Artur Mas conocía desde mediodía del domingo su fracaso electoral. No comió y montó una bronca al CIS catalán por el fiasco de sus encuestas

La jornada electoral del domingo se convirtió en una pesadilla para Artur Mas desde muy pronto. A mediodía ya sabía que su campaña independentista había sido un fracaso, y ya no levantó cabeza el resto del día: no comió, canceló las entrevistas apalabradas para el lunes y pagó su frustración con el CIS catalán.

Según ha sabido El Confidencial Digital, CiU conoció, alrededor de la 1 de la tarde, los primeros sondeos realizados a pie de urna, que a esa hora le otorgaban 57 escaños en el Parlament catalán, cinco menos que en 2012.

Siendo consciente del mal resultado que se avecinaba, Artur Mas decidió que la Generalitat no facilitara esos datos a los medios de comunicación, tal y como se hace históricamente en todas las elecciones autonómicas. Eso provocó que, por ejemplo, TV3 realizara sus propios sondeos.

Se saltó la comida y apuntó al CIS catalán como el culpable

El ‘shock’ que le causaron a Mas los resultados a pie de urna dejó al presidente en funciones sin apetito, por lo que “ya ni comió”, según las fuentes consultadas por este diario.

Lo que sí hizo el candidato de CiU es ponerse en contacto con el Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat, el ‘CIS catalán’, para pedir explicaciones por el garrafal error cometido en las encuestas publicadas hace dos semanas, en las que otorgaba al partido de Artur Mas 69-71 escaños, dando segura la mayoría absoluta.

Con los sondeos a pie de urna dándole 57 escaños, “Mas montó en cólera y atacó gravemente a Jordi Argelaguet, director del CEO, y eso que los resultados finales fueron mucho peores…”

Horas más tarde, y con el fracaso ya consumado (50 escaños), el propio candidato de CiU ya conocía que otros partidos, como el PSC, también eran partidarios del cese de Argelaguet, que el lunes ya puso su cargo a disposición del Gobierno en funciones, que preside Mas.

Canceló las entrevistas apalabradas para el lunes

A lo largo de la tarde, y según iban cayendo el número de escaños para CiU, el gabinete de comunicación de Artur Mas se puso en funcionamiento para cancelar las entrevistas que el candidato ya había apalabrado para el día siguiente, dando por hecho que se presentaría como el presidente triunfal de la jornada electoral.

 

Según las fuentes consultadas por ECD, el candidato de CiU tenía apalabradas, al menos, dos intervenciones: en Televisión Española y TV3. Sin embargo, ambas fueron descartadas la tarde del domingo.

De hecho, el presidente en funciones de la Generalitat desechó cualquier intervención en los medios el lunes, convocando sólo reuniones con su ejecutiva para analizar unos resultados electorales que no se esperaba, y en los que ha perdido un total de 12 diputados con respecto a 2010.

ERC sólo le garantiza un apoyo para la investidura

La principal preocupación para Artur Mas después de confirmarse la debacle electoral es intentar encontrar un socio estable de Gobierno, algo que parece, a día de hoy imposible: “CiU necesita que ERC, PSC o PP, uno de los tres, voten a favor de la investidura de Mas, que no saldría elegido si los tres se abstienen”.

De estos partidos, con el que tiene más opciones de entendimiento es ERC, aunque los republicanos no se lo pondrán fácil: “Exigirán la celebración de un referéndum ya, sin la oportunidad para hacerlo ‘legal’, como quería Mas, y además rechazarán los Presupuestos que plantee CiU”.

Por ese motivo, “Esquerra sólo garantizará el apoyo en la investidura si exige un compromiso firme de celebrar la consulta soberanista, aunque el entendimiento en los presupuestos se da por descartado absolutamente”.

Desde el PP ya ponen sobre aviso a Mas: “Ya en 2010 votamos en contra de su legislatura y parece que ahora va a pasar lo mismo, ya que en su discurso incluirá de nuevo lo que él llama la transición nacional de Cataluña”.

El PSC, por su parte, anuncia dos posibles posturas: “O nos abstenemos o presentamos otro candidato, pero jamás votaremos a favor de Mas”.

En los socialistas catalanes aún está muy fresco el pacto alcanzado con CiU en 2010 para facilitar el Gobierno de Mas, y no quieren cometer los mismos errores de entonces: “Aceptamos abstenernos a cambio de unas condiciones que han sido incumplidas de forma descarada, por lo que es difícil que esta vez haya entendimiento”.

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