Zapatero quiere seguir lejos de “los poderosos”, los grandes financieros y los famosos. Celebró su cumpleaños con una comida privada en León y regresó por la tarde a Moncloa

El presidente del Gobierno sigue siendo fiel a sí mismo, seis años después de llegar a La Moncloa. Para celebrar su 50 cumpleaños optó por una comida íntima en León, con familia y sin amigos. No hubo fiesta, ni extraordinarios. Ni invitados de postín. Personas de su entorno lo explican: “eso no va con él”.

Según ha sabido El Confidencial Digital, ha vuelto a tratarse de una decisión personal del presidente. Si habitualmente quiere estar cerca de los suyos, con mayor motivo en esta ocasión. Ahora, ha dicho, toca estar pendiente de “cosas muy serias” relacionadas con la crisis económica que atraviesa el país y preparar varios desafíos para el nuevo curso. De ahí el bajo perfil de su onomástica.

Fuentes cercanas al presidente han confirmado que la celebración consistió en un escueto almuerzo, reservado exclusivamente a su círculo más cercano. Es decir, en la comida estuvieron presentes su mujer, Sonsoles Espinosa, y sus hijas; su padre y su hermano Juan, con sus propios allegados. Estos fueron los comensales. Nadie más fue convocado.

Las mismas fuentes, acostumbradas a tratar con Zapatero, explican a ECD que el líder del PSOE continúa evitando rodearse de gente de poder. “A Zapatero no le han gustado nunca los poderosos”, señalan, “no congenia con ellos”. Sólo hay que ver – agregan- de quién se suele acompañar cuando tiene ocasión.

Efectivamente, su entorno está formado siempre por los amigos de toda la vida, su familia (su padre, su mujer, sus hijas), sus compañeros de León. En todos estos años, no ha ampliado ese círculo íntimo, ni se ha rodeado de grandes empresarios, de financieros, de famosos… “Eso no va con él”, añaden las mismas fuentes. Nada que ver con el modo de entender el poder que tenía su predecesor en el PSOE, Felipe González, por ejemplo.

Este ha sido, por cierto, el motivo de sus grandes roces con el Grupo Prisa. Como ya se ha contado en estas páginas, nada más hacerse con las riendas del Partido Socialista, el político leonés lanzó el siguiente aviso a navegantes, que ha cumplido hasta ahora a rajatabla:

-- “No quiero heredar ni los amigos, ni los enemigos del ‘felipismo’. Con esta convicción voy a dirigir este partido”.

La sentencia es bien conocida entre los socialistas, pues ha estado vigente durante estos años como un lema inalterable. De ahí la frustración de los directivos del Grupo Prisa que lleva años intentando, a través del concurso fundamentalmente de Juan Luis Cebrián, recuperar el papel que esa compañía jugaba en La Moncloa, en la década de los 90. Ha sido en vano.

De ahí que la cita de ayer en León haya sido tan parca en invitados.

Por otro lado, ECD ha podido saber que Zapatero tampoco quiso alargar mucho la celebración. En la misma tarde del miércoles regresó a Madrid, para seguir trabajando en La Moncloa. Por la mañana, aprovechó para hablar personalmente con el primer ministro libanés, Saad Hariri, para interesarse por la situación en el país tras los violentos enfrentamientos con Israel.

 

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