Disidencias internas en los socialistas de Madrid: guerra de familias, nula obediencia a Ferraz, y hasta votos al Partido Popular

El análisis lo realizan algunos veteranos políticos socialistas, expertos en las intrigas que se cuecen actualmente en la federación de la capital de España. José Blanco conoce y espera.

La Federación Socialista Madrileña, que va a asistir a la cohabitación de Rafael Simancas y Miguel Sebastián, sigue arrastrando profundas disidencias internas, entre pecios del guerrismo, entusiastas de última hora de Rodríguez Zapatero y socialdemócratas ortodoxos, más bien nostálgicos del felipismo. La figura poderosa de Ruth Porta molesta aquí y allá y, varios años después, el liderazgo de Simancas sigue sin consolidarse.

Según los datos que se manejan en la propia Federación, electoralmente, las perspectivas son negativas tanto para la Comunidad como para el Ayuntamiento. Esto no sorprende en la calle Ferraz, donde ya hay tranquilidad por el hecho de que tantas discrepancias trasciendan poco: de Tamayo a esta parte, los últimos escándalos urbanísticos están haciendo daño en una FSM donde no hay una voz de mando clara –se reconoce- sino una parcelación del poder según los ayuntamientos.

Este ir por libre de los ayuntamientos, asumen en la sede nacional del PSOE, se deja ver en tantos y tantos vacíos a Simancas y tantas actitudes de escasa sujeción a las órdenes venidas de arriba.

Lo comentaba hace poco a su entorno más reservado, el socialista madrileño más avezado en las intrigas de la FSM, con tantos amigos como enemigos en el PSOE madrileño: “aquí, la mitad de los alcaldes no votan a Simancas”.

E incluso hay algunos –desvelaba el político a sus íntimos-, como el gerente de una conocida localidad madrileña con importante equipo de fútbol, que votan a Esperanza Aguirre. ¿Los motivos? Cuestiones de amistad y sintonía. Y no sólo por meter el dedo en el ojo a Rafael Simancas.

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