El Gobierno repetirá con Rajoy el ‘plan antipitadas’ de Zapatero para el desfile del 12 de octubre: el público estará lejos de la tribuna y por megafonía se pedirá respeto

Con Rodríguez Zapatero en La Moncloa, las pitadas y los abucheos iban camino de convertirse en tradición cada 12 de octubre, día de la Fiesta Nacional, con ocasión del desfile militar por el Paseo de la Castellana. El actual Gobierno no las tiene todas consigo de que no se produzcan también este año, con Mariano Rajoy, y ha decidido mantener el protocolo 'antipitadas' que en su día diseñaron Zapatero y su ministra de Defensa, Carme Chacón.

Según ha sabido El Confidencial Digital de fuentes directamente relacionadas con el Ejecutivo, el Gobierno de Mariano Rajoy teme que el 12 de octubre próximo pueda producirse igualmente una pitada popular al presidente durante la parada militar, por parte de algunos sectores de espectadores, que pretendan expresar su malestar por los recortes y las duras medidas económicas aprobadas, incluyendo recortes de sueldos a los miembros de las Fuerzas Armadas.

Alejar al público

Tal y como apuntan estas fuentes, y confirman otras en el ministerio de Defensa, se van a repetir las precauciones que tomó el Gobierno socialista para evitar, o al menos minimizar en todo lo posible, cualquier gesto de protesta.

Una de ellas es la ubicación de las tribunas de autoridades respecto al público, que quedará situado a unos 200 metros, sin apenas acceso visual al epicentro de la celebración, situado en la plaza de Neptuno.

Los silbidos, a esa distancia, son ligeramente audibles desde la tribuna principal, pero no son captados por los micrófonos de las televisiones y radios situadas frente a las autoridades.

Además, en los momentos más solemnes del acto, como el Homenaje a los Caídos, el narrador del desfile repetirá por megafonía un mensaje similar al del año pasado: “Rogamos al público asistente que muestre el orgullo, admiración, silencio y respeto que representa este momento”

El ‘blindaje’ de Neptuno

Cansados de ser, año tras año, el centro de atención del desfile militar del 12 de octubre, Rodríguez Zapatero y Carme Chacón elaboraron un plan para tratar de disminuir el impacto de las pitadas, tras dos años -2009 y 2010- en los que los miembros del Gobierno fueron recibidos y despedidos con abucheos por parte del público presente en el acto.

La decisión se tomó tras la pitada de 2010, la más grave, pues se produjo durante el momento más emotivo y solemne del acto: el homenaje a los Caídos. El desafortunado episodio molestó a los mandos militares, y el poder político decidió buscar una solución para evitar esos ‘boicots’ a los actos del Día de la Hispanidad.

 

En 2011 volvieron a repetirse las pitadas, pero el plan de Presidencia y Defensa dio resultados. La disposición de la tribuna de autoridades –en la resguardada plaza de Neptuno- obligó a colocar al público a unos doscientos metros de distancia, suficientes para evitar que pudieran ver de cerca la llegada de los miembros del Gobierno y del presidente, y para amortiguar el sonido de los pitos.

De hecho, las autoridades políticas que acudieron al evento llegaron hasta Neptuno en coche sin atravesar las zonas donde se encontraban los espectadores. Eludiendo el Paseo de la Castellana, los vehículos oficiales accedieron a la tribuna desde la calle Felipe IV.

Además, y como novedad, el año pasado no se anunció por megafonía la llegada del presidente del Gobierno, algo que venía haciéndose hasta entonces.

No obstante, según las fuentes consultadas por El Confidencial Digital, este año sí se comunicará al público la llegada de Mariano Rajoy.

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