Los secretos de la crisis: una bronca con Bono forzó a ZP a cesarle y a improvisar una remodelación que no tenía preparada

Una fuerte bronca con José Bono a última hora del jueves obligó a Rodríguez Zapatero a cesar al ministro de Defensa y a improvisar de mala manera una crisis que no tenía pensada.

La remodelación del Ejecutivo anunciada el viernes por el presidente del Gobierno no tuvo origen en Bono y su propuesta de dejar el ministerio, sino que saltó de forma imprevista debido a que Zapatero se cansó de las diferencias con el titular de Defensa y optó por aceptarle esa tarde la dimisión que le había presentado seis meses atrás verbalmente, y hace tres meses por escrito.   Las informaciones recabadas por El Confidencial Digital sobre el cambio de Gobierno revelan los secretos de la crisis. Son los siguientes:   Bono se buscó una coartada   -José Bono no estaba de acuerdo con los dos grandes temas que impulsaba Rodríguez Zapatero: el Estatuto de Cataluña y la negociación con ETA.   -Durante un tiempo, creyó que su presencia en el Gabinete podría servir para cambiar algunas cosas, pero finalmente comprobó que no tenía la menor influencia. Era escuchado, pero no le hacían caso.   -Por ese motivo, para poder un día, en el futuro, poder “defenderse” diciendo que él no consintió en lo que hacía Zapatero, primero planteó verbalmente su renuncia, y luego, hace tres meses, la notificó por carta. Con ello, siempre podría argumentar que había dimitido porque no estaba de acuerdo.   Los últimos enfrentamientos con ZP   -Los desencuentros con Zapatero se agudizaron cuando el presidente “garantizó” a Bono –y así lo declaró el ministro- que el término “nación” no iría ni en el texto ni en el preámbulo del Estatut. La promesa de ZP no se cumplió.   -Bono empezó a expresar mucho más a las claras sus opiniones. Como cuando sostuvo que, en lugar de negociar, los etarras tendrían que venir por la frontera con las manos arriba.   -Otros incidentes que iban “cargando” a Zapatero fueron el problema de la bandera española en Montjuich, exigida por Bono como condición para su entrega a Barcelona, o las diferencias respecto a la Guardia Civil.   -Bono no era partidario de desmilitarizar la Benemérita, ni de permitir el sindicalismo, esto último en contra el programa electoral del PSOE. Esa postura le había ganado la oposición de la AUGC (Asociación Unificada de la Guardia Civil), una emanación de la UGT dentro del Cuerpo.   -La última declaración del titular de Defensa, publicada el mismo jueves, diciendo que una manifestación de guardias era peligrosa al tratarse de personas con permiso de armas, provocó la indignación de la AUGC, y posiblemente fue el desencadenante del enfrentamiento de esa tarde que condujo a la crisis.   Zapatero no va a la cena con Annan   -Que la crisis no estaba en los cálculos de nadie, ni siquiera de Zapatero, lo muestra el hecho de que el viernes estaba prevista la asistencia de Bono a los actos en Javier (Navarra) con presencia de los Reyes.   -Zapatero tuvo que improvisar a toda prisa la remodelación, lo que le impidió asistir, en la noche del jueves, a la cena ofrecida por los reyes a Kofi Annan, una situación bastante insólita, y mucho más habiendo sido él quien invitó al secretario general de la ONU a Madrid. Pero esa noche Zapatero tuvo que resolver la crisis a todo correr.   -Una vez cesado Bono, echó mano de un incondicional como Alonso para tapar el agujero de Defensa, y en Interior colocó a otro hombre siempre disponible, Rubalcaba.   -Alonso ha sido un ministro gris, que ni siquiera ha tenido el respaldo popular, como sí lograron casi todos los anteriores titulares de Interior. Todo indica que no ha estado al tanto de los acercamientos de Zapatero a ETA y que, por ello, era sincero cuando se mostraba escéptico ante cualquier posibilidad de salida al problema.   Rubalcaba esta harto de no ser ministro   -El ascenso de Alfredo Rubalcaba a Interior tenía toda la lógica, por cuanto ha sido uno de los principales mentores de Zapatero para resolver los problemas con el Estatut (se cuenta que la idea de llamar a Artur Mas a La Moncloa fue del portavoz parlamentario), y, sobre todo, tiene un conocimiento directo de los asuntos de ETA y el terrorismo.   -Rubalcaba fue el interlocutor del PSOE en esos temas cuando gobernó el PP. Pero, además, era una de las tres únicas personas a las que el presidente ha tenido al tanto de los contactos exploratorios con ETA para un alto el fuego. Otra de ellas es José Blanco.   -A todo ello se añade que Rubalcaba estaba deseando ser ministro. Datos recogidos por El Confidencial Digital en fuentes cercanas al portavoz parlamentario indican que se estaba cansando de quedar siempre en la trastienda, bregando como nadie, pero sin poder real, sin competencias, presupuesto y Boletín Oficial del Estado como tenían los demás ministros. Y que ese cansancio incluso podría llevarla a tirar la toalla en un momento dado.   San Segundo pagó los platos rotos   -Obligado a hacer una crisis en la que no había pensado, Zapatero optó por ampliar un poco más la remodelación, para no dar la impresión de que únicamente se debía el problema de Bono. Y la solución fue añadir un cese, el de la ministra de Educación.   -Una prueba más de que la crisis no estaba preparada es que el presidente limitó al máximo los otros cambios, siendo así que hay varios ministros más “quemados”. Pero no había pensado aún en los sustitutos, y en la noche del jueves ya no había tiempo para más llamadas y contactos.   -Sansegundo era uno de los miembros del Gobierno peor valorados, y eso justificaba su salida, que se podía adornar aprovechando la votación de la LOE y diciendo que terminaba una etapa.   Zapatero sabe resolver problemas   -Zapatero ha demostrado, en esta crisis impensada, que tiene capacidad para resolver ese tipo de situaciones de forma relativamente airosa.   -Personas que conocen la trayectoria política del presidente recuerdan que, si otras cualidades políticas puede ser que no tenga, lo que sí ha acreditado en el pasado es su capacidad de afrontar divisiones y, en su caso, de proceder a la expulsión de quien haga falta, como demostró sobradamente en León, cuando, siendo secretario del PSOE, expulsó del partido a no pocos disidentes y contrarios a su dirección.   -Otra muestra de lo imprevisto de la crisis es que el viernes, a primera hora, en el PSOE estaban a dos velas y se dedicaban a especular con que el motivo de la salida de Bono fuera que iba a ser candidato al Ayuntamiento de Madrid.   Bono seguirá siendo un peligro   -La escenificación de una dimisión para “dedicarse a la familia” resultó bastante tosca y altamente increíble, mucho más conociendo la personalidad de Bono.   -Personas del PSOE reconocen que Zapatero incluyó al manchego en el Gobierno como una forma de tenerle controlado y bajo su mando directo. Era más peligroso fuera.   -Ahora que se ha marchado, nadie cree en una retirada de Bono de la política. Y para muchos observadores, puede volver a convertirse en una amenaza para Rodríguez Zapatero.   -Desde luego, si algún día fracasara la actual línea política, por el problema catalán o por la cuestión de ETA, quien estará a la espera para sustituir a un derrotado Zapatero será José Bono.

 

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