Los ‘apestados’ de Vox, la peregrinación de Junqueras al banco azul y los gestos a los dirigentes de los grupos

La otra crónica de la agitada sesión constitutiva de las Cortes Generales

Sesión constitutiva del Congreso de los Diputados en mayo de 2019.
Sesión constitutiva del Congreso de los Diputados.

“Desde su creación ateniense, la democracia siempre ha tenido algo de espectáculo”. Meritxell Batet, nada más ser elegida presidenta del Congreso de los Diputados, hizo esta reflexión antes de pedir respeto y una acción que no avergüence a los ciudadanos españoles.

Pese a ello, la sesión constitutiva de la XIII Legislatura del Congreso celebrada este martes 21 de mayo tuvo mucho de espectáculo, y en muchas ocasiones con tensión y conflicto entre grupos políticos.

Si en los años del bipartidismo casi perfecto de PSOE y PP este primer pleno era un mero trámite para elegir al presidente de la cámara, la irrupción de Podemos en enero de 2016 provocó que la sesión constitutiva fuera mucho más entretenida: el bebé de Carolina Bescansa, las fórmulas poéticas o reivindicativas para prometer el cargo...

Vox: rodeado, ignorado...

Tres años después, la sesión de constitución de la cámara baja del Congreso de los Diputados fue aún más variopinto. Si los diputados del PSOE, el PP y Ciudadanos mantuvieron, en general, un perfil bajo, los nuevos 24 representantes de Vox introdujeron más agitación a la que también aportaron los diputados de Unidos Podemos, de ERC y JxCAT (presos del procés incluidos) y otros partidos nacionalistas.

Abascal y los suyos madrugaron para colocarse en los escaños más bajos de la tradicional zona del PSOE, lo que provocó indignación, auténtico cabreo entre los socialistas. Al situarse en esa zona, los miembros de Vox estuvieron ‘rodeados’: debajo tenían al Gobierno socialista, y encima estaban los diputados del PSOE a los que habían ‘usurpado’ su bancada y el grupo parlamentario de Esquerra Republicana de Catalunya, con el preso provisional Oriol Junqueras como líder.

Esa situación ‘en territorio comanche’ provocó que los diputados de Vox fueran prácticamente ignorados por el resto de parlamentarios. Apenas recibieron saludos: sólo Santiago Abascal y los diputados más cercanos a él (Iván Espinosa de los Monteros, por ejemplo) estrecharon la mano de Pedro Sánchez cuando el presidente llegó a su escaño y se encontró con la sorpresa de no tener detrás de él a los 123 diputados del Grupo Socialista, sino a algunos de los que serán unos de sus más fieros críticos en esta legislaturas.

Además, al ser casi todos ellos nuevos en el Congreso -la mayoría, nuevos en política-, los diputados de Vox no participaron en los saludos, algunos más afectuosos, otros más formales, que hubo entre diputados de PSOE, PP, Cs, Unidas Podemos, PNV, Compromís, Coalición Canaria, ERC, JxCAT (antes PDeCAT)..., que al reencontrarse después de estos meses de parón parlamentario sí se saludaron.

Hubo algunas excepciones. Por ejemplo, Ignacio Gil Lázaro, que fue diputado del PP durante un buen número de legislaturas, sí saludó y charló con algunos de sus ex compañeros de grupo parlamentario, pese a que haya vuelto a la Carrera de San Jerónimo como diputado de Vox por Valencia.

...y atacado: “No pasarán”

Además de indiferencia en el trato, los diputados de Vox también recibieron gestos de rechazo. O al menos así lo quisieron expresar representantes de partidos de izquierdas, que por aversión a Vox lucieron distintas camisetas o expresaron consignas contra lo que ellos consideran el “fascismo” representado por la formación de Santiago Abascal.

 

Hubo diputados del PSOE con camisetas a favor del colectivo LGTBI, así como al menos un diputado de ERC y una diputada de En Comú Podem que se vistieron con camisetas con un puño en alto y el lema “No pasarán”, utilizado en el Madrid de la Guerra Civil como consigna de resistencia frente a la ofensiva de las tropas sublevadas contra la capital de España.

