Ni rebeldes como ERC-Bildu, ni súbditos como los viejos partidos

Pablo Iglesias diseñó al milímetro la actuación de Podemos ante el rey

Ordenó a sus diputados que se comportaran de la misma forma que Convergència y PNV para demostrar la animadversión de los medios hacia el partido

Los diputados de Podemos no aplaudieron al rey.
Los diputados de Podemos no aplaudieron al rey.

El ambiente se había caldeado los días previos. Todos daban por hecho que Podemos “iba a montarla” en el acto de apertura de las Cortes con Felipe VI en el Congreso. No obstante, la bancada morada solo destacó por no aplaudir al rey. Se trató de una escenificación diseñada al milímetro por Pablo Iglesias para afear después la conducta de la prensa.

Desde el pasado lunes hasta este jueves, las informaciones que apuntaban a un boicot de Podemos al Rey se multiplicaron. Muchos dejaron caer que los representantes del partido en la Mesa del Congreso no saludarían a los monarcas, y otros asumieron que habría ausencias notables en la bancada, siguiendo el ejemplo de ERC y Bildu.

Esas especulaciones, además, iban acompañadas de mensajes hostiles desde la propia formación morada. Algún diputado llegó a asegurar que la monarquía no le representaba. Carolina Bescansa fue más allá y manifestó públicamente que ella estaba en contra de que la princesa Leonor y la infanta Sofía perdieran horas lectivas por acudir al acto de apertura de las Cortes.

Pablo Iglesias ordenó “mantener la calma”

Consciente de esa tensión creciente, Pablo Iglesias decidió actuar. Según las fuentes de Podemos consultadas por El Confidencial Digital, el líder de la formación ordenó a los suyos “mantener la calma” ante el rey en el Congreso.

El secretario general de Podemos no ha querido imitar la estrategia de Esquerra y Bildu, que ni siquiera asistieron al hemiciclo, ni tampoco actuar como los “viejos partidos”. Decidió que lo mejor para el partido era optar por un término medio. Apostó por una actitud de “respeto institucional” pero marcando distancias con la monarquía.

Por lo pronto, Iglesias encontró en los diputados de PNV y Convergència un ejemplo a seguir. Los nacionalistas, como ya hicieron en la proclamación de Felipe VI en 2014, estuvieron presentes en el acto. Se levantaron de sus escaños a la entrada del monarca y también cuando acabó su discurso. Pero no aplaudieron. Además, tampoco acudieron al posterior besamanos.

Podemos decidió hacer exactamente lo mismo que los parlamentarios de estas dos formaciones, en las que Iglesias pidió fijarse. Los miembros de la bancada morada tampoco aplaudieron al rey, pero sí le recibieron en pie. Al acabar la sesión plenaria, abandonaron el hemiciclo por la puerta de la izquierda para no tener que saludar a Felipe VI, doña Leticia, Leonor y Sofía.

Los representantes de Podemos en la Mesa, con el rey

Sin embargo, Pablo Iglesias ordenó que los dos representantes de Unidos Podemos en la Mesa del Congreso, Gloria Elizo (Podemos) y Marcelo Expósito (En Comú) cumplieran con el protocolo exigido a todos los componentes del órgano de gobierno de la Cámara Baja.

Así, y pese a que dentro del grupo parlamentario había voces contrarias a esa postura, tanto Elizo como Expósito recibieron, junto al resto de componentes de la Mesa, al Rey. Después, también fueron los únicos representantes de Unidos Podemos que acudieron al besamanos.

Las fuentes consultadas explican a ECD que fue el propio Iglesias el que habló con Elizo para transmitirla lo que ella, y Expósito, debían hacer durante el día de ayer.

 

Objetivo: también retratar a los medios

El líder de Podemos diseñó al milímetro la estrategia a seguir por parte de su grupo parlamentario con varios objetivos.

En primer lugar, medir el desplante evitando pasarse de frenada, quedando como un partido excesivamente anárquico o fuera del sistema. Pero también se ha querido demostrar la animadversión de los medios de comunicación hacia el partido morado.

Iglesias era consciente de la expectación existente sobre lo que podía hacer su partido durante la sesión plenaria y, por eso, decidió actuar como PNV y Convergència para comprobar si se medía, o no, “a todos por igual”.

Minutos después de acabar el discurso y el besamanos de Felipe VI, la teoría del secretario general se confirmó, según las fuentes consultadas: “Hemos hecho lo mismo que otros partidos, pero en los periódicos solo se nos está criticando a nosotros”.

La camiseta de Cañamero y la bandera republicana

Gran parte de esas críticas, no obstante, no se centraban en la actitud de toda la bancada de Unidos Podemos, sino en las decisiones de algunos de sus integrantes. En concreto, se destacó la camiseta negra de Diego Cañamero con la frase “Yo no voté a ningún rey”, y la bandera republicana que el senador Iñaki Bernal blandió durante todo el discurso.

Sobre el primero de estos episodios, en Podemos se reconoce que Cañamero fue “más visible” al sentarse detrás de Iglesias y al lado del pasillo, en un sitio que no es el suyo en las sesiones habituales. No obstante, añaden, “Diego siempre lleva camisetas de ese estilo” y, por tanto, su decisión no puede atribuirse a la totalidad del grupo parlamentario.

En cuanto a la bandera republicana, desde el entorno de Iglesias se recuerda que se trata de un senador de Izquierda Unida y no de Podemos. Algo que el propio Alberto Garzón, a instancias del líder de Podemos, aclaró nada más salir del hemiciclo.

De hecho, varios periodistas que cubren la información de Podemos fueron inmediatamente advertidos de que el parlamentario que estaba exhibiendo la bandera era Bernal: no pertenecía al partido de Iglesias, sino a IU.

Manuela Carmena volvió a marcar distancias

La estrategia de Pablo Iglesias, por tanto, se cumplió a rajatabla salvo en los dos casos mencionados. No obstante, hubo una persona más, vinculada a Podemos, que siguió su propio guión: Manuela Carmena.

La alcaldesa de Madrid, a diferencia de la bancada de Unidos Podemos, aplaudió a Felipe VI tanto a su entrada en el hemiciclo como después del discurso. Participó, por tanto, en la ovación más larga de la jornada, que duró 1 minuto y 58 segundos.

Esta circunstancia no pasó inadvertida al entorno de Iglesias, donde se comentó: una vez más, “Carmena va por libre”.

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