A cabezazos contra el Patrol de la Guardia Civil y la pared de urgencias. La reacción del etarra de la bici cuando fue detenido

Es una táctica habitual que los miembros de ETA que son detenidos por las Fuerzas de Seguridad denuncien que han sido agredidos y torturados. Uno de los últimos pistoleros interceptados por la Guardia Civil quiso provocarse lesiones delante de los agentes.

Fuentes que participaron en la detención de Ibai Beobide explican a El Confidencial Digital que en el momento en que los agentes del GAR introdujeron al terrorista en el Patrol del grupo de elite de la Benemérita, éste comenzó a golpearse la cabeza contra los cristales y la chapa del vehículo.

Los guardias civiles redujeron a Beobide, con el objetivo de que no se produjera heridas. Pero, según la versión de los agentes, el etarra ya tenía algunos golpes en el rostro. Decidieron, entonces, trasladarlo al hospital de San Sebastián para que un facultativo le atendiera de sus heridas, tanto en la cabeza como en un brazo.

En el centro sanitario, aseguran las fuentes policiales, el pistolero continuó con sus intentos de autolesionarse. También en el box del hospital, el terrorista se dio algún cabezazo contra la pared. El médico le aplicó, asegura el diario Gara, “un punto de sutura y una pomada”. En el parte oficial del sanitario consta que el paciente intentó autolesionarse.

ECD ha podido conocer que la zona donde fue detenido Beobide, entre Asteasu y Villabona, estaba catalogada como un lugar de paso de terroristas. La Guardia Civil tenían indicios de que los etarras podían desplazarse andando por el monte o, como su caso, en bicicleta.

A pesar de la reacción violenta del terrorista de intentar autolesionarse, Beobide no hizo en ningún momento amago de empuñar la pistola que llevaba consigo.

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