en la mayoría de las ocasiones las Fuerzas de Seguridad actúan por intuición o por presuposiciones, no por convencimientos basados en datos.

Además, existe cierta inquietud entre los agentes policiales ante las escasas consecuencias que producen los golpes policiales a la organización. Las fuentes consultadas explican que las detenciones que se practican son de “gente muy menor” en el organigrama etarra y en el aparato militar de la banda.

Esta situación la ejemplifican con las recientes detenciones de los últimos días: Unai Fano era, en efecto,  el nexo entre Batasuna y ETA, una persona considerada la ‘mano derecha’ de Arnaldo Otegi. No obstante, su peso en la dirección etarra era inferior.

Lo mismo sucedió con la detención del considerado uno de los jefes del comando Vizcaya de ETA, Arkaitz Giocoechea. Cuando se le apresó, sus declaraciones ante el juez y los registros efectuados hacían aventurar un vínculo directo con la cúpula de la banda. Una vez más, ésto no ha sido así.

Hay que recodar, tal y como se publicó en estas páginas (ver noticia) se dio especial importancia a las detenciones practicadas en Burdeos en mayo. Muchos creyeron que la incautación de diverso material daría pie a iniciar futuras operaciones contra la organización terrorista y su desarticulación

Incluso, el presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Javier Gómez Bermúdez, llegó a comparar las detenciones ‘Thierry’, Ainhoa Ozaeta, Igor Suberbiola y Jon Salaberria con la desarticulación de la cúpula de ETA en Bidart en el año 1992.

Pero nada de eso. Todo eran generalidades. Los datos contenidos en esos papeles y material informático no son tan concretos ni tan abundantes para que la Policía pueda pensar que la cúpula detenida en Burdeos ostentaba la plena dirección de ETA.

 

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