Además, algunas de las fórmulas de toma de posesión del cargo de diputado parecían dirigidas a atacar a Vox: por ejemplo, una representante de Esquerra Republicana dijo bien alto, justo encima de los bancos del partido de derecha radical, que prometía “¡Contra el fascismo...!”, a voz en grito.

Pablo Iglesias juró con Adolfo Suárez

Sin duda, el momento de mayor alboroto fue todo el tiempo dedicado a que los 350 diputados del nuevo Congreso juraran o prometiera sus cargos. Como se ha indicado antes, la mayoría de miembros de la cámara (los de PSOE, PP y Ciudadanos, 248 de 350) se limitó a levantarse de su escaño y responder “sí, juro”, o “sí, prometo” al llamamiento de la Mesa.

En esos partidos, sólo se desmarcó Albert Rivera, que tras escuchar los juramentos “por la república”, “por la libertad de los presos políticos”... decidió responder “Sí, prometo defender la Constitución”.

Uno de los miembros de la Mesa que se turnó para leer la lista de diputados llamados a jurar o prometer fue Adolfo Suárez Illana. El diputado del PP e hijo del primer presidente de la democracia fue quien llamó, por ejemplo, a Pablo Iglesias y a Oriol Junqueras; por cierto, que el ex vicepresidente del Govern de Cataluña llevaba apuntado en un papel la fórmula que iba a utilizar, con una falta de ortografía en castellano (“Des del compromiso republicano...”).

Hubo juramentos en catalán y en vasco (por ejemplo, diputados de EH Bildu como Jon Iñarritu), y hasta el diputado del Partido Regionalista de Cantabria se explayó en su promesa del cargo. En algún caso, como Ana Pastor, hubo quien extendió la mano hacia abajo, como en las juras ante el rey, que hay una Constitución y/o una Biblia en una mesa.

Los diputados de Vox acordaron seguir con la fórmula estrenada en el Parlamento de Andalucía, y respondieron “Por España, sí juro”. A Javier Ortega Smith, por ejemplo, se le escuchó el juramento de forma clara y potente en el hemiciclo. El primer juramento, el de Abascal, fue respondido con aplausos; curiosamente, también algún juramento de ERC (por ejemplo, la hermana de Dolors Bassa, también en prisión provisional por el procés) tuvo como respuesta una ovación de sus compañeros, algo totalmente inusual en este tipo de ceremonias.

Las fórmulas “imaginativas” de los independentistas y de Unidas Podemos suscitaron en un principio murmullos, y después una reacción repetida por parte de diputados de Vox; golpes en la madera de los escritorios del Congreso, pataleos, abucheos... un ruido que en ocasiones se volvió notablemente alto, lo que a su vez llevaba a esos diputados de izquierdas e independentistas prácticamente a gritar.

Una vez acabado el pleno, un diputado de Vox justificaba así la reacción de su grupo contra esas promesas “por la república”, “por los presos políticos”: “Es que estaban mintiendo con lo que decían. En ninguna otra democracia les dejarían que dijeran eso”.

Junqueras, de peregrinación

Junto a la novedad de Vox, la otra gran “atracción” de esta sesión constitutiva del Congreso fue la presencia de diputados de ERC y Junts per Catalunya que están en prisión provisional y que están siendo juzgados por delitos de rebelión, sedición, malversación y/o desobediencia por el intento secesionista en Cataluña de otoño de 2017.

Su entrada en el hemiciclo (entre aplausos de los independentistas) se produjo no por el pasillo por el que se llega de forma normal, sino por una puerta lateral. La Guardia Civil les había conducido al Congreso desde las cárceles en las que están internados.

De los cuatro presos, hubo dos actitudes diferenciadas. Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull se dedicaron sobre todo a saludar y charlar con diputados de su grupo y de otros partidos independentistas o con dirigentes de Podemos, sobre todo de En Comú Podem como Jaume Asens.

