Alberto Ruiz Gallardón no entrará al trapo de Esperanza Aguirre. El alcalde de Madrid está buscando que lo quieran dentro del Partido Popular

El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, está siguiendo una estrategia definida que pasa por rehuir por sistema los enfrentamientos dialécticos con Esperanza Aguirre.

Según fuentes cercanas al alcalde consultadas por El Confidencial Digital, en el Ayuntamiento ha molestado la circunstancia de que “Gallardón cumplirá todo su programa electoral salvo con la finalización del eje Prado-Recoletos”, por las dificultades que ha puesto la Comunidad de Madrid.

También ha molestado mucho en la alcaldía el hecho de que la administración dirigida por Aguirre paralizara “durante varios meses” las obras de la calle Serrano, “aunque ya sólo falta un mes para que terminen”.

Pese a esto, Gallardón ha optado por “centrarse en la gestión de la ciudad” y “no entrar a los trapos” que le tiende Esperanza Aguirre, aun cuando algunas actitudes de personas muy próximas a la presidenta, como Antonio Beteta, consejero autonómico de Economía y Hacienda, que pasó de desarrollar su carrera política bajo el impulso de Gallardón a manifestar en público su hostilidad contra el alcalde, le hayan resultado particularmente dolorosas al munícipe.

Según las mismas fuentes de Cibeles, “el alcalde ya había buscado alejarse de polémicas antes de la Ejecutiva de noviembre”, en referencia a las turbulencias provocadas por el ‘número dos’ de Gallardón, Manolo Cobo, con sus declaraciones a El País y sus posteriores intervenciones en la reunión del Comité Ejecutivo del PP de primeros de noviembre del año pasado. Ya entonces, “Gallardón había querido centrar su mensaje en las Olimpiadas”.

Y es que, según personas cercanas al alcalde, “Gallardón se dio cuenta de que había sido un error pedir en público su inclusión en las listas”, y ya entonces decidió cambiar de estrategia. Cambio de estrategia acentuado tras las aludidas turbulencias de otoño de 2009 con Cobo como intermediario: miembros de la dirección del PP señalan que, entonces, su entorno le convenció a Gallardón de que la situación “había llegado demasiado lejos”, y que necesitaba “reenganchar con el partido”, en el seno del cual corría el riesgo de alienarse simpatías como las de Rajoy –con quien todavía hoy habla a diario- o Núñez Feijóo, grandes valedores suyos. 

Al mismo tiempo, Gallardón, informan otras fuentes, “está mostrando un perfil de niño bueno” ante la cúpula ‘popular’, también ante una Dolores de Cospedal con quien, afirman desde el entorno del alcalde, “las relaciones son cordiales”, aunque sin la confianza que el edil madrileño tiene, por ejemplo, con el portavoz ‘popular’ en el Senado, Pío García Escudero.

 

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