Atentado de ETA en Pamplona. Expertos en explosivos niegan la cifra de 80 kilos aportada por Rubalcaba porque en Zarauz, con 4, destruyeron media comisaría

ETA reapareció en la mañana de ayer en Pamplona con la colocación de un coche bomba en el campus de la Universidad de Navarra. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, reconoció en rueda de prensa que el vehículo empleado por los terroristas estaba compuesto por entre 80 y 100 kilos explosivos. Mientras, expertos policiales lo niegan.

Especialistas en desactivación de explosivos reconocen a El Confidencial Digital que el Peugeot blanco utilizado por la banda ayer en Pamplona estaba cargado con una cantidad mucho menor de material explosivo de la que informó el ministro.

Explican estos expertos que en otros atentados recientes, la banda terrorista ha empleado composiciones con cantidades muy inferiores a esos 80 kilos aportados por Rubalcaba y en los cuales se han registrado daños de mayor magnitud que los que se produjeron ayer en la UNAV.

En septiembre de 2007, ETA hizo estallar una olla a presión cargada con unos cuatro kilos de nitrato (amonal o amoral) en la comisaría de la Ertzaintza de la localidad guipuzcoana de Zarauz. En esta ocasión, el estallido provocó importantes desperfectos en el edificio y en las viviendas adyacentes.

El muro de piedra que rodea a la comisaría, de 1,8 metros de altura, se vino abajo y el socavón en el lugar donde estaba colocado el artefacto fue de más de un metro de diámetro. Ya entonces, los expertos interpretaron que empleado esa cantidad de explosivo, se evidencia que la banda quería matar –amplíe más detalles pinchando aquí-.

Otro atentado de similares características, el perpetrado el pasado día 4 de octubre en los juzgados de Tolosa con un artefacto de cinco kilos de explosivo, también causó importantes daños materiales. El estallido provocó un agujero en la fachada del edificio de unos tres metros de diámetro, así como la rotura de todos los cristales de las cinco plantas del inmueble y daños en una veintena de vehículos.

Los especialistas en explosivos de las Fuerzas de Seguridad no se explican por tanto porqué el ministro facilitó esa cifra de 80 kilos. Aseguran que con cantidades similares se han producido atentados de mucha mayor envergadura que el registrado ayer en Pamplona.

En marzo, la banda terrorista colocó un coche bomba cargado con 70 kilos de explosivo (10 menos, en teoría, que el de la Universidad de Navarra) en la casa cuartel de la Guardia Civil del municipio riojano de Calahorra. La explosión provocó graves daños materiales. De hecho, se decidió derribar el cuartel y construir uno nuevo.

En el caso del atentado de Legutiano, que acabó con la vida de Juan Manuel Piñuel, la banda empleó 100 kilos de explosivo. El cuartel también quedó prácticamente derruido. En Santoña, por su parte, donde ETA asesinó al brigada Luis Conde, el coche contenía la misma cantidad y la explosión, que se escuchó en localidades distantes más de cinco kilómetros, provocó un gran socavón.

Por el contrario, el coche bomba que la banda terrorista colocó ayer en el campus de Pamplona no dejó agujero ni en el suelo ni en la fachada del edificio. Sólo se registró la rotura de cristales y la pared del edificio ennegrecida a causa del fuego provocado por la detonación.

 

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