El sube y baja del Congreso (I) : Eduardo Madina, Sáenz de Santamaría, Alfonso Guerra, Sandra Moneo, Álvaro Nadal y Rosa Díez, diputados más brillantes

-Rosa Díez. Más allá de las crisis internas de UPyD, Rosa Díez ha sabido manejarse con habilidad y capacidad de iniciativa, a pesar de las dificultades de estar en el Grupo Mixto y –sobre todo- de tener muy en su contra a sus antiguos compañeros de filas del PSOE. Se esté o no de acuerdo con ella, ha llevado en sus intervenciones otro aire retórico a la Cámara.

-Soraya Sáenz de Santamaría, José Luis Ayllón, y la cabeza del Grupo Popular. La dirección del Grupo Popular ha dado un vuelco a la actividad de sus diputados, en términos de dinamismo y trabajo. Han cambiado los métodos y, fundamentalmente, ha cambiado el interés, con un equipo juvenil en el que destacan el desparpajo con que Soraya arremete contra la vicepresidenta, el control que ejerce ‘Papi’ Ayllón, y los aportes de Santiago Cervera, Francisco Villar o José Antonio Bermúdez de Castro.

-Eduardo Madina. Todavía joven, le ha tocado la gravosa papeleta de sustituir como número dos del Grupo Socialista al experimentado y muy apreciado Ramón Jáuregui, que fue aplaudido por todos los grupos de la Cámara. Aun cuando se reconozca que a Madina aún le queda por aprender, y aun cuando haya sido elegido en un momento parlamentario difícil para el Gobierno, lo cierto es que es muy difícil encontrar –a izquierdas y derechas- a alguien que hable mal del vizcaíno.

-Joan Ridao. El portavoz de Esquerra es, sin duda, “otra cosa”, por comparación a sus compañeros de bancada. Tal vez no sea tan gran constitucionalista como parece creer, pero sin duda participa con plenitud del espíritu parlamentario, por gusto y por habilidad. Además de eso –y de la financiación-, le ha dado otro estilo, más serio y más convencional, a Esquerra.

-Alfonso Guerra. El que fuera vicepresidente con Felipe González ha cogido con los años un aire de gravedad al estilo romano, y representa en su grupo una voz de autoridad y sensatez, al menos para los pocos que quieren oírle.El respeto a que se ha hecho acreedor le ha llevado a presidir con eficacia la Comisión simbólicamente más importante, la Constitucional.La libertad que le concede su experiencia se ha hecho presente en sus matizaciones a la ortodoxia del zapaterismo en temas como el aborto o el Estatuto catalán.

-Pilar Unzalu. La diputada socialista por Álava, casi una recién llegada a la Cámara Baja, dejó desde el primer momento buen sabor de boca entre sus compañeros de filas, sobre todo entre los propios socialistas vascos. ¿La razón? Su capacidad de trabajo, principalmente en la Comisión de Industria, donde ha tenido que lidiar con un tema delicado como son las energías renovables. Tan bien lo ha hecho Unzalu, que fue llamada por Patxi López para la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno vasco.

-Sandra Moneo y Lourdes Méndez-Monasterio. Ambas diputadas –una por Burgos, la otra por Murcia- causaron muy buena impresión en la subcomisión sobre la aplicación de la legislación sobre Interrupción Voluntaria del Embarazo –previa a la ‘Ley del Aborto’-por su implicación personal y, ante todo, por su manera fresca y novedosa de enfocar el tema. Ese discurso moderno e inhabitual les mereció el reconocimiento de diversas instancias pro-vida, siempre críticas con la postura del PP en este punto. Es así como el PP se ha reconciliado con una parte no menor de su electorado.

-Emilio Olabarría. El nacionalista vasco es ya un clásico del hemiciclo y uno de los que tienen más horas de Pleno. El trabajo no le arredra sino que parece encantarle, visto su nivel de actividad, dentro y fuera del hemiciclo, como integrante de cerca de quince comisiones, entre permanentes y no permanentes. Es uno de los grandes trabajadores de una Cámara que, en estos momentos, por la “geometría variable” de los pactos, exige mucho tajo a los nacionalistas.

-Jordi Xuclà. Político de vocación y moderado por convicción, el joven diputado gerundense combina formación, responsabilidad institucional, gusto por la actividad parlamentaria y espíritu de trabajo. Gracias a su iniciativa, los españoles finalmente introduciremos nosotros mismos la papeleta de vocación en la urna. El miedo de Durán i Lleida a volar le ha dado un protagonismo especial en la comisión de Exteriores, algo muy adecuado a un político con visión europea de los grandes temas.

-Álvaro Nadal. El todavía joven economista, una de las mentes más brillantes de Rodrigo Rato, hace un buen doblete en temas económicos con Cristóbal Montoro, desplegando gran actividad y supliendo, en ocasiones, a su jefe.

-Santiago Lanzuela. El que fuera presidente de Aragón ha buscado un perfil mediático bajo, lo cual le permite ser un diputado con buenas relaciones con algunos pesos pesados como Durán i Lleida y, sobre todo, con voluntad como para convencer a Rajoy y a Soraya Sáenz de Santamaría de llevar al Parlamento, con la importancia debida, la cuestión del futuro energético de España, con especial incidencia en la energía nuclear. No es un tema que acapare portadas pero en la subcomisión creada a instancias de Lanzuela van a decidirse temas capitales. Y ahí llevará el turolense a los mejores expertos de dentro y de fuera del país.

-Francisco Fernández Marugán. Es uno de los más veteranos de la Cámara –lleva en ella desde el año 82- pero no por eso está inactivo a lo Txiki Benegas. Todo lo contrario: su experiencia política le merece el respeto de todos y para su grupo parlamentario resulta imprescindible, año tras año, a la hora de discutir los Presupuestos. Así que, este año, vuelve a hacerse necesario, en una Comisión donde los debates son tan rigurosos como constructivos y cordiales.

Mañana ofreceremos la selección de los diputados que peor han trabajado en el Congreso este curso parlamentario.