ETA escogió a la perfección el lugar para colocar la bomba lapa: un recoveco junto a una rueda trasera; difícil de detectar; el coche era de gasolina y ardió rápidamente

ETA rompió ayer su ‘silencio’ atentando en Bilbao. Eduardo Antonio Puelles García, inspector jefe de la Brigada de Información del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) es la primera víctima de la banda terrorista desde que Patxi López es ‘lehendakari’. Los terroristas del ‘comando Vizcaya’ prepararon a la perfección el atentado.

Puelles solía llegar de trabajar a última hora de la tarde a su domicilio del barrio bilbaíno de La Peña. Las dificultades para encontrar aparcamiento a esas horas obligaban al inspector jefe a estacionar su vehículo, un Citröen C4, a menudo en la zona donde ETA le asesinó ayer, una calle de una dirección situada a escasos metros de su domicilio.

Los terroristas tenían información precisa sobre Puelles. Sabían que aparcaba allí, conocían su matrícula a pesar de ser ‘reservada’ por su cargo y estaban al corriente de que el inspector jefe iba a estacionar su coche allí la madrugada del pasado jueves. Aprovecharon la noche para colocar la bomba lapa en el coche y huir sin levantar sospechas.

Según fuentes de la investigación a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital, los etarras escogieron a la perfección el lugar donde situar el artefacto: en un recoveco de la parte trasera del vehículo, pegado al depósito, junto a la rueda trasera y en el lado opuesto al del conductor.

Las mismas fuentes reconocen que la detección de esta bomba lapa era prácticamente imposible. Incluso, apuntan, la situación del coche aparcado al lado del de Puelles, un modelo de la marca BMW, haría difícil que hubiese visto el artefacto.

El coche ardió rápidamente al ser de gasolina

Los investigadores apuntan que el ‘modus operandi’ empleado por ETA en este atentado es similar al utilizado en el atentado que hirió al escolta Gabriel Ginés en octubre de 2007 y que tuvo lugar también en el barrio bilbaíno de La Peña, a escasos doscientos metros.

Los terroristas alojaron, en ambos atentados, la bomba lapa junto al depósito de gasolina del vehículo. La detonación provocó que el combustible ardiera. No obstante la diferencia, según las fuentes consultadas por ECD, es que el vehículo de Ginés era de gasoil, por lo que tardó en prender, y el de Puelles, de gasolina, lo que provocó que ardiera en cuestión de segundos.

La investigación apunta, por tanto, a que el inspector jefe de Policía intentó pedir ayuda a gritos, tal y como ha reconocido un testigo, pero las llamas, que invadieron rápidamente todo el vehículo, impidieron que pudiera escapar. Murió calcinado.

Aunque todos los datos señalan a que la bomba lapa fue activada por el movimiento de un dispositivo de mercurio, los especialistas de la Ertzaintza (el cuerpo que ha asumido la investigación) se han afanado en recoger huellas y todo tipo de pruebas por las inmediaciones que puedan aportar datos sobre la identidad de los terroristas.

 

El ‘shock’ de su mujer

La mujer de Eduardo Antonio Puelles escuchó una fuerte detonación minutos después de que su marido hubiera salido de casa pasadas las 9 de la mañana. Enseguida bajó a la calle y fue la primera en encontrarse con el coche envuelto en llamas.

Ella fue quien avisó a los servicios de emergencia y a las Fuerzas de Seguridad para que se personaran en el lugar del atentado. Un equipo médico tuvo que atender a la mujer, que había sufrido una crisis de ansiedad, y trasladarla junto a uno de sus hijos al hospital de Basurto.

¿De dónde sacó ETA la información? Hay un ‘comando’ en Vizcaya

Puelles era uno de los máximos responsables de la lucha antiterrorista en Vizcaya. Por este motivo, la gran incógnita es saber cómo ETA conoció sus hábitos diarios. Tal y como se publicó en estas páginas el pasado mes de abril, las fuerzas de seguridad saben que en la provincia hay establecido un ‘comando’ de ETA intactover noticia- compuesto por miembros ‘legales’ (no fichados) y ‘liberados’ (a sueldo). Son los sucesores de Jurdan Martitegi y Arkaitz Goicoechea.

Estos terroristas han sido, según fuentes de la lucha contra ETA, los encargados de recopilar toda la información, preparar toda la infraestructura y perpetrar el asesinato del inspector jefe de Policía. Se les atribuye más de una decena de atentados en Vizcaya, algunos de ellos siguen aún sin resolver.

Además, los servicios antiterroristas trabajan con la hipótesis de la existencia de un ‘comando Itinerante’, no controlado y con movimientos dispersos por la geografía española y francesa. Este ‘talde’ sería el responsable del coche bomba en la sede de Ferrovial en Madrid, del intento de secuestro de un concejal en Alcobendas o de la explosión en la universidad de Navarra.

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