Sólo gana dos escaños respecto al 20-D

Decepción e incredulidad en Podemos: “Alucinante. ¿Qué ha pasado?”

La encuesta que les daba 95 diputados provocó euforia. Conforme avanzó el recuento en torno a los 70 diputados, los dirigentes del partido de Pablo Iglesias confesaron su sorpresa y pusieron en duda la utilidad de la confluencia con IU

Alberto Garzón, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. Foto: Álvaro García Fuentes
Alberto Garzón, PAblo Iglesias e Íñigo Errejón.

De la esperanza de poder llegar a La Moncloa a la desilusión por repetir el tercer puesto de las elecciones generales del 20 de diciembre. Ese fue el cambio de sensaciones que se vivió en el cuartel general de Unidos Podemos la noche del 26 de junio, cuando el recuento tumbó las posibilidades de confirmar el tan previsto y comentado “sorpasso”.

“De confirmarse esos datos, estaríamos ante una oportunidad histórica de cambio en nuestro país”: aunque con prudencia, Alberto Garzón hizo la primera valoración de las elecciones de este 26 de junio en nombre de la coalición Unidos Podemos, que celebró la noche electoral en el Teatro Goya de Madrid.

En ese momento, a las 20:45, los únicos datos disponibles eran los de la encuesta a pie de urna que había realizado TVE y que daba a Unidos Podemos hasta 95 diputados, muy por encima de los 86 del PSOE. Además, la suma de ambos partidos les podría permitir alcanzar la mayoría absoluta y gobernar.

Garzón ya dijo que Unidos Podemos tendería la mano al PSOE para desalojar al PP de Mariano Rajoy de La Moncloa -eso sí, con un ejecutivo liderado por UP-, pero con gesto serio animó a esperar a los resultados definitivos para hacer una valoración. “Vamos a estar expectantes, esta noche es muy especial para nosotros y para nuestro país”, acabó Garzón.

Caras largas en el recuento

En el cuartel general de Unidos Podemos eligieron La 1 de TVE y el especial de ‘Al rojo vivo’ de laSexta para seguir la evolución del escrutinio. Si la encuesta de los 95 escaños había provocado un grito de entusiasmo, el comienzo del recuento enfrió mucho los ánimos.

Tan sólo la victoria en Cataluña y en el País Vasco animó de nuevo a los militantes y dirigentes de Podemos y de Izquierda Unida que se habían trasladado hasta el Teatro Goya, donde la formación morada ya organizó su noche electoral el pasado 20 de diciembre.

Cuando se fue consolidando el resultado por debajo de lo esperado, sin remontar de los 71 escaños -frente a los 69 diputados de hace seis meses-, las caras largas se fueron extendiendo entre los miembros de la coalición de izquierdas.

Aunque Pablo Iglesias reconoció en su comparecencia que los resultados eran “malos” y no eran “satisfactorios”, también remarcó que “la confluencia se ha revelado como el camino correcto”, ante las dudas que puedan surgir sobre el futuro de la coalición de Podemos con Izquierda Unida y con otros partidos de izquierda nacionales y autonómicos.

¿Pero qué ha pasado?”

El Confidencial Digital pudo comprobar que los comentarios y análisis que hacían los dirigentes, sobre todo de Podemos, en conversaciones informales eran mucho más duros con sus resultados. Las sensaciones dominantes eran la decepción, pero además mezclada con una gran incredulidad por ver cómo se evaporaba ese “sorpasso”.

Uno de los eurodiputados de Podemos confesaba sus sentimientos ante varios miembros de las listas de la coalición en este 26-J. “Es alucinante”, repetían con gesto de sorpresa, mientras que otros añadían un “desesperante” para definir la sensación de impotencia por haber vuelto a quedar tan lejos de la victoria pese a haberse unido a Izquierda Unida, que consiguió 923.000 votos en los anteriores comicios.

 

“¿Pero qué ha pasado, de verdad?”, comentó otro dirigente de Podemos, mientras que algunos miembros de IU pedían esperar al final del recuento, con la esperanza de remontar.

Primeras críticas a la confluencia con IU

“Ya lo he dicho antes: sí”, respondió algo molesto Pablo Iglesias cuando por segunda vez los periodistas le preguntaron si consideraba que la confluencia con IU se iba a mantener visto que no había conseguido para “multiplicar” sus resultados respecto al 20-D.

Por contra, entre algunos miembros de Podemos reunidos en el Teatro Goya comenzaron a oírse voces discordantes. “No ha servido para nada”, lamentaba en conversación con ECD un miembro destacado del partido de Pablo Iglesias para explicar el efecto de la unión con IU.

El enfado fue creciendo según se desvanecían las opciones de adelantar al PSOE, y ni siquiera de sumar más escaños con los socialistas que la combinación PP-Ciudadanos. Un dirigente se refería al escándalo que estalló la última semana de campaña sobre el ministro del Interior y sus supuestas maniobras contra los partidos independentistas catalanes: “Es que parece que la gente quiere decir al PP ‘toma el látigo y pégame’”.

“Lo peor es que va a gobernar el PP. Tantas movilizaciones estos años no han servido para nada”, resumían otros miembros de Podemos, que llegaron a pronunciar palabras más contudentes: “Somos un país de gilipollas”, “son unos sivergüenzas y la gente les sigue votando”, e incluso “a las monjas de los colegios hay que someterlas a un tercer grado”.

