Exteriores sigue en la sede provisional y los funcionarios dudan de que Moratinos pueda cumplir su promesa de construir una definitiva
Los funcionarios del ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación dudan de que el ministro, Miguel Ángel Moratinos, vaya a cumplir su promesa de una nueva sede para el departamento.
Un mes antes de las elecciones de marzo, Moratinos se comprometió a construir un edificio de 90.000 metros cuadrados en la calle Raimundo Fernández Villaverde, en el plazo de tres o cuatro años, para que albergara el ministerio.
El ministro aseguró que el proyecto estaba avalado por la cúpula del Gobierno, que contaba con el visto bueno del ayuntamiento de Madrid, y que en él estaban trabajando Asuntos Exteriores, Defensa y Hacienda.
Representantes de los funcionarios ya dijeron en aquel momento que tenían la impresión de que el anuncio era un farol, sin respaldo financiero ni las autorizaciones necesarias. Han pasado más de cuatro meses desde que se hiciera público ese compromiso, y no se sabe nada del proyecto.
Por esa razón, el Sindicato Independiente del Servicio Exterior del Estado (SISEX) y la Asociación Profesional de la Carrera Diplomática (APCD) han redactado recientemente una nota interna dirigida a los funcionarios en la que aluden a la “inquietante falta de noticias en torno a un proyecto que ya debería estar en fase de ejecución para poder ser completado en el plazo convenido”.
Recuerdan que el ministro lo presentó como “un compromiso personal que debía completarse en el plazo máximo de tres o cuatro años”. Y, al mismo tiempo, insisten en que se trata de “una iniciativa de viabilidad dudosa, y sin otra finalidad probable que la de desviar la atención del problema de la sede del MAEC antes de las pasadas elecciones generales”.
La sede de Asuntos Exteriores se encuentra provisionalmente en el edificio Torres Ágora, por el que se paga un alquiler mensual de 100 millones de pesetas. Antes estuvo en la plaza de Marqués de Salamanca, pero hubo que abandonar el inmueble al detectarse emisiones de gases tóxicos.
En la Navidad de 2006 el ministro anunció que la sede definitiva se fijaría en el edificio donde se ubica el Cuartel General del Ejército del Aire, en la zona de Moncloa, pero la iniciativa fracasó.