Por contra, Oriol Junqueras optó por quedarse en su escaño, si acaso cambiar en alguna ocasión a otro asiento de su grupo parlamentario, y hablar con sus diputados.

Pero también aprovechó todas las ocasiones en que tuvo que levantarse para ir a votar en la urna situada en la presidencia del hemiciclo. Tras volver de depositar su voto, en las lentas colas que se formaron, Junqueras protagonizó una de las imágenes de la jornada: al llegar delante del escaño de Pedro Sánchez, le extendió la mano y saludó al presidente del Gobierno. Después volvió a saludarle, cuando intercambiaron esas palabras de “Tenemos que hablar”.

Junqueras no se quedó en esos contactos con Sánchez. Realizó una verdadera peregrinación por el banco azul, en el que se sientan los ministros. Habló un buen tiempo con Josep Borrell, ministro de Asuntos Exteriores y catalán.

También intercambió algunas palabras con dos ministros relevantes desde el punto de vista de su actual situación como preso y procesado en el Tribunal Supremo: Fernando Grande-Marlaska, de Interior, y Dolores Delgado, de Justicia. Junqueras tuvo una breve conversación con Isabel Celáa, ministra de Educación y portavoz del Gobierno, y por ejemplo José Luis Ábalos (Fomento) tuvo un gesto de confianza con él al palmearle la espalda, así como Magdalena Valerio y Reyes Maroto.

Los diputados más cercanos a sus líderes

Como se ha dicho, la distribución de los escaños del hemiciclo fue prácticamente espontánea, en el sentido de que no estaba aún fijado el lugar de cada diputado. Pese a ello, el repaso a los diputados que se sentaron más cerca de los líderes de cada partido apunta ciertas pistas de qué parlamentarios tendrán relevancia en sus grupos.

Pablo Casado situó junto a él a su mano derecha, Teodoro García Egea. En la siguiente butaca se sentó Ana Pastor, la presidenta saliente de la cámara y candidata del PP a repetir, que fue elegida vicepresidenta y por tanto tuvo que cambiar de sitio.

El siguiente era José Antonio Bermúdez de Castro, y llama la atención su presencia porque es de los pocos que sobrevive de la anterior etapa del PP. Fue secretario general del Grupo Popular en anteriores legislaturas, por ejemplo con Rafa Hernando. Durante el pleno, Bermúdez de Castro se acercó en varias ocasiones a hablar al oído de Casado, que le escuchaba atentamente.

En esa primera fila también estaban el joven canario Guillermo Mariscal (que apoyó a Casado en las primarias), José Ignacio Echániz...

Ya en segunda fila se sentaron Marta González (secretaria de Comunicación del PP), y dos mujeres que se perfilan también para ganar protagonismo en el grupo parlamentario: la ex ministra Isabel García Tejerina, y la alcaldesa de Logroño Cuca Gamarra, una sorayista rescatada por Casado.

Más alejada quedó Cayetana Álvarez de Toledo, diputada por Barcelona y uno de los fichajes de Casado para tratar de inyectar un revulsivo en su campaña. Eso sí, Álvarez de Toledo quedó justo en la orilla, como Casado. Y perdido entre la bancada popular se situó otro fichaje personal de Casado, Juan José Cortés.

La situación de Ciudadanos fue algo más incómoda. Compartió parte del tercio derecha del hemiciclo con el PP, pero “arrinconado” a un lado. Albert Rivera sólo pudo sentar a su lado a otro diputado, y eligió a José Manuel Villegas, secretario general de Ciudadanos y uno de sus hombres de confianza.

Juan Carlos Girauta (hasta ahora portavoz) quedó en tercera fila, visible en la orilla, mientras que justo encima de Rivera, en segunda fila, se estrenó Inés Arrimadas, que tenía a su lado a Marcos de Quinto y a Sara Giménez, la candidata naranja a la presidencia de la cámara.

También llamativa fue la distribución de Unidos Podemos. Al lado de Pablo Iglesias se sentó Irene Montero, la hasta ahora portavoz parlamentaria. Pero los otros dos asientos a su lado -fronterizos con Junts per Catalunya- no fueron para otros portavoces adjuntos (Ione Belarra), sino para Alberto Garzón, el líder de IU, y para una novedad en Unidas Podemos: Jaume Asens.

