El PP quiere apoyar su relanzamiento en los simbólicos 24.000 nuevos afiliados registrados en Génova tras el 14-M

“Estamos solos en la oposición pero con la ciudadanía”. La interpretación que se hace en el Partido Popular tras la llegada a la organización de 24.000 nuevos afiliados desde el pasado 14 de marzo, es que se encuentran solos en la labor de oposición al Gobierno de Zapatero pero ampliamente apoyados por los ciudadanos.

“Estamos solos en la oposición pero con la ciudadanía”. La interpretación que se hace en el Partido Popular tras la llegada a la organización de 24.000 nuevos afiliados desde el pasado 14 de marzo, es que se encuentran solos en la labor de oposición al Gobierno de Zapatero pero ampliamente apoyados por los ciudadanos.

Como se ha querido dejar muy claro en la naranja Congreso Nacional del PP, la máquina popular ya está integrada por 700.000 militantes en toda España, 24.000 nuevos afiliados desde las pasadas elecciones generales. Todo un activo –reiteran los hombres de Rajoy- que sólo debe dejar espacio para el optimismo y la ilusión.

En la calle Génova, los dirigentes del PP analizan la inusual avalancha de nuevos militantes como una reacción de la derecha española a lo sucedido el pasado 14-M. “Es la gente de la calle que se ha sentido indignada por la manipulación de los medios, la violación de la jornada de reflexión y los ataques a nuestras sedes”, señala un veterano inquilino de la sede madrileña.

Este fenómeno, que ha sorprendido a propios y extraños del partido, adquiere especial relevancia tras comprobar que las nuevas afiliaciones se han producido en toda España, aunque –eso sí- con Madrid a la cabeza. De ahí el análisis de los “populares”: “no somos un partido que ha perdido las elecciones sino una organización que cuenta con casi 10 millones de votos y que, aunque se ha quedado sola en la oposición a Zapatero, cuenta con un masivo respaldo de la ciudadanía”.

En el seno del PP se repite con orgullo que, pese al batacazo electoral, no ha habido ninguna deserción, ninguna baja. Cuando se les recuerdan las tensiones regionales en Galicia y Valencia, responden que lo segundo ya está resuelto y lo primero…

“Fraga siempre llamaba a Galicia ‘la pequeña Baviera española’ –recuerda un hombre de Génova-. Los gallegos son caso aparte. Son muy suyos. Sólo ellos se entienden entre sí. Aquello se trata de un hecho aislado que deben resolver entre ellos y que también está en vías de resolverse”.

 

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