Problemas en la prisión de mujeres Madrid I: la directora se marcha a un puesto “menor” en Ávila, falla la centralita y apuros con los walkies

En la prisión madrileña de mujeres Madrid I arrastran una “mala racha”. A la extraña dimisión de su directora, se suma la avería de la centralita de la cárcel que provoca dudas sobre su seguridad. Las internas de ETA de este centro se rebelaron tiempo atrás por las condiciones de encarcelamiento.

Milagros González, la directora de la prisión de mujeres Madrid I, ha dejado su cargo para marcharse a dirigir otro centro penitenciario en Ávila, un puesto de menor rango desde el punto de vista profesional.   La prisión madrileña ha tenido problemas provocados por algunas deficiencias en materia de seguridad. La prisión está formada por una serie de “chalecitos” hexagonales separados entre ellos por muros de escasa altura, siendo fácil saltar entre ellos. Hay que decir aquí que la prisión Madrid I fue construida para ser un centro experimental, con una capacidad media, que se ha reconvertido en prisión en la que hoy día se encuentran internas más de 570 mujeres.   A lo ya comentado hay que añadir los problemas sufridos en el ambiente interno de la prisión por las protestas de las presas de la banda terrorista ETA en ella encarceladas, que se negaban a compartir celda con otras reclusas. Según ha podido saber El Confidencial Digital la directora cesante será relevada en breve. La opción que tiene en cartera la directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, es elegir un técnico de la plantilla de psicólogos de la prisión Madrid V de Soto del Real.   Milagros González, que llegó procedente de la prisión de Alcalá de Henares, saltó a la luz pública el pasado año por prohibir a las reclusas tomar el sol en "top-less" en la piscina para proteger "el principio de dignidad que pudiera verse afectado”.   Además, desde hace unos quince días, la centralita del centro penitenciario se encuentra estropeada. Si bien siguen funcionando algunas líneas al exterior, los teléfonos inter-modulares, que permiten avisarse entre funcionarios en caso de algún incidente, no están operativos.   Actualmente los trabajadores del centro se ven obligados a usar los “walkie talkies” para comunicarse dentro de la prisión como es habitual, pero reconocen que la existencia de inhibidores de frecuencia en la misma, y las interferencias que se crean con los que dispone la cercana prisión de Madrid II crean muchos problemas para las comunicaciones.

 

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