El ex teniente de alcalde de Barcelona con Colau se sitúa así en una posición de confianza respecto a Iglesias. Desde su escaño, habló un buen rato con los presos Josep Rull, Jordi Turull... no hay que olvidar que Jaume Asens, como abogado, “asesoró” a miembros del Govern de Puigdemont sobre su huida de España tras la declaración de independencia en el Parlament de Cataluña.

ERC colocó a Oriol Junqueras y a su lado a Gabriel Rufián, mientras que JxCAT optó también por situar a tres procesados en prisión provisional: los ex consejeros Rull y Turull, y en el lugar más destacado a Jordi Sànchez (ex presidente de la ANC), su número uno en estas elecciones generales. La ya diputada en la anterior legislatura Miriam Nogueras les iba explicando detalles, así como a la ex consejera Laura Borràs.

En cuanto al PSOE, su portavoz Adriana Lastra se sentó en el sitio dejado por Vox, más arriba de la habitual. A su lado, Meritxell Batet como candidata a la presidencia del Congreso, y más allá Rafael Simancas, Felipe Jesús Sicilia y el sevillano Francisco Salazar, un hombre muy importante en el PSOE de Sánchez: clave en su campaña para ganar las primarias tras ser defenestrado, el líder socialista le situó como secretario de Acción Electoral de la Ejecutiva Federal y al llegar a Moncloa le nombró director de Análisis y Estudios de Presidencia del Gobierno.

Por la maniobra de Vox, algún socialista destacado como Patxi López (lehendakari vasco, presidente del Congreso, aspirante a la secretaría general del PSOE) quedó prácticamente escondido en la última fila, donde por cierto se situará Pablo Echenique, el secretario de Organización de Podemos, ya que es el lugar que se considera más habilitado para personas con movilidad reducida.

Y Vox, más allá de la anécdota del socialista José Zaragoza a la izquierda de Abascal, se sentaron Iván Espinosa de los Monteros y Javier Ortega Smith, Manuel Mariscal (de comunicación)...

Los padres de Batet

La sesión del Congreso dejó otros momentos llamativos:

-- El reencuentro jerezano de Arrimadas: la líder de Ciutadans en Cataluña fue abordada por una periodista, Paloma Cervilla (ABC), que se presentó como su paisana. Cervilla, como Arrimadas, nació en Jerez de la Frontera (Cádiz). Pero es que, además, la periodista conoce a familiares de Arrimadas, e incluso charlaron del primer jefe que tuvo la diputada de Cs.

-- ¿Las cartas de Puigdemont?: cuando los diputados en prisión provisional se acercaron a votar al presidente del Congreso, otros diputados -críticos con el independentismo- comentaron con ironía si los papeles que llevaban, los votos, eran en realidad “las cartas de Puigdemont”, en referencia a que el ex presidente catalán huyó y les dejó a ellos enfrentarse a la justicia.

-- Los padres de Meritxell Batet estuvieron en la tribuna de invitados para ver en directo como su hija de convertía en presidenta del Congreso. Durante el recuento, su madre se asomó para lanzarle un beso.

-- Confidencias de Jordi Sànchez con Meritxell Batet y Adriana Lastra.

-- Ana Oramas habló con Pedro Sánchez, en lo que parecía una conversación para darle explicaciones.

-- Inseparables Jordi Sànchez, Rull y Turull. Compartieron bancada con Podemos y Alberto Garzón, aparte de Jaume Asens, fue el que más habló con ellos. También, en el recuento de la votación final entre Batet y Pastor, Iglesias y Montero estuvieron hablando largo y tendido con Rull.

-- Los independentistas no se levantaron a aplaudir la proclamación de Batet como presidenta. Jordi Sànchez, sentado desde su escaño, miró a todos lados para saber quién aplaudía y quién no.

-- Con la votación de las vicepresidencias, los independentistas sólo aplaudieron a Gloria Elizo, de Podemos.

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