La actitud de Zapatero de suscitar dudas sobre su candidatura es “una incomprensible ligereza” según El País, que se opone a que se quede sólo como líder del PSOE
Es “una incomprensible ligereza". Así enjuicia hoy El País, en su editorial principal, la actuación del presidente del Gobierno, que el lunes, con los comentarios que hizo durante la copa navideña de La Moncloa, planteó la duda sobre si será o no candidato en las próximas elecciones generales.
Convertir en adivinanza el relevo en una de las principales fuerzas del país, o del Gobierno, es una ligereza, dice el periódico, pero mucho más cuando quien lo hace es el inquilino de La Moncloa y secretario general del PSOE.
Zapatero está en su derecho de dar paso a otro líder de su partido, pero no puede decidirlo como si fuera parte de un juego privado, tratándose de una decisión que “afecta a las instituciones, a la credibilidad del país ante las incertidumbres de la crisis, y, también, a los millones de ciudadanos que le dieron su voto".
Si ha decidido retirarse, hace tiempo que tendría que haber diseñado la estrategia de un relevo que no será sencillo. La impresión que transmite es que no tiene estrategia.
Añade El País que, a efectos de la crisis económica, y de las propias expectativas electorales, abrir un proceso de primarias en las que Zapatero renunciara a ser cabeza de cartel pero mantuviera la secretaría general del partido “resultaría una operación suicida”. Algo parecido ocurriría si cede ahora la presidencia del Gobierno a otro líder. Y la celebración de un congreso extraordinario distraería de la obligación de gobernar.
La gravedad de la encrucijada, en la que un grave revés electoral pondría en discusión el futuro del socialismo, no permite jugar a las adivinanzas.