Del frío del 20-D al calor sofocante del 26-J

ECD ya contó este domingo que Podemos había ganado por goleada en cuanto a que fue el partido que más periodistas tenía acreditados en la sede de la noche electoral. Fueron más de 150 medios los que enviaron a entre 400 y 500 profesionales -entre redactores, cámaras, fotógrafos y técnicos- al Teatro Goya.

La aglomeración de personas, más que en las elecciones del 20-D, en el mismo espacio que se preparó hace seis meses para la prensa provocó algunas incomodidades. Si en diciembre el problema fue el frío, ya que apenas había algunas estufas “de terraza de bar” para calentar este lugar cercano al río Manzanares, este 26 de junio las quejas provinieron del calor.

Algunos periodistas llegaron a acercarse a los miembros de la organización para pedirles que subieran la potencia del aire acondicionado. “Hay gente que se está mareando”, alertó un redactor. La organización terminó abriendo las puertas para que corriera el aire, pero surgió otro problema: faltaba agua. “Hoy vamos a perder más peso que un piloto de formula 1”, dijo otro con sorna.

Cuando se terminaron las botellas de agua de los arcones preparados con hielos, algunos miembros de la prensa comentaron entre risas que tendrían que limitarse a beber cerveza. Después llegaron más botellas de agua entre hielos, mientras que las latas de cerveza se agotaron: también faltaron incluso en la parte reservada a los miembros de Unidos Podemos, donde el calor también era sofocante.

Nada de Coca-Cola, policías en la sala y Verstrynge

-- De bandejas de tortilla a un cátering: la cena de los profesionales de los medios de comunicación mejoró sustancialmente respecto al 20-D. Si en diciembre Podemos dejó una buena cantidad de bandejas de canapés, bocadillos, tortilla y embutidos, además de bebidas, que los periodistas cogían por su cuenta, en esta ocasión hubo un servicio de cátering, con camareros que atendían en una mesa en la que había canapés mucho más elaborados: jamón ibérico, brochetas de tomate cherry con mozarella, rollitos de queso con salmón ahumado, rollitos de queso con aceitunas negras y huevo, canapés de queso y pimiento de piquillo, sandwiches mixtos, empanadillas de cebolla, atún y pollo, canapé de ensalada negra, cubitos de salmorejo, brochetas de piña y gambas... No faltaron incluso los dulces.

-- Nada de Coca-Cola: las bebidas estaban más frías al colocarse en arcones llenos de hielos. Había cerveza, agua, Pepsi y una cola de la ONG Oxfam, producto de comercio justo. No hay que olvidar que tanto Podemos como IU apoyan las movilizaciones de los trabajadores despedidos de las embotelladoras en España de Coca-Cola.

-- Podemos-IU, separados: los dos partidos de la coalición celebraron la noche electoral en el Teatro Goya, en el mismo espacio que Podemos en diciembre. Sin embargo, había dos puertas distintas. Por una entraban los miembros del partido morado, y por otra lo hacían los de Izquierda Unida. Estos últimos se colocaron en una zona más alta del teatro, que estaba junto al espacio con barra de bebidas y pantallas donde estaban reunidos los miembros de Podemos.

-- Rita Maestre no podía entrar: al llegar al control de acceso al Teatro Goya, los líderes de Podemos como Pablo Iglesias e Íñigo Errejón entrar sin problemas. No así la concejal de Madrid Rita Maestre, a la que en un primer momento no dejaron pasar por no reconocerla físicamente. Tuvo que identificarse para acceder.

-- Las preguntas que no gustaron en Podemos: la rueda de prensa de balance fue mucho más sombría que hace seis meses. De hecho, ECD pudo comprobar cómo a algunos de los dirigentes que acompañaron a Pablo Iglesias les sentaba mal algunas preguntas de los periodistas: “Anda que la preguntita...”, y comentarios similares hicieron mientras lanzaban miradas ceñudas a algunos redactores que hacían preguntas incómodas.

-- La escaleta la hizo Podemos: desde Izquierda Unida dejaron claro que la estructrura de la noche electoral, el orden de aparición de los dirigentes y comparecencias, las había decidido Podemos.

-- Verstrynge y el hermano de Errejón: no faltaron los miembros más destacados de la cúpula de Podemos, pero tampoco otros menos amantes de los focos. Por ejemplo, Guille Errejón, hermano de Íñigo, que salió a beber con unos conocidos en el párking. También sorprendió a los propios miembros del partido la presencia de Jorge Verstrynge. El profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense estuvo saludando a los simpatizantes, e incluso tuvo tiempo de atender en francés a medios de comunicación galos.

-- La Policía entra en la sala: en un momento dado, dos antidisturbios entraron en el lugar donde estaba siguiendo los datos los miembros de Podemos. Hubo miradas sorprendidas e incluso comentarios sobre algún posible incidente, pero era una visita rutinaria, para comprobar el protocolo, según portavoces de Podemos.

-- Salida en grupo: si el 20-D los dirigentes de Podemos hicieron una especie de “paseíllo”, saliendo en parejas o en solitario ante los aplausos de sus simpatizantes, esta vez se marcharon mucho más rápido del Teatro Goya. Lo hicieron de golpe y cariacontecidos. “Esta noche va a haber poca fiesta”, confesaban.

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