Tras la renovación del Consejo

Indignación entre los jueces de la APM contra Gallardón por dejarles fuera del CGPJ

El ministro de Justicia consuma su venganza e ignora a la asociación conservadora, mayoritaria en el sector

El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón.
El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón.

El enfrentamiento entre el ministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón, y la Asociación Profesional de la Magistratura (APM), que aglutina a los magistrados conservadores del país, es máximo. La prueba más evidente es la reciente renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el órgano de gobierno de los jueces. En esa renovación, y pese a ser la asociación mayoritaria, los cargos de la APM brillan por su ausencia.

Lógicamente, el Consejo estará controlado por la ideología conservadora. También la Comisión Permanente, el núcleo duro del organismo, que se eligió este viernes y que tendrá mayoría conservadora. Dos magistrados más el presidente, Carlos Lesmes, frente a dos progresistas y un nacionalista catalán.

Pero el problema es que ninguno de esos magistrados conservadores ha sido propuesto por la APM, aunque pertenezcan a ella, sino que van por libre. Para que pudieran hacerlo, Gallardón les hizo un gran favor: por primera vez bajó el número de avales necesarios para presentarse al CGPJ a sólo 25. “Esos los consigues en una mañana tomándote cafés”, afirman fuentes judiciales.

De esta manera, las elecciones internas que se realizaron entre los jueces para que, a partir de ahí, los políticos eligieran a los magistrados que se iban a sentar en el Consejo quedaron en papel mojado. Los magistrados de la APM que más votos obtuvieron, como Rocío Pérez Puig, quedaron inexplicablemente fuera.

Sin embargo, Carmen Llombart, que fue de las que menos votos obtuvo en esas elecciones internas entre los jueces, ha entrado en el Consejo. ¿Por qué? “Porque la ha defendido su amigo Fernando de Rosa, ex vicepresidente del Consejo y magistrado que ha defendido siempre a Gallardón”, explican fuentes jurídicas.

Indignación

El resultado de todo esto es que en la APM están indignados con Gallardón. “Las relaciones están rotas”, aseguran fuentes no oficiales de la asociación. En la APM se sienten engañados por el ministro después de que esta asociación no siguiera las huelgas de jueces, fiscales y secretarios de justicia de febrero de este año.

En efecto, la APM no secundó la huelga de jueces del 21 de febrero de 2013. Algunos magistrados salieron a la calle ese día de manera individual, pero la asociación como tal reventó esa jornada de protesta contra las tasas. Para ellos significaba un gran apoyo para Gallardón, que ahora no ha premiado con la renovación del CGPJ.

Venganza

En cualquier caso, en el sector se descuenta que lo ocurrido con la APM no es más que la venganza de Gallardón contra esta asociación por lo ocurrido en 2012 con Carlos Dívar. El ex presidente del Tribunal Supremo y del CGPJ tuvo que dimitir por pagar facturas de viajes privados con fondos públicos el 21 de junio de 2012 tras una denuncia del progresista José Manuel Gómez Benítez.

 

En aquélla batalla se empleó a fondo Gallardón para salvar a Dívar. Pero perdió. Y perdió en gran medida porque en la votación del pleno del CGPJ que aprobó la dimisión de Dívar, cinco vocales de la APM votaron a favor, desoyendo la posición de Gallardón. Sólo Fernando de Rosa apoyó a Dívar y, por tanto, a Gallardón. Ahora, una amiga de Fernando de Rosa es la única de la APM en el Consejo.

Lógicamente, Gallardón tomó nota de aquélla afrenta de la APM y, tras la dimisión de Dívar, nombró presidente del Supremo y del CGPJ a un progresista, miembro de la asociación rival, Jueces para la Democracia. Se trata de Gonzalo Moliner. Fue sólo la primera muestra de la venganza del ministro. Este viernes, con la renovación del Consejo, ha completado la segunda. Falta ver si habrá tercera.

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